Por Yoselina Guevara
Este jueves 28 de julio presidentes Xi Jinping y Joe Biden, sostuvieron una conversación telefónica durante más de dos horas, en uno de los momentos de mayor tensión entre China y Estados Unidos debido a la situación de seguridad en torno al estrecho de Taiwán ,el supuesto plan de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, de visitar la isla de Taiwán y la aprobación de la Ley norteamericana de Chips y Ciencia.
Este intercambio comunicacional entre ambos mandatarios es importante porque es un signo de que aún hay espacio para la diplomacia y sigue existiendo entre ambas potencias la voluntad de gestionar sus diferencias mediante el diálogo; aunque se debe tomar en cuenta que la presión económica por la cual está atravesando Estados Unidos es también una de las razones claves por las cuales se mantienen abiertos los canales diplomáticos.
A través de las agencias de prensa se conoció que los dos presidentes mantuvieron una sincera comunicación e intercambio sobre las relaciones entre China y Estados Unidos tratando los asuntos de interés mutuo. Por su parte el primer mandatario chino criticó abiertamente la política de Estados Unidos sobre China, incluyendo su estrategia que la coloca como un “rival primario”.
Esto demuestra que Pekín siempre se ha negado a definir las relaciones entre ambos países desde la perspectiva de ser rivales o en el peor de los casos como enemigos, porque esto podría conducir a los peores escenarios.
El presidente chino volvió a advertir a la parte estadounidense sobre la seriedad y la importancia del tema de Taiwán, el cual está muy claro, al igual que los hechos y el statu quo de que ambos lados del Estrecho de Taiwán pertenecen a una misma China.
Los tres comunicados conjuntos de Pekín y Washington encarnan los compromisos políticos asumidos por ambas partes, y el principio de “una sola China” es el fundamento político de las relaciones entre China y Estados Unidos.
En este sentido Xi Jinping manifestó que la China se opone firmemente a los movimientos separatistas de Taipéi y a la interferencia de fuerzas externas, agregando que nunca permitirán ningún espacio para las fuerzas que sostienen la llamada “independencia de Taiwán”. El mandatario chino hizo referencia a la posición del gobierno y el pueblo chinos sobre la cuestión de Taiwán la cual es coherente, y es la de salvaguardar resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial de China, señalando que es la firme voluntad de los más de 1.400 millones de chinos. El presidente Xi Jinping declaró que “no se puede desafiar a la opinión pública. Los que juegan con fuego perecerán por ello. Es de esperar que
Estados Unidos tenga esto claro”.
Esta es evidentemente una clara y contundente advertencia, que se
suma a las ya hechas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Defensa Nacional de China, por lo cual si la señora Nancy Pelosi insiste en su provocativo plan de visitar Taiwán, su país se enfrentará a graves consecuencias en las cuales nada está descartado. Como lo hemos señalado en otros artículos Biden y Pelosi están divididos sobre el posible viaje de la presidenta a la isla, ya que Pelosi está considerando las elecciones de mitad de período y sus propios intereses políticos. Mientras que el presidente de Estados Unidos lo analiza desde la perspectiva de la Casa Blanca, es decir como responsable de los intereses nacionales de Washington.
La norteamericana ley de Chips y Ciencia
A las tensiones generadas por la posible visita de Pelosi a Taiwan se agrega la reciente Ley de Chips (Creating helpful incentives to produce semiconductors) y Ciencia aprobada por el Senado estadounidense. La legislación pretende hacer frente a la grave escasez de chips mediante subvenciones masivas a la industria de los semiconductores; 52.000 millones
de dólares a las empresas que los producen en suelo estadounidense y 200.000 millones de dólares para la investigación científica en inteligencia artificial, robótica y computación.El objetivo de la legislación es doble; en primer lugar, impulsar la competitividad de Estados Unidos en la guerra tecnológica contra China y en segundo lugar, para frenar el inevitable declive de la fabricación estadounidense.
La industria estadounidense es líder en el extremo superior de la cadena de valor de los chips, principalmente en lo que respecta al diseño y la investigación y el desarrollo, pero depende de las industrias asiáticas para el extremo intermedio de la cadena; Corea del Sur y Taiwán dominan la producción de componentes básicos, China el montaje de chips. Con esta ley Washington busca independizarse de Pekín en la cadena de valor mundial de
los semiconductores. Para Estados Unidos garantizar la producción nacional de chips es
esencial para una amplia gama de bienes de consumo, así como para los activos militares. No es casualidad que Biden haya calificado la aprobación de la propuesta como crucial para la “seguridad nacional”. Por su parte, la embajada china en Washington ya había comentado que el proyecto de ley parece estar “enraizado en la mentalidad de la Guerra Fría y el juego de suma cero”.
Por ahora están latentes las tensiones entre ambas potencias, la partida
de ajedrez sigue abierta con el portaaviones nuclear estadounidense “Ronald Reagan”, con destino al Mar de la China Meridional. No se puede saber con exactitud cuáles serán los movimientos de las piezas.