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La historia dio la razón a Carlos Fonseca

Compartimos con nuestros lectores, el artículo publicado en nuestra versión impresa del 23 de julio de 1981. Ese día se conmemoraron los primeros 20 años de la fundación de nuestro glorioso Frente Sandinista de Liberación Nacional.

En el artículo se destaca algunos momentos históricos que antecedieron la fundación del FSLN.

A continuación, el artículo íntegro:

Siguiendo la ruta de Sandino, organiza una columna guerrillera, cayendo muerto en combate. Costa Rica, en este mismo año, se debate en una guerra civil, encabezada por Don Pepe Figueres; en esta muere un nicaragüense: Enrique Somarriba Tijerino.

En la época que va de 1948 a 1960, la tendencia dominante en el mundo es la «guerra fría», de contención, asumida por EUA bajo la administración de Eisenhower para impedir los triunfos de los movimientos de liberación nacional de África y Asia principalmente.

RIGOBERTO Y LA PRIMERA CÉLULA

Durante estos años se funda en 1956 la primera célula marxista dentro del movimiento estudiantil, por Carlos Fonseca, Tomás Borge, Silvio Mayorga y Francisco Buitrago. Este mismo año es ajusticiado el primer Somoza por las balas revolucionarias de Rigoberto López Pérez. Se dan protestas estudiantiles y se crean las bases de la futura Juventud Patriótica Nicaragüense. Este acto es un llamado de atención a los pueblos del continente contra las dictaduras militares de Trujillo, Rojas Pinilla, Manuel Prado, Pérez Jiménez, Perón. Ya había tenido lugar la revolución boliviana de 1952.

A la vez, el África y el Asia -Vietnam acaba de salir del colonialismo francés- donde los pueblos se debaten en contra de los colonialistas franceses, ingleses, holandeses, belga, movimiento que se viene preparando después de finalizada la II Guerra Mundial en el que el primer ejemplo lo da el líder nacionalista de Egipto, Nasser, en 1954, nacionalizando, como punto de partida el Canal de Suez. Posteriormente a lo largo de varios años los países de la comunidad petrolera nacionalizaron también el petróleo. A raíz de esto, un sinnúmero de países colonizados se comienzan a desprender del sistema colonialista y pasan a formar parte de los movimientos de liberación nacional y los imperialistas dividieron las fuerzas, pues en 1956, en el mismo año en que Rigoberto López Pérez, ajusticia al tirano, se da la Conferencia de Bandung: orígenes del movimiento de los países no alineados, donde surgen los cinco principios del Pacha Chilo que le regirían: la lucha por la paz, la independencia, el respeto mutuo, la no intervención y la coexistencia pacífica.

HOMENAJE A LOS FUNDADORES

Hace veinte años, el derrocamiento de la tiranía somocista y el triunfo del sandinismo parecían un sueño. Hoy conmemoramos el nacimiento del organismo que hizo posible que el sueño se convirtiera en realidad. No podemos menos que sentirnos orgullosos y satisfechos por haber alcanzado el triunfo largamente ansiado. Y la satisfacción es doble cuando dirigimos la mirada a nuestro alrededor, a nuestra región y vemos que después de veinte años, Centroamérica se ha transformado: antes era el baluarte de la reacción, ahora es el baluarte de la revolución.

La historia del Frente Sandinista de Liberación Nacional está por escribirse. Es una historia bella, con momentos dramáticos, trágicos y también de inmensa alegría, es también aleccionadora y está llena de altibajos. Es la historia de varias generaciones de nicaragüenses que lucharon, que sufrieron o que murieron para conseguir que en Nicaragua hubiera un nuevo amanecer. Esta noche rendimos homenaje a quienes fundaron el FSLN.

En primer lugar, al verdadero padre del Frente: el General Augusto César Sandino. En segundo lugar, al hijo de Sandino: Rigoberto López Pérez. A Carlos Fonseca, principal inspirador, dirigente y máximo conductor del Frente Sandinista. Al coronel Santos López, que luchó contra la intervención norteamericana junto a Sandino y que después se unió a la nueva generación de sandinistas. A Silvio Mayorga, Jorge Navarro, José Benito Escobar, Francisco Buitrago, Rigoberto Cruz, Faustino Ruíz, Germán Pomares y al comandante Tomás Borge.

EL FRENTE NACIÓ EN LA ACCIÓN

El Frente no nació con el nombre de sandinista. En un principio se llamó Frente de Liberación. Fue hasta después del Bocay, en 1963, que adoptó definitivamente el nombre de Sandinista. Pero su espíritu y su doctrina, con uno y otro nombre, fueron siempre sandinistas.

El Frente no nació de una asamblea o de un congreso, ni lanzó una proclama anunciando su creación. Ni tampoco presentó un programa. En el Frente primero fue la acción y en base a sus primeras experiencias fue formulando y reformulando, porque siempre ha tenido un gran sentido autocritico, su programa, su estrategia y su táctica. El FSLN es un producto genuino de la historia popular de Nicaragua.

SANDINO ENSEÑÓ EL CAMINO

Y no sería exagerado decir que la historia de Nicaragua en este siglo se divide en dos partes: antes y después de Sandino, porque el General de Hombres Libres es el eje. A partir de él cambió todo el curso del desarrollo de este país.

Sandino no sólo aparece en la historia de nuestro país como el gran héroe que fue capaz de encabezar la batalla contra los invasores yanquis y de lograr que estos salieran de Nicaragua; Sandino representa un camino nuevo, una opción diferente a las llamadas paralelas históricas, simbolizando una alternativa a los partidos tradicionales. Él consideraba que estos no tenían nada que ofrecer al pueblo de Nicaragua, que se habían desprestigiado en una lucha sin principios por el poder, que no eran más que un grupo de politiqueros y de vendepatrias.

Y tenía razón. Sandino derrotó a los invasores yanquis, pero no pudo derrotar a los politiqueros y a los vendepatrias. Él sabía que su tarea no estaba acabada, por eso en una ocasión expresó: «Otros nos seguirán». Y nosotros lo seguimos. Lo seguimos para continuar la misión que por diversas circunstancias históricas- el dejó inconclusa.

Después del asesinato de Sandino, las fuerzas reaccionarias -los Somoza, el imperialismo y los partidos tradicionales-trataron de enterrar todo lo que representaba el General de Hombres Libres. Sobre todo, intentaron ahogar cualquier renacimiento del sandinismo, es decir, cualquier surgimiento de una opción nueva, distinta a la que ofrecía el régimen imperante; una opción revolucionaria, antimperialista, popular, democrática.

Pero la historia de Nicaragua no siguió el curso que querían imprimirle los reaccionarios, porque al final de cuentas la historia la hacen los pueblos y porque en este país siempre hubo un sandinismo latente, unas corrientes sociales subterráneas que poco a poco salieron a la superficie y plantaron de nuevo, en circunstancias históricas más propicias, la bandera de Sandino.

RIGOBERTO Y EL AUGE POPULAR

El ajusticiamiento de Somoza, ejecutado por el poeta popular Rigoberto López Pérez en septiembre de 1956 provocó un auge de la lucha popular contra el somocismo. Porque entre 1950 y 1956 hubo un descenso del movimiento de masas. Ha surgido a la vez en 1950 un nuevo sector privado de la economía: el algodonero. Esto fue consecuencia, en parte, de la apatía cívica que dejaron las farsas electorales de 1948 y 1950; y en parte también a que no existía un organismo político independiente, nuevo que diera una perspectiva distinta a la de las corrientes políticas tradicionales.

Pero después del ajusticiamiento del tirano el panorama cambió. decenas de levantamiento armados desde 1958 hasta 1961. Carlos Fonseca decía que en ese período se había creado un clima insurreccional. «En ese tiempo -decía Germán Pomares- todo el mundo vivía conspirando».

Fue entonces cuando se registraron los brotes armados de Ramón Raudales, de Manuel Diaz y Sotelo, de Chale Hasslam, Chaparral, Río San Juan, Las Trojas, Olama y Mollejones, Yaule, Chachagón, Pueblo Nuevo, Jinotepe, Diriamba y otros.

Además, los movimientos obreros: campesino, juvenil y estudiantil entraron también en una etapa de gran agitación.

Los exiliados nicaragüenses de Argentina, Costa Rica, Estados Unidos, México, y Venezuela, que habían estado semiparalizados, se pusieron en movimiento e incluso comenzaron a coordinar sus actividades. Es notable a este respecto la reunión que se efectuó en Caracas en abril de 1960.

Los movimientos armados de este periodo tenían a veces un sello derechista, otras izquierdistas y en ocasiones se entremezclaban ambas tendencias, pero el peso de la derecha, hablando en términos generales era grande todavía. Eso revelaba que no se había creado aun un núcleo revolucionario verdaderamente independiente y que era necesario formarlo.

Estos brotes armados tenían – a pesar de que diferían en sus orientaciones. políticas-varias cosas en común. Todos se dieron en forma aislada y fueron efímeros, es decir, ninguno tuvo continuidad.

En estos momentos, por otra parte, prevalecía la idea de que bastaba con organizar una acción armada para insurreccionar al pueblo y derrocar a la dictadura. En el fondo se subestimaba la fuerza del régimen somocista. Este no era tan poderoso como creían los propios somocistas, pero tampoco era tan débil como creía la oposición en conjunto.

LA NECESIDAD DE LA VANGUARDIA

El Frente Sandinista aprendió muy temprano, a partir de Bocay, que la lucha para derrocar a la dictadura iba a ser prolongada. Porque este era un régimen que estaba consolidado. En aquel entonces, había estructurado un sistema económico y político que sólo podía ser destruido mediante muchas acciones armadas e insurreccionales político-militares que condujeran -como condujeron- a la rebelión de todo un pueblo.

Pero todas estas batallas violentas y pacíficas plantearon la necesidad de establecer un organismo político con un programa, una táctica y estrategia propios, que fuera capaz de dar continuidad a la lucha armada y de trabajar en todas las circunstancias: en la clandestinidad, en la semiclandestinidad o abiertamente; un organismo político que señalara y probara en la práctica que la lucha armada era la vía principal para derrocar a la dictadura y para transformar radicalmente a Nicaragua; un organismo que planteara la necesidad de una revolución para diferenciarse de quienes solo querían la caída de Somoza y no su reemplazo por un régimen revolucionario.

Fue entonces cuando se dieron las condiciones políticas para agrupar en un solo a los núcleos dispersos de la izquierda revolucionaria.

Fue así como el Frente Sandinista empezó a formarse y a forjarse. A él se unieron jóvenes obreros, campesinos, estudiantes, profesionales y veteranos de la lucha de Sandino. Así dos generaciones de sandinistas se fundieron en una nueva batalla. Ello simboliza el renacimiento pleno, activo, abierto y revolucionario de la lucha de Sandino.

LA OPCIÓN DE SANDINO

El Frente es, pues, consecuencia directa de un conjunto de luchas internas de carácter popular, que pugnaban, que empujaban hacia una opción nueva, la opción por la que peleó Sandino.

Desde el punto de vista externo, influyeron las grandes batallas por la liberación nacional que tenían como escenario África, Asia y América Latina. Especial repercusión tuvo, desde luego, el triunfo de la revolución cubana conducida por Fidel Castro y las luchas antidictatoriales de los 50.

Después de casi dos años de preparar un destacamento armado en las montañas del Patuca en Honduras, el Frente realizó su primera experiencia militar, la que se ha conocido en la historia como las Jornadas del Bocay.

LA ESCUELA DE BOCAY

Como sabemos, Bocay fue un revés militar. Pero también fue una gran escuela. Después de Bocay, a fines de 1963, el sandinismo se consolidó dentro del Frente. A partir de esa fecha el Frente se llamó definitivamente Sandinista. Pero Bocay, decíamos, fue una gran escuela. Fue una experiencia muy aleccionadora.

Se dieron cuenta, por ejemplo, que había que acabar con la vieja práctica invasionista de preparar los movimientos armados en el exterior y no desde dentro. Esta era una costumbre que habían establecido muchos movimientos armados del pasado y que se seguía por inercia, porque todavía no se habían despojado de la táctica que quizá en un momento determinado era válida, correcta, pero que la vida estaba demostrando que ya era inoperante.

LOS VÍNCULOS CON LAS MASAS

En lo sucesivo el Frente organizó todas sus acciones armadas dentro de Nicaragua y lo que se fraguaba afuera tenía ahora un complemento de la dinámica central de la lucha orientado en los sectores sociales obreros, campesinos y juveniles. Este cambio le dio consistencia, fuerza popular y continuidad a la lucha armada sandinista.

Se aprendió también una lección tan elemental como es la de que para mantener una base guerrillera, los vínculos con las masas y en este caso con los campesinos, deben ser fuertes.

Otra conclusión que se desprendía de la experiencia de Bocay es que la lucha armada era la vía principal para derrocar la dictadura, pero no la única. Porque si se dedicaba única y exclusivamente a preparar acciones armadas y se descuidaba otras formas de lucha, se corría el riesgo de aislarse, de no conseguir aliados; además, correr el riesgo de convertirse en una secta.

Dicho de otro modo: se tuvo que aprender a combinar la lucha armada contras formas de lucha.

Por esa época el Frente comenzó a dominar un arte que los movimientos armados del pasado no pudieron dominar y que constituía una de sus debilidades: el arte de trabajar en la clandestinidad, el arte de saber trabajar cualquier circunstancia, en cualquier condición y frente a represalias más duras.

Por último, se aprendió que la lucha para destruir al régimen somocista iba a ser dura, larga, penosa, difícil, como efectivamente lo fue. En Bocay el enemigo creyó que había aniquilado, pero siempre se reaparecía.

PANCASÁN REAFIRMÓ EL CAMINO

Nos «aniquiló» en Bocay y reaparecimos en Pancasán, nos «aniquiló» en Pancasán y resurgimos en Zinica, nos «aniquiló» en Zinica y resurgimos el 27 de diciembre de 1974, nos «aniquiló» en la montaña y reaparecimos en octubre, nos «aniquiló» en octubre y reaparecimos en Monimbó y de Monimbó resurgimos en el Palacio y en la insurrección de septiembre de 1978. Todos los días el enemigo nos «desbarataba» y al día siguiente revivíamos, hasta que un día aparecimos como fuerza gobernante teniendo al frente un pueblo en armas. Y aquí estamos, aquí seguimos y aquí seguiremos.

No pretendo exponer la historia del FSLN, con sus detalles y sus etapas históricas más importantes, porque eso nos llevaría mucho tiempo y seria cansado. Solamente quise dar una idea del proceso de forja del FSLN basándome en documentos escritos por Carlos Fonseca y otros compañeros, en mi experiencia personal y en los testimonios de otros hermanos. De todos los movimientos guerrilleros que surgieron en América Latina en la década de 1960, el único que llegó al poder fue el Frente Sandinista. Los demás han sido golpeados y otros aún se mantienen y algunos actualmente vigorizan su andar guerrillero con las masas.

¿Por qué el FSLN fue capaz de permanecer y aún de llegar al poder?

Ante todo, hay que tener en cuenta que las revoluciones no maduran simultáneamente en todos los países. Tienen un desarrollo desigual.

LA HISTORIA DIO LA RAZÓN A CARLOS FONSECA

En la década de 1960, cuando comenzó el proceso de formación del Frente, es evidente que en Nicaragua estaba madurando una revolución. Los militantes del Frente nos dimos cuenta que así era, aunque no de una manera muy clara, muy exacta. Más bien lo intuíamos, lo sospechábamos y poco a poco, gradualmente fuimos advirtiendo que la lucha contra Somoza iba a desembocar en una revolución.

En alguna parte, Carlos Fonseca escribió que de todos los países de América Latina, Nicaragua era el único que reunía las condiciones más favorables para la lucha armada. No recuerdo si el fundamentó esta afirmación, pero de cualquier manera la historia le ha dado la razón.

Y es que Nicaragua careció siempre de tradiciones democráticas, aquí nunca hubo diálogo, tolerancia, negociación social, reformas importantes. Aquí había fraudes electorales, disputas armadas entre las diversas camarillas por el poder. Y si a eso añadimos que el somocismo se encaramó en el poder y se mantuvo en el mediante la fuerza, que amasó su riqueza mediante el despojo y la violencia y que el imperialismo yanqui atizó esa violencia dando apoyo económico, político y militar a la dictadura, entonces en Nicaragua, de esa manera se fue acumulando un importante material inflamable, hasta que finalmente estalló.

El triunfo del FSLN es también consecuencia de que nunca perdió de vista que la lucha armada determinaba el cambio fundamental para destruir a la tiranía y hacer la revolución.

El RESCATE DE SANDINO

Y otra cosa que le dio consistencia, fuerza popular y continuidad a la lucha del Frente fue haber rescatado la figura, la obra y las enseñanzas de Sandino, contando con el apoyo de las masas para la insurrección final, que hicieron posible la derrota de la dictadura bajo la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Y en medio de todo esto, el Frente Sandinista mostró, probó que era una alternativa. Y para un movimiento revolucionario eso tiene una importancia básica.

En síntesis, el pensamiento y la práctica de Sandino son el fruto maduro de los independentistas de América: de Bolívar, y San Martin, Hidalgo y Morelos, O’Higginss, José Cecilio del Valle, Toussaint Louverture, José Martí, Tupac Amaru; se hace eco del esfuerzo morazánico para llevar adelante la federación centroamericana, recoge las tradiciones del movimiento obrero nicaragüense y rompe con toda la tradición de las fuerzas políticas y económicas reaccionarias creando una nueva alternativa para Nicaragua, Centroamérica y América Latina.

Por otra parte, Carlos Fonseca, fundador y gran dirigente del FSLN recoge toda la doctrina de Sandino y la funde con la teoría científica y revolucionaria para desarrollar el pensamiento de Sandino en condiciones distintas, nuevas.

TRAS EL EJEMPLO DE NUESTROS HÉROES

A los compañeros militantes de vanguardia de nuestra organización les exigimos trabajar con el espíritu de Sandino, Rigoberto López Pérez, Óscar Turcios, Carlos Agüero, Pedro Aráuz, Carlos Roberto Huembes, Camilo Ortega, y Germán Pomares que fueron hombres prácticos y así darle continuidad a los grandes cambios que se avecinan, pero para ello tendremos que estructurar el Frente Sandinista de Liberación Nacional para mantenerlo como un solo puño y que sea siempre y en todo momento vanguardia; de esta revolución; así como Sandino y Fonseca rompieron todos los esquemas, sin temor a equivocarse, porque es de humanos equivocarse, pero lo más importante de un revolucionario es corregir a tiempo esos errores y fallas, pero nunca eso si-¡nunca! hay que aferrarse a ellos. Sandino así nos lo enseñó y Fonseca nos lo transmitió. Sigamos, pues, sus ejemplos.

Gloria eterna y honor a los compañeros que dieron su vida antes y después del nacimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional, pues ellos contribuyeron a la gran obra del derrocamiento de la dictadura; sin ellos hubiera sido muy difícil la formación del Frente Sandinista; ellos son creado res y forjadores.

Digitalización realizada porCamilo Rodriguez

Fuente: https://barricada.com.ni/

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