Por Yoselina Guevara L.
El conflicto Rusia-Ucrania está despertando el interés del mundo no
solo en el enfrentamiento que se está desarrollando en las puertas de Europa,
sino en las posibilidades que otras confrontaciones puedan hacer estallar una
guerra de grandes dimensiones. La tensión, incluida la militar, en la península
coreana, que ya había aumentado considerablemente durante 2022, no
muestra signos de remitir. Al contrario, los acontecimientos de las últimas
semanas apuntan a un posible empeoramiento en las próximos meses.
Corea del Norte reanudó sus pruebas de misiles y lo hizo a lo grande,
volviendo a lanzar el 18 de febrero un misil balístico intercontinental, el
Hwasong-15; le siguieron de cerca algunas pruebas con misiles de corto
alcance y de crucero. La hermana del líder norcoreano Kim Yo Jong, advirtió
que seguirán más lanzamientos a menos que Estados Unidos detenga los
ejercicios militares con Corea del Sur. Por su parte el gobierno de Seúl quiere
imponer nuevas sanciones selectivas a Pyongyang en respuesta a las últimas
acciones militares; al parecer, contra cuatro personas y cinco instituciones
implicadas en los programas de desarrollo nuclear y de misiles de Corea del
Norte.
Amenaza nuclear
La estrategia por parte del gobierno de Kim Jong Un es bastante clara
desde hace tiempo, la constante demostración de su potencial militar, con lo
cual suele responder a las provocaciones de Corea del Sur quien también
reacciona consuetudinariamente con una retórica de condena oficial. Esto ha
hecho que inclusive sean ambos gobiernos tan predecibles que se pierda
interés en el espectro noticioso que generan. Pero se debe prestar atención,
porque lo mismo sucedió con el conflicto en el Donbás, llegando a parecer muy
lejana e improbable una operación militar rusa en territorio Ucraniano con el
conocido desenlace que estamos viviendo hoy.
El 12 de enero de 2023 el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol,
declaró “es posible que la amenaza norcoreana se intensifique. En ese
momento, nuestro país introducirá armas nucleares tácticas o las construirá por
su cuenta. En este último caso, podemos obtener nuestras armas nucleares
con bastante rapidez, dadas nuestras capacidades científicas y tecnológicas”.
El peligro de estas acciones es la certera posibilidad que Seúl pueda recurrir a
la energía nuclear como medida defensiva, generando un conflicto de grandes
dimensiones en el continente asiático.
Alianza Seúl, Washington y Tokio
La estrecha relación entre Corea del Sur- Estados Unidos indica que el
momento de construir su armamento nuclear está cerca, dadas las carencias
que a nivel militar le está generando el conflicto Rusia-Ucrania y su continúo
abastecimiento de armas a Kiev. Por otra parte el dominio estadounidense en
Corea del Sur se evidencia en el hecho que se han vuelto frecuentes y
habituales los ejercicios militares regulares entre Washington y Seúl, no solo
aéreos sino también navales, en los que curiosamente últimamente participó
Japón. No olvidemos que en el territorio surcoreano se encuentran actualmente
apostados 28.500 soldados norteamericanos.
Pyongyang sigue condenando estas acciones como amenazas a su
propia seguridad y respondiendo a la presión militar con más presión, lo que
eleva la situación a niveles muy altos de tensión, especialmente con vistas al
próximo inicio de las maniobras conjuntas masivas en primavera a través de la
consabida alianza Seúl, Washington y Tokio. Esta asociación de seguridad
forma parte de un objetivo estratégico al que Estados Unidos aspira desde
hace tiempo en respuesta a las crecientes amenazas norcoreanas. Pero a la
vez puede tener relación con el enfrentamiento con la República Popular China
y el expansionismo de Estados Unidos en el continente asiático,
involucrándose de una u otra manera en todos los conflictos que están en
desarrollo en esa zona del orbe.
Paraguas nuclear estadounidense
Los políticos surcoreanos han renegado de la opción nuclear durante
décadas, alegando que el llamado paraguas nuclear estadounidense es
suficiente para mantener al país a salvo de Corea del Norte. Las declaraciones
del surcoreano Yoon, sin embargo, podrían marcar un antes y un después en
la historia de la seguridad nacional de Seúl. Entre otras cosas porque, mientras
tanto, se han producido dos acontecimientos de especial importancia en la
región.
El primero es que Japón ha optado por la vía del rearme, queriendo
construir un sistema de defensa que no dependa exclusivamente del llamado
paraguas estadounidense. Teniendo en cuenta que Seúl y Tokio son socios de
Estados Unidos, pero que existen antiguos rencores y disputas histórico-
territoriales entre los dos países asiáticos, los surcoreanos temen que el
cambio de ritmo japonés pueda suponer un problema. El segundo punto se
refiere a Corea del Norte, como se ha visto Pyongyang está probando decenas
de misiles. En caso de escalada, ¿hasta dónde querrá y podrá Estados Unidos
defender a Corea del Sur? Entre temores e incertidumbres, la opción nuclear
ha tomado así fuerza. Es necesario señalar que en la superficie la política de
Washington sigue siendo librar a la península coreana de las armas nucleares.
Uno de los temores del Pentágono es que si Seúl obtuviera armas nucleares,
esto podría desencadenar una carrera armamentística regional; y al poseer
armas propias se alejaría de su órbita de dominación.
Firmas incumplidas, lejos la diplomacia
Evidentemente el tema de las Coreas preocupa a China y debe haber
encendido las alarmas en Pekín, porque lo sitúa dentro de una dinámica
regional y mundial más amplia. En cualquier caso, Corea del Sur es signataria
del Tratado de No Proliferación Nuclear, que prohíbe al país obtener o construir
armas nucleares. Seúl también firmó una declaración conjunta con Corea del
Norte en 1991, en la que ambas Coreas se comprometían a “no ensayar,
fabricar, producir, recibir, poseer, almacenar, desplegar ni utilizar armas
nucleares”. Pyongyang ha incumplido el acuerdo realizando hasta seis ensayos
nucleares desde 2006; pero Seúl no se ha quedado atrás amenazando la
seguridad regional con ejercicios militares en alianza con Washington.
Lo lamentable es que el instrumento de la diplomacia sigue siendo
relegado a un último lugar y al contrario, pese a los avances de la humanidad,
el uso de la fuerza para resolver situaciones de crisis es el método preferido de
casi todos los países envueltos en estados de tensión y en el caso de las dos
Coreas pareciera ser una opción no descartable. La reciente lección del
Conflicto Rusia-Ucrania sigue sin ser aprendida por los poderosos de la
humanidad.
Yoselina Guevara López: comunicadora social venezolana, analista política,
articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido
al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional
de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela); I Concurso Memoria Histórica
Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar.