Herencias antimperialistas

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Foto: tomada de mate amargo

Por Mariano Saravia 

El objetivo es el socialismo, y el camino el internacionalismo. Pero no lo lograremos si antes no reforzamos el antimperialismo

Hoy el mundo pasa por un momento de reconfiguración geopolítica y está naciendo otro mundo. El imperio estadounidense ha entrado en una fase de decadencia final en lo moral, político, económico, civilizatorio. Todavía no en el plano bélico, y eso hace de un imperio mareado y herido uno mucho más peligroso.

Por eso, más que nunca es necesario el internacionalismo y el antimperialismo que heredamos del Che. Es no solo necesario, sino también urgente abonar un pensamiento estratégico que nos haga comprender qué alianzas son las que podrán ahorrarle a la humanidad más sufrimiento. Un internacionalismo que ayude a que el parto de este nuevo mundo sea lo menos doloroso posible. Y eso se conseguirá solo si aseguramos la caída del imperio.

Pero el imperio se resiste, quiere estirar la agonía del mundo. Con sus tentáculos llega a Europa y a Latinoamérica en forma de neofascismo. De ahí que el pensamiento del Che vuelve a disipar la neblina y nos marca el camino: no llegaremos al nuevo mundo, y menos al socialismo, sin internacionalismo, y, sobre todo, sin antimperialismo.

Hoy la tarea es la que emprendía el Che cada vez que armaba el bolso y se subía a un avión con rumbo a Asia, a África, a Latinoamérica, a consolidar un frente antimperialista. O como nos dijo Hugo Chávez: construir un Eje Sur-Sur. El Sur Global.

El objetivo es el socialismo, y el camino el internacionalismo. Pero no lo lograremos si antes no reforzamos el antimperialismo.

Fuente: granma.cu