La visita del secretario de Estado Mike Pompeo a El Salvador es presentado como un gran logro por el gobierno de El Salvador. Sin embargo, representa la sumisión del gobierno espurio de Nuevas Ideas y GANA hacia los Estados Unidos. Con esta visita se confirma la entrega de la soberanía y la independencia de un país que durante 10 años mantuvo una relación de respeto y cordialidad con la mayor potencia del mundo.
En materia de relaciones diplomáticas, el nuevo gobierno ha hecho un giro de 180 grados, ha encarrilado al país a someterse y arrodillarse ante EE.UU. asumiendo en el discurso que teniendo buenas relaciones con Washington los salvadoreños residentes en aquel país tendrán un mejor trato; ese mismo argumento usaron los gobiernos de ARENA en los tiempos de Francisco Flores y Saca, los cuales se consideraron amigos de George W. Bush; sin embargo, la situación de los salvadoreños no mejoró, contrariamente, empeoró.
Estados Unidos jamás ha regalado dinero a El Salvador, como lo ha afirmado el mandatario salvadoreño en su alocución ayer, cuando expresó: “No queremos que nos sigan regalando su dinero (Estados Unidos); claro que cualquier programa que quieran desarrollar será bienvenido”. En los gobiernos anteriores el dinero aportado para El Salvador ha sido parte de la colaboración proveniente del gran vecino del norte a cambio de algunas condicionalidades impuestas a través de esa “ayuda”.
EEUU jamás ha regalado dinero, ni a El Salvador ni a ningún país del mundo; afirmar eso es mostrar la ignorancia en cuanto a las leyes que rigen el sistema capitalista, donde la ganancia es ley absoluta; jamas un impero capitalista “regala” y mucho menos dinero, cuando mucho “invierte”, aunque le llame a esa inversión, “donación”. O acaso los millones de salvadoreños que residen en EEUU no aportan a la renta nacional de aquel país, no generan ganancias para los Estado Unidos? Una pequeña parte de esos aportes, de esas ganancias para el fisco estadounidense, es repatriada en forma de “ayuda”, siempre, por otra parte, retornable de una u otra manera en forma de ganancia para las grandes corporaciones que gobiernan el imperio del norte.
No hay nada nuevo en los ofrecimientos del gobierno de Trump, tampoco en las adulaciones que el jefe del Ejecutivo salvadoreño hace de las políticas provenientes del norte, han dicho hasta la saciedad que desean ser socios, que desean participar del desarrollo económico; lo que no dice el presidente de El Salvador es que EE.UU. ha perdido el ritmo y la aceleración económica, que ahora el paradigma tecnológico e industrial se encuentra en China Popular y los países emergentes.