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Fernando Buen Abad: “Hay que crear plataformas comunicacionales al servicio de las revoluciones populares”

By NAHIR GONZÁLEZ JULIO 6, 2022

Correo del Alba entrevistó a Fernando Buen Abad, este profesor universitario mexicano-argentino, especialista en filosofía de la imagen y la comunicación, nos entrega su punto de vista sobre la importancia que tienen  las comunicaciones y  la formación en esta área, con el fin de forjar comunicadores con una perspectiva más real y acorde a las realidades latinoamericanas y caribeñas. Entendiendo que los procesos populares y revolucionarios que se viven en la Región, desde hace unas décadas, han sido presas de ataques y guerras asimétricas por parte de las grandes trasnacionales de la comunicación y de la tecnología.

¿Por qué y con qué fines surge la iniciativa de la Universidad  Internacional de las Comunicaciones en Venezuela?

La historia misma de la universidad Internacional de las Comunicaciones, tiene raíces diversas en tiempos distintos. Esta iniciativa originalmente es una idea del presidente Hugo Chávez, con quien alguna vez pudimos conversar sobre la importancia de desarrollar al máximo todas las fuerzas y talentos comunicacionales, que son la base de la revolución bolivariana y socialista en Venezuela. El propio Chávez, admirador del talento popular, se percataba de cuán útil podía ser –que además de la magnífica intuición, el talento y la potencia de la comunicación desde la base– que hubiera capacitación, formación para mayores destrezas en el manejo de los medios, en el perfeccionamiento de la semántica  y, desde luego, mayor fortaleza en la disputa por el sentido.

Se partió de la idea de contar con una estructura de corte académico, o academicista, esto es fundamental, que fuese capaz de reconocer los talentos adquiridos, desarrollados y las cualidades de las grandes victorias comunicacionales de los pueblos, pero también fuese capaz de poner a disposición de toda y todo aquel que quisiera especializarse, profundizar algunas disciplinas, algunos conocimientos de carácter teórico y metodológico, para no solamente producir contenido, sino producir teoría, pensamiento revolucionario en materia de comunicación, así que prosperó esta iniciativa al paso del tiempo.

Después, fue propuesto como una iniciativa para debatir en el Congreso de los Pueblos y ahí recibió un apoyo extraordinario, que lo convirtió en mandato, pasó por un congreso sobre comunicaciones, nacido de ese seno y en consenso se aprobó.

Ha sido impulsada por Chávez y el movimiento popular desde encuentros específicos en Venezuela, con el apoyo además del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), así que tiene una historia llena de raíces importantes.

El propio presidente Nicolás Maduro, viendo todo esto, le ha dado su aval y ha enriquecido las tesis programáticas de la universidad con consignas como: salir a las paredes, a las redes, a todos los frentes de comunicación armados con fábricas de contenido, en esto Maduro ha sido muy sensible, participativo y muy decidido, desde luego apoyando para que se consolide esta herramienta que es una más en la gran batalla asimétrica, como lo es la comunicacional.

Parafraseando lo que usted ha dicho, que los medios de comunicación alternativos   somos un archipiélago de islas no conexas. ¿De qué manera se puede revertir esta falta de enlace? ¿Y en qué medida la nueva universidad Internacional de Comunicaciones puede ser un factor decisorio para ello?

La metáfora del archipiélago con millones de iniciativas comunicacionales pero inconexas, contiene desde luego una autocrítica, un llamado a la reflexión, una interpelación profunda sobre justamente la búsqueda de mecanismos organizativos que permitan resolver esta inconexión, entre tantas voluntades, que son ya millones en todo el mundo y en el continente, en la Patria Grande y que no hemos encontrado la manera de crear plataformas de unidad que sean capaces de dar un salto cualitativo en lo que compete a la organización, quizá esa sea una de las grandes deudas en lo político y otras áreas, pero particularmente en la comunicación donde, paradójicamente,  no hemos podido ver en común las tareas, las agendas, las urgencias de participación, la necesidad permanente de convertir en clamor mundial, las grandes batallas que los pueblos vienen dando en distintos aspectos.

Hoy mismo ante este delito de lesa humanidad que se está cometiendo contra la economía de los pueblos llamada inflación, con todo lo que eso implica y esconde, deberíamos contar con una estrategia mundial de comunicación repudiando todo proceso inflacionario especulativo, de enriquecimiento de unos pocos, de abuso de la fuerza de trabajo de la clase trabajadora precisamente.

Es ahí donde un ejercicio de comunicación popular debería enlazar a todas las voces, espacios, corrientes de la emancipación comunicacional, para que podamos contar con un clamor movilizante, que esclareciera los temas y causas de la inflación, los orígenes, es un ejemplo, pero en todo caso que sea no solamente esclarecedora, sino fundamentalmente movilizadora, que pudiera dar el salto cualitativo de pasar del pensamiento crítico a lo organizativo, sin perder sus calidades y sus cualidades.

Incorporar ese desafío de la fase organizativa de la comunicación. No hemos logrado todavía consolidar una gran plataforma continental, donde, entre otras cosas, seamos capaces de aniquilar los sectarismos, las desconfianzas, las autoproclamaciones, en fin algunos vicios que hemos venido acarreando desde muchísimas prácticas de la lucha de la izquierda en toda América Latina; ojalá pudiésemos crear un espacio para resolver,  al menos en algunos puntos, la tarea de la organización, de la concordancia, para ser capaces de levantar la agenda entre todos, sin necesidad que nadie tenga que recordar, sino que con el acuerdo en el que permanentemente se construya esa agenda.

“No hemos logrado todavía consolidar una gran plataforma continental, donde, entre otras cosas, seamos capaces de aniquilar los sectarismos, las desconfianzas, las autoproclamaciones”

¿Cuál es la fórmula, a seguir,  para formar comunicadores con sentido común, en estos momentos en que los grandes medios de comunicación responden a líneas políticas y editoriales con tendencia a la derecha?

No sé si exista alguna fórmula para resolver este problema de formación de comunicadores, pero sí creo que, en cualquier caso, es cuestión de metodología, de formación científica y hablo de ello despegándome de todo cientificismo de élite, es más; la ciencia al servicio de las luchas populares a eso me refiero. Entonces creo que la formación, en este sentido, científica de los comunicadores que no es para la élite, sino que debe ser para las bases. Tiene como retos, entre otros, reacomodar las categorías  con las que hay que desarrollar el método, y yo creo que la forma principal es poner el eje en la lucha de los pueblos, que esa debe ser la fuente nutricia, que ya desde algunas teorías se ha explicado lo qué es la lucha de los pueblos por emanciparse.

Tiene que ver con la lucha en las puertas de fábricas, al interior de las universidades contra los modelos teóricos o teoricistas, que son emboscadas ideológicas muchos de ellos. Las grandes revoluciones comunicacionales que se dan en medios donde (las y) los trabajadores están hartos de los modelos y de los clichés; las grandes batallas que se dan en el campo de las artes para luchar contra los modelos puramente mercantiles del arte, para no quedarse atrapados en solamente construir cosas para adornar la casa de los ricos; las grandes transformaciones en el campo de la ciencia para que las vacunas no sean solamente producto de las bigfarma o de las mafias farmacéuticas mundiales, sino que la salud sea realmente un derecho, que se cumpla y que seamos capaces de invertir en eso democrática y justicieramente.

Cuba, viene librando una gran batalla para ofrecernos vacunas con gran competitividad y con gran calidad,  pues eso sea ejemplo y que en todas las luchas estemos pensando en cómo remodelar la metodología, que la categoría central de nuestro método consista en acudir ahí donde están esas luchas y colaborar con su fortaleza organizativa desde lo comunicacional, que seamos capaces de construir sobre claridad política, sobre solidaridad y movilización, porque de nada sirve ser muy solidario y sensible sino movilizamos algo, desde algún lugar con alguna fuerza.

La formación debe ser más clarificadora, más útil a la batalla en la que estamos, asimétrica, injusta, compleja, difícil, ardua, como es la batalla comunicacional que tenemos enfrente y junto con eso, poder tener instrumentos para resultar vencedores, también en el campo de la disputa por el sentido. Está en el corazón de esta lucha comunicacional, el problema de ganar en la disputa por el sentido y que las cosas no signifiquen lo que los poderosos quieren que signifiquen, sino que el significado ahora sea beneficiar a los pueblos, a su emancipación, a los grandes proyectos revolucionarios que están en marcha en toda la humanidad.

¿Cómo pueden subsistir las iniciativas comunicacionales que involucren a varios países, como el caso de teleSur?

Casos como teleSur son emblemáticos, porque nos han demostrado la urgencia de la coordinación multiestatal para volver a entender que si no somos capaces de generar una plataforma, no solamente  de agendas de contenidos regionales, sino un motor de producción semántica que tenga que ver con la emancipación de nuestros pueblos en todas las áreas: históricas, salud pública, de educación, cultura, artes, ciencias, filosofía, sino que también hay que crear junto con plataformas presupuestarias. Yo creo que hay que asignar presupuestos multiestatal para poder garantizar el financiamiento de proyectos como este.


Sería inútil quedarnos con la idea de que con una tele alcanza, cuando se pensó en una Radio del Sur, cuando se pensó en una imprenta, en una editorial del Sur para poder finalmente destrabarnos y emancipar la literatura latinoamericana, a la poesía, la novela y el cuento, de estas mafias que hoy se han adueñado de la industria editorial latinoamericana.

¿Qué falta fortalecer a nivel comunicacional?

Nos está haciendo falta el satélite del Sur para poder tener nuestro propio sistema de internet de los pueblos y eso no se está todavía considerando como una solución para la no debería hacer un presupuesto de un solo país, sino que podría a través de las plataformas de precios de organización como una alianza.

Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que comenzarán a abrigar esta iniciativa con una proyección para la desglobalización, en este momento en que se está hablando de una cantidad de cambios estructurales en el modelo económico planetario, pues nosotros deberíamos ser capaces de intervenir históricamente con una estrategia que permitirá discutir la semántica emancipatoria, de la soberanía con estas plataformas, yo no veo otra manera que no sea recuperar el aliento de la fortaleza y la claridad de Hugo Chávez, que junto con otros presidentes, también en algún momento, fueron capaces de plantear esto. Aunque si no hay una revolución también comunicacional, difícilmente tendríamos manera de acompañar las grandes revoluciones económicas que están surgiéndonos cada día más en el continente.

Confrontando de manera radical nuestra dependencia tecnológica, qué es una las peores, porque nosotros no fabricamos tecnología, dependemos de adquirir herramientas de ellos y por eso estamos en condiciones de mucha asimetría porque nos cuesta muy cara la tecnología que ellos nos venden, que nos imponen. El modelo de caducidad de la tecnología que nos hace correr permanentemente, gastando  fortunas en tecnología y, bueno, esto es un debate que nos debemos sobre la soberanía tecnológica para la comunicación y para otras muchas áreas.

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Nahir González Analista política

Fuente: https://correodelalba.org/

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FMLN-SUECIA se crea con el fin de informar a los pueblos del mundo sobre el acontecer político, económico y social en El Salvador. También informar objetivamente del acontecer en los países que luchan por liberarse de la dominación imperialista y buscan los cambios estructurales para transformar el estatus qúo en una sociedad más avanzada donde desaparezca la esclavitud del hombre por el hombre.
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