Nuevo concepto política exterior rusa: una estrategia para mantener la soberanía

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Por Yoselina Guevara López @lopez_yoselina La autora es periodista y analista política. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.

Por Yoselina Guevara López

Este viernes 31 de marzo el presidente Vladimir Putin firmó un decreto
que sienta las bases de las nuevas líneas estratégicas de la política exterior
rusa que sustituye a la versión lanzada en 2016. El líder del Kremlin subrayó
que “debido a los graves cambios ocurridos en el escenario mundial, era
necesario actualizar los documentos estratégicos claves”.

Adaptar la estrategia, mantener la soberanía
Este amplio documento nos define la estrategia de Rusia a nivel de
relaciones internacionales, para quienes se dedican a la geopolítica el análisis
de este punto es crucial e ineludible. Tomando en consideración que una
potencia es un actor geopolítico, la estrategia representa justamente lo que
debe necesariamente alcanzar en el largo plazo, sus necesidades
fundamentales, las prioridades ligadas a su existencia en el mundo, lo que
debe perseguir para no hundirse bajo la presión exterior o bajo el peso de sus
propias incoherencias estructurales. A su vez la definición de la estrategia está
ligada a las características físicas, históricas, culturales, antropológicas,
demográficas y económicas de la comunidad, de la población que vive en ese
espacio territorial. De allí la importancia de este documento, que evidentemente
no nace del capricho circunstancial de un gobernante de turno. A nivel
geopolítico una estrategia equivocada puede provocar el grave riesgo que una
potencia desaparezca, al menos de forma soberana, pasando a formar parte de
la esfera de influencia de otras potencias. Esto nos trae a colación el concepto
de “soberanía”, a veces trillado, pero determinante para el posicionamiento
geopolítico, y el cual está a su vez vinculado a la economía, cultura,
tecnología, el ámbito militar y en general a todos los aspectos bajo los cuales
se perfila un estado.

Estados Unidos la gran amenaza para Rusia
En el caso específico de la Federación rusa, en el centro de este nuevo
concepto de política exterior se encuentra la necesidad de reforzar la soberanía
del país y la realización de un orden mundial más justo y multipolar. En
consecuencia, los Estados Unidos son definidos como la mayor amenaza para
Rusia, “la principal fuente de riesgos para su seguridad y la paz internacional”

por lo que “su prioridad exterior será contrarrestar lo que persiste de dominio
estadounidense en el mundo”.
Es necesario señalar que a partir de 2008 Rusia se dio cuenta que no
obtendría de Occidente el tan ansiado reconocimiento de la legitimidad de sus
intereses y de su condición de potencia o superpotencia. Desde ese momento
empezó a lanzar el mensaje al mundo que estaría dispuesta a defender incluso
con las armas lo que considera sus intereses vitales. Para muchos esto era
solo una simple amenaza, precipitándose los acontecimientos que llevaron a
que en el año 2022 se concretara la operación militar especial rusa en Ucrania
bajo la premisa de la defensa de su seguridad.

La estrategia estadounidense definida ha sido la contención de Rusia, de
allí que la táctica norteamericana aplicada mediante la inclusión en la OTAN de
los países pertenecientes al antiguo bloque soviético (incluida Ucrania) e
históricamente bajo influencia rusa tiene como objetivo justamente contener a
Rusia y empujarla hacia el interior. Estados Unidos cree que si Rusia se
liberara de esta acción de contención, el control de Europa se les haría muy
difícil; la Federación a través de los recursos energéticos había estado
maniobrando con la finalidad de dominar una parte importante del viejo
continente. Los estadounidenses temen perder Europa y consideran que la
contención de Rusia es la táctica esencial para lograr este objetivo estratégico,
por ello el estallido del Conflicto Rusia-Ucrania ha servido a sus intereses. No
obstante Estados Unidos está dominando gran parte de Europa, un ejemplo
claro de cómo se pierde la soberanía.

Rusia se niega al aislamiento de Occidente
El documento del nuevo concepto de política exterior afirma que “Rusia
no se considera enemiga de Occidente y no se aísla de él, no tiene intenciones
hostiles”, subrayando que “Moscú espera que los países occidentales tomen
conciencia de la inutilidad de la confrontación y vuelvan a interactuar en
posición de igualdad”. En el Conflicto Rusia-Ucrania los países de Europa
Central y Oriental, desde Polonia hasta los tres países bálticos más Rumanía,
se han convertido en la vanguardia en la defensa de Ucrania. Luego están los
países occidentales, es decir Alemania, Francia, Italia, España que siguen
estando vagamente a favor del diálogo para la resolución del conflicto pero que
no han hecho nada por llevarlo a cabo porque sencillamente están subyugados
a los mandatos de Washington.

En lo que respecta al aislamiento, la Federación rusa con sus más de 17
millones de km 2 de territorio es un país inmensamente grande que ha
demostrado que es capaz de autoabastecerse, y que además actualmente
mantiene muy buenas relaciones comerciales y económicas con otros países.
A diferencia de los países europeos, que son demasiado pequeños para ser
completamente autosuficientes. Por otra parte Rusia dispone de grandes

recursos, un sector de defensa militar eficaz altamente desarrollado, un gran
mercado interno y una agricultura muy desarrollada.
Así mismo la nueva política exterior rusa menciona que “reviste especial
importancia la profundización integral de los lazos y la coordinación con China
e India”, ya que “el principal objetivo es transformar la región en una zona de
paz, buena vecindad y prosperidad”. El documento señala que la Federación
rusa seguirá profundizando las relaciones mutuamente beneficiosas con
América Latina y el Caribe, incluyendo la cooperación militar, para ayudar a
estos países a afrontar “las presiones de Estados Unidos”.
No cabe duda que Rusia está consolidando las bases de un nuevo
mundo multipolar, donde la soberanía es un elemento preponderante e
ineludible en el establecimiento de las relaciones entre los países. Se continúan
abriendo los grandes caminos que dejaran atrás la existencia de la hegemonía
de los Estados Unidos como dueños absolutos del mundo.