Oficiales Anónimos de Inteligencia de la Fuerza Armada

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Fotografía: Efectivos de la Policía Nacional, alrededor de una víctima.

15 de febrero

Segunda entrega

Autores: Oficiales Anónimos de Inteligencia de la Fuerza Armada.

“De la misma forma, la Policía Nacional siguió los pasos de las otras fuerzas de seguridad, especialmente a partir de la época en que fuera Director General de la misma, el Coronel Osmín Aguirre y Salinas a comienzos de la década de los años treinta.

En dicho período, el principal acontecimiento en el que actuaron las fuerzas de seguridad, y que anunció el esquema posteriormente conocido como “escuadrones de la muerte”, tuvo lugar con los hechos de 1932, protagonizados por Farabundo Martí y el Partido Comunista Salvadoreño.

Para lograr una desarticulación total del movimiento rebelde, se organizaron las llamadas “Guardias Cívicas”. Que eran dirigidas y financiadas por los mismos terratenientes, y que llevaron a cabo buena parte de la actividad de inteligencia y de represión contra los campesinos. El iniciador de esta forma de actuación violenta fue el General José Tomás Calderón, posteriormente Ministro de Defensa. Conocido como “Chaquetilla”, es abuelo del actual alcalde de San Salvador, Armando Calderón Sol, potencial candidato a la Presidencia por el partido gobernante ARENA en 1994.

El sistema que se estableció desde los inicios, de “prestación de servicios”, por parte de las fuerzas de seguridad a intereses privados, sigue vigente hasta hoy . En cada unidad o destacamento de los cuerpos de seguridad y en las policías municipales, existe una determinada cantidad de “supernumerarios”, efectivos que un particular puede solicitar por escrito, pudiéndose proporcionarle la cantidad que desee, siempre que asuma el sueldo de los mismos y su mantenimiento.

Es así como efectivos uniformados de los cuerpos de seguridad cuidaban beneficios de cafe y fábricas, e inclusive trabajaban para empresas privadas de seguridad. Lógicamente, no cualquier solicitud era aceptada, pues dependía de una evaluación sobre el solicitante. Además, la prestación de este servicio siempre conlleva un pago adicional que recibía el jefe de la unidad correspondiente y desde luego, no se contabilizaba.

El momento culminante de este período comenzó cuando el mayor José Alberto Medrano fue designado Jefe de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional. Durante su gestión se generalizó el uso de la “capucha” como método de tortura. También es digno de mención, el principal colaborador de Medrano en esa época, el inspector Adan Torres Valencia.”

Autor anónimo. (2004). Los Escuadrones de la Muerte. 2° edición. Editorial Jaragua. El Salvador.

Págs. 229-230

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