San Salvador, 10 de octubre de 2021
Querido pueblo salvadoreño, trabajadores y trabajadoras de todos los rubros, profesionales de todas las áreas, estudiantes de todos los niveles, abnegados campesinos y campesinas, organizaciones populares, luchadores sociales y sectores progresistas y democráticos del país, reciban un fuerte y sincero abrazo de parte de toda nuestra militancia y nuestra dirección nacional.
Este día que nuestro partido, el FMLN, cumple 41 años de lucha venimos a reafirmar nuestro compromiso y nuestra coherencia ética y política para seguir luchando por las banderas de la democracia, la justicia y el socialismo. Son más de cuatro décadas ya de ser parte de la historia de nuestro país, en las que contribuimos a derrumbar los regímenes dictatoriales que se sucedían en el poder para beneficio propio, enfrentándoles como brazo armado de este pueblo y, en 1992, desmontamos a la dictadura militar que llenaba de oprobio a nuestra gente, que manchaba de sangre a nuestra patria y que cegaba la vida de valientes mujeres y hombres nacidos en El Pulgarcito de América.
Esa es la génesis de nuestra lucha: luchar contra todas las injusticias es la misión que el pueblo salvadoreño nos confirió. Ese ha sido nuestro compromiso siempre, porque somos herederos de una heroica tradición de lucha en la que se inscriben la resistencia y enfrentamiento contra el invasor colonial, los próceres independentistas como Pedro Pablo Castillo, la gesta de Aquino y los nonualcos, de Farabundo Martí, Luna y Zapata, de Feliciano Ama y Chico Sánchez, al ejemplo de la indómita Prudencia Ayala y a Teresa Villatoro, valiente mujer unionense integrante del Estado Mayor del General Sandino en Nicaragua; la obra de Roque Dalton y Lil Milagro Ramírez, del aguerrido Rafael Arce Zablah y el pueblo de Morazán, del martirio de Monseñor Romero, de Juan Chacón y Apolinario Serrano, de los comandantes Mélida Anaya Montes y Dimas Rodríguez, de Febe Elizabeth Velásquez y de nuestro gigante Schafik Hándal. Comandante Simón… ¡Hasta la victoria siempre!
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Este es una breve muestra de nuestro árbol genealógico, en nuestras venas corre la sangre de estos verdaderos héroes nacionales, la mayoría de ellos en plena flor de la juventud y portadores de un espíritu irreverentes ante el poder opresor, ¡de ellos y ellas debemos sentirnos siempre orgullosos! A esa estirpe pertenecemos, este es nuestro ADN: la tradición más heroica de luchadores y luchadoras populares.
¿Cómo se le ocurre al dictadorzuelo que nos olvidemos de nuestra historia y de nuestros héroes y mártires? Ni el imperialismo logró derrotarnos, pese a que durante toda la guerra financió y asesoró a la dictadura militar y a sus amos oligarcas.
Por esta historia y ejemplo de tan insignes héroes y heroínas, el pueblo nos brindó su confianza y esperanza. Y llegamos al gobierno nacional en dos periodos consecutivos. ¡Jamás en la historia de este país la izquierda había tenido esta oportunidad! ¡Jamás, en casi 500 años de resistencia contra las clases dominantes, la izquierda había tenido esta oportunidad! ¡Ni se le ocurrió nunca a la oligarquía perder la presidencia del país a manos de un puñado de luchadores revolucionarios, que contaban únicamente con la confianza y esperanza del pueblo!
Y cuando pudimos, en 2009, accedimos a la presidencia de la República gracias al respaldo popular que nos permitió desplazar a las fuerzas más retrogradas y oscuras de nuestro país, a esa oligarquía que se bautizó con la sangre de 30 mil muertos en 1932 y que por años pagó a escuadroneros para que asesinaran a miles de trabajadores y trabajadoras de la ciudad y el campo organizados, así como a cientos de sacerdotes y militantes de la Teología de la Liberación.
A esas fuerzas nefastas les arrebatamos el poder del Ejecutivo en 2009 y emprendimos el camino por cumplir las expectativas de nuestro pueblo, tratando de brindarle muchos beneficios que hasta el momento le habían sido negados, principalmente a los segmentos más empobrecidos de nuestro país a través de una política social que focalizara los recursos del Estado a su favor. Y a partir de ahí durante diez años impulsamos muchos programas sociales y muchas obras de infraestructura para la movilidad de la gente, así como para la mitigación de riesgos y desastres naturales. Pero la deuda heredada era enorme y el enemigo, como fiera herida, incrementó su sabotaje.
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Sin embargo, en el ejercicio del gobierno cometimos un grave error, que no fue el único, pero sí muy grave: entre algunos de nuestros funcionarios del gobierno y algunos dirigentes partidarios creció la prepotencia, la arrogancia y la creencia de sentirse absolutos, que la población debía entenderlos y aceptar sus decisiones, que habían luchado durante años arriesgando el pellejo y que nadie, ni el pueblo, ni nuestra base histórica, ni nuestra militancia debía decirles nada. Y cada vez que había voces contrarias a lo que sus oídos querían escuchar acusaban a estos de indisciplinados, de divisionistas, incluso, de enemigos.
Este grave error lo pagamos con creces porque nos alejó de nuestro pueblo, nos desconectó de nuestras bases con quienes cultivamos una relación histórica en la lucha por un mejor El Salvador y nos golpeó la estrategia de acumulación de fuerzas para enfrentar al capitalismo neoliberal galopante en nuestro país. Todo nuestro acumulado de lucha de más de casi cuatro décadas, lo perdimos en un chispazo por la errónea creencia de que podíamos transformar el país sin el pueblo. ¡Falso!, error garrafal que debemos aprender las nuevas generaciones de luchadores y luchadoras.
A contracorriente de la crisis política que se derivó en el espectro político nacional, emprendimos un proceso de transición hacia una nueva dirección partidaria a todos los niveles, integrada mayoritariamente por jóvenes comprometidos y encachimbados, decididos a enfrentar a este vil enemigo, pero acompañados por todas las generaciones de militantes, en especial, de nuestro férreo destacamento de veteranos y veteranas. No es un punto y aparte con las generaciones precedentes, sino que una profunda integración de generaciones.
Y hoy más que nunca estamos obligados a fortalecer el carácter revolucionario del partido y su capacidad de enraizarse en el pueblo para que este se organice y luche por su verdadero futuro. Las actuales condiciones políticas del país nos demandan reafirmar nuestros compromisos con el pueblo, de luchar contra todas las injusticias sociales y económicas que afectan a los pobres y a los sectores progresistas; y también, reafirmar nuestro carácter democrático, revolucionario y socialista.
Por eso, condenamos toda la demagogia de este gobierno, quien haciendo uso de la manipulación mediática prioriza invertir en fantasías y no en las necesidades básicas de los sectores empobrecidos, condenamos la descarada corrupción del Presidente y su camarilla de funcionarios que han hecho fiesta de los recursos del Estado, condenamos la persecución
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política dirigida no solo a los partidos políticos, sino a los periodistas, intelectuales, actividades, luchadores sociales y profesionales que denuncian la desastrosa gestión gubernamental, denunciamos a este gobierno por someter al pueblo a una inminente crisis producto de las desacertadas decisiones en la economía y producción nacional, por su absurda
prioridad autoritaria y militarista en menoscabo de la educación, el trabajo y la salud de miles de mujeres y hombres de este país.
Este momento actual, también nos demanda mantener nuestra coherencia ética y política, que nos debe conducir siempre a articular todas nuestras de luchas con el pueblo y los sectores populares y democráticos del país, jamás con las fuerzas imperiales y oligárquicas que solo pretenden ocuparnos de carne de cañón para recuperar el poder que les arrebatamos por primera vez en 2009.
Ni por táctica en la actual coyuntura nacional debemos olvidarnos de todas las masacres cometidas por las fuerzas represivas en nuestro país que, no solo fueron financiadas, sino que planificadas y ordenas por la bota imperial contra nuestras bases sociales y contra nosotros mismos: ahí está la operación Quitarle el agua al pez, que arrebató la vida de cientos de niños y niñas, ancianos, mujeres y hombres en El Mozote y el Súmpul, la operación Tierra arrasada, operación El yunque y el martillo, Operación Fénix, Guazapa 10, la injerencista Comisión Nacional de Reconstrucción de Áreas (CONARA) y un largo etcétera.
¿Acaso no fueron claras las palabras del Comandante Che Guevara que hace ya años nos advirtió de los peligros de caer en la falsa ilusión de asociarnos o, tan siquiera, de esperar algo bueno de los imperialistas?
“Al imperialismo ni un tantito así”, dijo Guevara. ¡Cuidadito con resbalarnos en la cascarita, compañeros y compañeras!
Nosotros no estamos para servirle ni a la rancia oligarquía nacional, ni tampoco al arcaico imperialismo, ni mucho menos a la burguesía que ostenta el gobierno, sino que nosotros somos socialistas. Esa es la lección que nos dejó Farabundo, antes que nada, somos antiimperialistas y socialistas, ese principio jamás debemos olvidarlo.
Nuestros únicos aliados son el pueblo y los sectores democráticos y progresistas más avanzados, eso jamás debemos dudarlo. Solo la izquierda organizada en los movimientos
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populares y el FMLN, enraizados en el pueblo, podremos derrotar a esta dictadura. “Ni con burgueses, ni oligarcas y jamás con los imperialistas, nosotros somos socialistas”, esa es nuestra consigna.
¡Qué viva el FMLN! ¡Qué viva el pueblo salvadoreño!
¡Qué vivan los 41 años de lucha del FMLN!
¡Porque la lucha… continúa!
COMISIÓN POLÍTICA
FMLN