Análisis prohibidos

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Por José Valdez

Si fuera posible, el capitalista aumentaría la jornada de trabajo hasta las veinticuatro horas, pues cuanto más larga es, más plusvalía se crea. El obrero, por el contrario, tiene interés en reducirla. Se produce así la lucha por acortar la duración de la jornada de trabajo. Iniciada en los países capitalistas con las primeras acciones obreras, a comienzos del siglo XIX, no se vio interrumpida nunca. De ahí que los capitalistas no puedan alargar ilimitadamente la jornada. La producción de plusvalía absoluta sigue actualmente en los países capitalistas la vía de la intensificación del trabajo.