Con el remolino de noticias internacionales acerca del panorama suramericano, podría llegar a perderse la atención a los acontecimientos nacionales que merecen atención y análisis. Uno de los hechos políticos que no se puede descuidar, es el avance de la discusión sobre el Presupuesto General de la Nación.

El hecho que Nayib Bukele realice presiones sobre los diputados para que aprueben fondos sin un debido estudio, serio y transparente, deja mucho que desear de quien ocupa la silla presidencial.

El presupuesto presentado tiene diversos planteamientos oscuros para los intereses populares; es decir, un presupuesto que plantea ciertas partidas para algunos gastos sociales, pero que en realidad no deja en claro acciones concretas, partiendo que no existe un Plan gubernamental.

Los vacíos que incluye un presupuesto como este, que viene desde las falsa afirmaciones del presidente en relación a un inexistente aumento a la UES, cuando en la realidad se mantiene el del año pasado; hasta mantener una partida secreta pero cambiándole el nombre;  el gobierno hizo de esto una propaganda en busca de  ganar popularidad.

Las presiones de Nayib Bukele  buscan conseguir los votos para que se apruebe ese presupuesto, que iniciará con el proyecto económico que favorece a unos, y margine a la mayoría de la población vulnerable.

Por ejemplo, resulta difícil de comprender  que el proyecto de ley represente un recorte al subsidio del gas y asignaciones a ANDA, mientras que el gasto de publicidad aumente en $22 millones. Eso solo deja, una vez más en evidencia, que el discurso ocupado fue solamente para engañar a la población más humilde que le apoyó en las pasadas elecciones.

La urgencia del presidente de la República para hacer aprobar el presupuesto busca evitar que se investigue a profundidad las oscuras intenciones del proyecto  y se siga profundizando en las falacias que el gobierno salvadoreño promete a las mayorías.

Esa necesidad que tiene el GOES lo ha llevado a establecer alianzas con representantes de la derecha radical y obsoleta en el país, como lo son los funcionarios del Partido de Concertación Nacional. Si a seis meses de gobierno ya está realizando ese tipo de negociaciones, qué podría pasar con el país en sus cinco años de gobierno.