Los y las trabajadoras ven constantemente sus ingresos reducidos más y más, por el contrario los dueños de las fábricas y centros de trabajo se lucran y agrandan las cuentas bancarias a su favor. El salario es una forma evidente de las enormes diferencias y abismos entre los que tienen todo y los que no tienen nada.
Bajo el capitalismo, el aumento del salario se produce únicamente como resultado de una empeñada lucha de clases y siempre es una reacción tardía al aumento del valor de la fuerza de trabajo como consecuencia de haber crecido la intensidad de éste. Se produce después de su disminución (por ejemplo, en las fases de reactivación y ascenso que siguen a las crisis económicas) o cuando se ha producido un brusco descenso del salario real por la inflación, la subida impuesta por los monopolios a los precios de los artículos de consumo, aumento de alquileres, de impuestos, etc. Si los obreros renunciasen a la lucha diaria con el capital por el mejoramiento de su nivel de vida, se convertirían, según palabras de Marx, en “una masa insensible de pobres negligentes que no tendrían ya salvación”.
La necesidad de que las y los trabajadores se organicen y demanden sus derechos es más urgente que nunca. el argumento de la inflación esgrimido por los capitalistas es una farsa de la que el estado defensor de la clase minoritaria es cómplice.
El estado les brinda ventajas libres de impuestos a los empresarios, mientras que a la clase trabajadora se les imponen más impuestos directos e indirectos, aumento de la edad de jubilación y/o reducción en las pensiones.
La unidad y solidaridad entre los trabajadores es básica hacer realidad no solamente un aumento salarial digno y justo sino también para hacer valer el respeto a la vida de seres humanos en todos los sentidos.