Verónica Gómez Díaz
Directora de Comunicaciones
En días recientes, con motivo del 18° aniversario del Centro Internacional Miranda, celebramos nuestro primer concurso fotográfico. Participé con una serie fotográfica de la Nao Leander, ubicada en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda. Estando allí, además de las imágenes cautivadoras, se percibe el aroma de 700 m3 de madera, 4 millones y medio de clavos, en una embarcación de cuatro cubiertas de 40 m. de largo, 4,4 m. de ancho y 7,5 m. de altura sin contemplar los mástiles, que albergaron una tripulación de 200 marinos. Esta corbeta traduce el ingenio de Miranda: veloz y fuerte, como hoy deben ser nuestros anhelos.
De repente, apareció como enviado por la providencia un soldado guariqueño, a quien le fue encomendada la labor de restaurar y preservar el museo Leander, junto a 160 hombres y mujeres venezolanos, en nueve meses. Su labor se traduce día a día en ofrecer una energía colectiva de respeto, majestad y un profundo amor por nuestra identidad. Se trata del Capitán Carlos Vicente Torrealba, a quien agradecemos su esfuerzo vital en esta y otras obras históricas fundacionales.
Continuando esta visita repleta de simbolismos, encontré no menos de cuatro veces la flor de lis, que representa honor, valor, libertad y justicia.
Además de la flor de lis, me detengo en otros tres cuidados detalles en esta embarcación. El primero es una pintura de Miranda acompañado de los Diez mártires de la libertad, a quienes recordó como verdaderos merecedores de los honores y homenajes por la Junta de Caracas de 1810, que fueron ahorcados, descuartizados y dispersados en 1806, sin imaginarse nunca que serían las semillas fértiles de nuestra libertad. El segundo monumento que resalta es el proyecto escultórico de Alejandro Colina, en homenaje al indio Guaicamacuto, que se encuentra en la cubierta de fuego y representa el liderazgo espiritual y guerrero del poblador originario. Finalmente, el tercer símbolo que quiero resaltar hoy es la presencia clandestina en su vientre de la imprenta como herramienta para la libertad, para la cultura y para la igualdad. En el Leander navegaron no sólo marineros, sino soñadores y románticos, pertenecientes a castas sociales de Europa y América del Norte, que compartieron principios sublimes, soportados en los tres faroles de la nave insignia: la Prosperidad, la Libertad y la Lealtad, como fuentes de nuestra cromática bandera.
Esta visita al Leander, además de mágica y sin tiempo, es el recordatorio diario, que aún en medio de las mayores dificultades, tenemos el derecho y el deber de contribuir con disciplina, respeto, honestidad, sacrificio y lealtad, a construir nuestra querida Venezuela.
Fuente: fcim.over-blog.com
Fundación Centro Internacionaal Miranda