CARTA A SCHAFIK JORGE HÀNDAL, QUE NO LLEGÓ A PUBLICARSE EN SU TIEMPO.

0
527

ENTRAÑABLE CAMARADA Y AMIGO
(24 de Enero de 2006)
Por Domingo Santacruz Castro.
Pido disculpas por demorar 11 años para exponer estas líneas escritas en forma de Carta a Schafik. Quizás lleguen a tiempo para hacer reflexionar a más de algún compañero o compañera del FMLN y fuera de él, para no perder la esperanza ni las perspectivas de nuestra lucha.

I PARTE

QUERIDO SCHAFIK:

Cuando el destino se interpone, sin preguntar a nadie, ni a ti, ni a tus amigos y amigas, ni a tus compañeros y compañeras, que ha decidido clausurar la vigencia de tu presencia física en tu lugar de combate, en estos difíciles momentos, cuando tu papel como dirigente, como conductor, como pensador y como líder no ha concluido, quisiera decírtelo una vez mas, aunque en esta ocasión no podrás escucharme: con gusto pondría mi cuerpo en tu lugar, si ello permitiera detener el curso de este irreversible retorno y evitar la interrupción de tu importante misión de conductor del Partido y de su proyecto. Tú muy bien lo sabías, porque lo platicamos muchas veces, el Partido necesita atención, pero no cualquier atención, de esas que se ocupan únicamente de bla, bla, bla, sin contenido, sin todo lo esencial y necesaria para construirlo de verdad. Varias veces platicamos: Simón, deberías reconsiderar tu mejor ubicación dentro de las tareas estratégicas de la Dirección y destinarle más tiempo y dedicación al Partido. Tu experiencia y capacidad, tu autoridad y tu liderazgo son una garantía para poner las cosas en su orden de prioridad. El Partido te necesita y tu sabes muy bien que sin él, las cosas fundamentales corren el riesgo de distorsionarse y hasta de abandonarse. Tu sabes que cuentas con muchos cuadros con entusiasmo y disposición pero sin alguien como tú, no tienen posibilidades de vencer resistencias, estilos, visiones que no tienen que ver con el carácter revolucionario del Partido. Algo estamos haciendo aunque nos miran con desconfianza por nuestro origen PC. Nos cierran las puertas, bloquean cualquier intento por organizar y desarrollar a las nuevas y nuevos cuadros para garantizar el futuro del partido, del proyecto revolucionario, de la Revolución Democrática.
Ahora, sin tu presencia física, será mucho más difícil y se necesitará de mucho tiempo para que surjan los nuevos liderazgos con la capacidad, con la mística, con la clara visión y la experiencia que tu acumulaste, cualidades que no surgen de la noche a la mañana y con la gran desventaja, sin los valores ético morales suficientes para construir y ganar confianza para guiar. Pero, además, las puertas estarán más cerradas. No es esa la visión que tienen del partido que se necesita para cumplir con la misión.

Yo se que hay muchos compañeros y compañeras muy entusiastas, muy voluntariosos, muy trabajadores en tratar de desempeñarse en sus cargos; yo se que hay algunos que tienen importantes méritos ganados en muchas noches de desvelo y sacrificio. Tengo mucho respeto por ellos, jamás haría o permitiría que surgiera algo que pusiera en duda sus aportes y pudiera dañarlos. Son elementos valiosos que se las jugaron en su tiempo y hacen lo que pueden para empujar el carro de la historia. Varias y varios de ellos ocupan, por fortuna, cargos en la Dirección Nacional. Sin embargo, a mi juicio, si bien su presencia es muy importante y hasta cierto punto un buen soporte para avanzar, eso no es suficiente. Nos enfrentamos a un enemigo interno y externo con muchos recursos, con mucho poder, con mucha capacidad y experiencia. Necesitamos más que voluntad, abnegación y sacrificio para derrotarlo.

Es posible que en la mente de mas de alguno de nuestros compañeros se pregunte, ¿Por qué no he permanecido físicamente cerca de tu cuerpo en estos últimos días, cuando miles de ciudadanos y ciudadanas se arremolinaban para verte y despedirse de ti. Estoy seguro de que compartirás con migo el criterio de que no es apareciendo en fotografías calculadas en determinados momentos que se demuestra la calidad de una lealtad y consecuencia al camarada entrañable, como la que cultivamos como compañeros de toda una vida y sobre todo, plenamente identificados a favor de la causa por la cual hemos venido luchando juntos durante más de medio siglo. Por mi parte debo decírtelo ahora: no ha sido fácil asimilar el golpe; no es nada fácil aceptar el vacío que dejas, el cual no podrá ser llenado por nadie; y no es que subvalore el papel del resto de compañeros y compañeras de la Dirección de nuestro Partido. Tú sabes muy bien las coincidencias que mantuvimos siempre en valorar el importante y valioso papel de cada uno de ellos. Todos ellos son parte del activo humano patrimonial, histórico de nuestro partido, garantía de la continuidad del proceso de lucha por la causa revolucionaria.

Schafik, tu siempre lo supiste y no necesito decírtelo a ti, el gran significado que tuvo tu persona y tu ejemplo en la formación de mi generación de comunistas y revolucionarios, fue lo mejor que pudo pasarnos el haberte conocido y luchado juntos. Ha sido un enorme privilegio para mi, haber compartido contigo los esfuerzos en diferentes trincheras, desde los viejos tiempos del PRAM, del FNOC de los años 1959-60, del FUAR de los años 1961-64 y más de 35 años en las filas del PCS, en la lucha revolucionaria contra la Dictadura Militar; en la lucha POR LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA de nuestro país; en la lucha por la construcción y desarrollo del FMLN, desde su fundación hasta la fecha, para un total de 47 años de lucha revolucionaria ininterrumpida, juntos. Los primeros contactos fueron en el marco del accionar del FNOC, allá a finales de 1959, los cuales se fueron haciendo cada vez más frecuentes a partir de 1960, después del derrocamiento de José María Lemus el 26 de Octubre de 1960.

Pienso que lo mismo estarán pensando muchos camaradas que como yo, nos basta saber que estamos donde las circunstancias de la lucha revolucionaria nos ha colocado, sin ambiciones materiales de tipo personal; nos satisface haber compartido contigo momentos difíciles, cuando las condiciones de la lucha no mostraban salida, cuando todo parecía que sería el final de nuestras vidas, situaciones que se repetían casi a diario. Pero, como en muchas ocasiones lo comentábamos, también experimentamos no pocos momentos de avances, de momentos emotivos surgidos de victorias parciales, de importantes saltos cualitativos del proceso revolucionario.

Tengo bien presente tus primeros consejos, allá a mediados de 1961, cuando el Movimiento Revolucionario Dos de Abril, “MR-2-4”, del cual fui parte en la fundación el 2 de abril de 1959, junto con un importante grupo de compañeros y compañeras revolucionarios, recibió tu visita, para oficializar el ingreso del “MR-2-4” al Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, que tú coordinabas por encargo del PCS. Desde ese momento, prácticamente quedaron nuestras vidas revolucionarias entrelazadas, formando parte del engranaje orgánico del movimiento revolucionario que no dio tregua a la dictadura militar; sabes muy bien que nunca nos aferramos a nombres de organizaciones que fueron surgiendo a lo largo de los años, muchas de las cuales jugaron importantes papeles para organizar, movilizar y guiar a nuestro pueblo en las complicadas y complejas condiciones de la clandestinidad y combinadas con las diferentes formas de lucha posibles en cada uno de los momentos y coyunturas históricas.
Hoy, al rememorar aquellos tiempos, y al reflexionar acerca de las características del trabajo clandestino, de los desafíos políticos que nos imponíamos con tan limitados recursos de todo tipo, y a pesar de todo, siempre encontramos la forma de cumplir con nuestro deber, con los compromisos, con la mística de los viejos tiempos, que aparecen en mi memoria; hablo de muchísimos detalles de tu papel decisivo, ya desde aquellos tiempos, que con el transcurrir de los años fueron claves para la continua y ascendente lucha revolucionaria, especialmente durante los años 60 y 70, elementos desconocidos o escasamente conocidos por las actuales generaciones de luchadores(as) del FMLN, que, por su importancia, trataré, en la medida de lo posible, de reconstruirlos como parte de nuestro deber de rescatar y reconstruir parte de la memoria histórica de la lucha del pueblo salvadoreño y de sus organizaciones populares y revolucionarias.

DURANTE EL FUAR

Eran tiempos políticos sumamente difíciles, donde la vida pendía de un hilo; eran tiempos de las capturas violentas, de los cercos policiales, de los secuestros, de torturas salvajes, presentado una ruta cuya luz al otro lado de los obscuros túneles construidos y defendidos por la dictadura militar, no se percibía; eran tiempos en donde no era fácil que alguien tomara la opción de caminar por la senda revolucionaria sin un determinado nivel de convicción consciente.

La Revolución Cubana ejerció un tremendo influjo en la psicología de la gente, la que vino a revolucionar el pensamiento de muchos camaradas, a compañeros como tú, Schafik, como Raúl Castellanos Figueroa, como Jorge Arias Gómez, Daniel Castaneda, y muchos otros y otras, que aportaron su inteligencia, su energía y voluntad sin igual, a la cual no podía uno resistir; algunos nos quedáramos buscando un atajo para no quedarse resagado y salir siempre adelante y no permitir que nada ni nadie se interpusiera ante la necesidad de llevar la bandera por la causa revolucionaria. Y realmente, Schafik, la vida nos enseñó que siempre hay salidas, siempre hay atajos por donde avanzar y colocar la trinchera, el lugar de combate. Muchos(as) se quedaron porque carecieron de la seguridad y confianza en la lucha, en los objetivos de la causa revolucionaria.
Muchos(as) continuaron y aun continúan en sus trincheras, no perdieron las perspectivas de la revolución, entre los cuales me incluyo. No puedo menos que reconocer que una buena parte de esa fuerza interior que me empujó siempre a seguir adelante, fue precisamente, la incidencia de tu pensamiento político, de tu solvencia ética, tu coraje y ejemplo de luchador de primera fila.

Schafik, el alimento espiritual, la capacidad persuasiva y, sobre todo el ejemplo, el sacrificio, la indoblegable convicción y la seguridad de alcanzar algún día la victoria revolucionaria, o al menos las victorias parciales, constantemente alimentadas y fortalecidas en una práctica revolucionaria correcta y sin descanso, bajo tu liderazgo, fue factor que permitió y continúa permitiendo mantener la seguridad en la victoria.

Con el tiempo, algunos compañeros y compañeras fuimos forjados con el temple ideológico, en la dureza de un carácter fuerte, necesario para los combates en las diferentes trincheras políticas; con esa mística fuimos formándonos y forjando a otras generaciones de luchadores y luchadoras, de donde acumulamos algo de nuestra modesta experiencia, que ahora compartimos responsablemente.

No dejo de proclamar y promover la justeza de tus ideas, tu lealtad para con la causa del pueblo, como también de tu carácter duro para defenderlas frente a los enemigos y también frente a los supuestos amigos; no tuvimos problemas en dejar de lado, muchas veces, la fuerza y la forma de tu carácter, muy particular de tu personalidad. Siempre prevaleció la confianza de tu honestidad, de la justeza de tus argumentos y la seguridad de contar con el ejemplo de combatiente, para mantenerte y mantenernos en la trinchera. Por ello, discutiendo, debatiendo las ideas, en el marco de unas relaciones siempre camaraderiles, la fuerza de tus argumentos incidieron siempre para lanzarnos seguros y seguras a enfrentar los difíciles retos políticos en cada uno de los momentos y etapas de la larga lucha popular.

¿Por qué tenias que ser tú quien partiera, dejando tu puesto de combate?, especialmente en estos difíciles y complicados momentos políticos, cuando importantes batallas están a punto de ganarse frente a un enemigo que va perdiendo la capacidad de continuar con su modelo y sistema político para defenderlo? Tus voces enérgicas pero seguras siempre fueron y serán necesarias para fortalecer la fuerza permanente y ascendente de nuestro Partido y del movimiento popular, que viene avanzando, a veces dando tumbos, con no pocas piedras en el camino, pero las venceremos para que siga avanzando hacia la victoria.

Es cierto que las personalidades en la historia, como hemos sostenido por muchos años, no son absolutamente imprescindibles para continuar en el logro de los objetivos estratégicos a largo plazo, pero también hemos sostenido y comprobado en la práctica, cómo personas como tú, han contribuido a acelerar los procesos populares y revolucionarios mediante la acertada combinación de la experiencia y sabiduría con la energía fresca de la juventud que crece y se desarrolla y la fuerza creadora de las masas populares que avanzan de manera segura a las metas históricas hacia la conquista del Poder al servicio de las mayorías.

Sin ninguna duda, hará mucha falta tu presencia física, hará falta, ya hace falta la ausencia de tus consejos, de tus ideas, de tu experiencia; vendrán vacíos difíciles de llenar; tus orientaciones y tu experiencia se sentirán sensiblemente para asegurar el rumbo correcto de la lucha.
Pero, bueno, hermano, camarada, ya que tu presencia física no será posible en las filas del Partido y tu voz de barricada dejará de sonar al frente de nuestro pueblo, ambos estamos seguros de contar en todo momento con tu presencia espiritual, con tu ejemplo, porque, como muy bien lo has repetido por tanto tiempo: LA LUCHA CONTINUA. Tu enorme fuerza emanada de tu firmeza ideológica y política, tu sólida contextura moral de granito a toda prueba, estará presente combatiendo en primera fila al lado y al frente de nuestro pueblo. Todos estos altos valores morales y éticos, políticos, personales, humanos, de tú incansable e insobornable militancia revolucionaria, serán símbolos de motivación y fortalezas imperecederas para nuestra militancia; será el cemento que sellará la estratégica unidad de nuestro partido por la que tanto peleaste a lo largo de tu incansable militancia política revolucionaria.

II Parte

TUVO QUE SER TÚ CUERPO Y NO TU ESPÌRITU EL QUE FLAQUEÒ

Reflexionando un poco, ahora, nos damos cuenta cabalmente que tu frágil contextura física, tu gran corazón capaz de sentir el dolor de millones no soportó la presión cuando más la necesitabas para mantenerte en pie. Es una pena que tu frágil corazón golpeado, magullado y remendado durante varias operaciones quirúrgicas, no haya resistido la constante presión de tu tremenda energía de luchador revolucionario, no estaba lo suficientemente fuerte para soportar el peso de tantas exigencias, desde las pequeñas cosas que mucha gente ponía en tus manos con la esperanza de recibir de tu parte alguna frase amiga, alguna esperanza de aliviar sus quejas contra tantas injusticias, hasta las grandes demandas políticas no fáciles de enfrentar sin tu ayuda. En realidad, no estábamos preparados para este tremendo impacto; no estábamos preparados para enfrentar solos, la montaña de cosas que tenemos pendientes de resolver, que ya teníamos y veníamos tratando, pero al menos contábamos con tu respaldo para hacerle frente. Ahora, cuando al escuchar la radio, la televisión, leemos los medios escritos, en donde hablan tanto de ti, de tu persona, de tu modo de ser y de pensar, cuando escuchamos lo que cada quien piensa de ti, cada quien expresa a su manera su sentimiento sobre ti; cuando observamos los ojos llenos de lágrimas o enrojecidos de tanto llorar; cuando escuchamos a la gente sencilla, expresando a su manera su dolor, su angustia por la partida de su amigo, de su compañero, de su líder político.
Es impresionante Schafik, observar a la gente, a tu gente, con la que siempre platicaste, escuchaste y orientaste y hasta regañaste, como el padre o como el hermano mayor; ahora, no obstante el profundo dolor que les embarga tu inesperada partida física, en un acto desesperado por no perderte, estas masas populares, como una señal de su verdadera fuerza, que podría desbordarse en cualquier momento, siguiendo tus orientaciones, se ha lanzado a las calles, al recinto universitario, al cementerio, con lágrimas en sus ojos, pero, con los dientes apretados como queriendo expresar su profundo compromiso de continuar bajo la consigna ¡la lucha continúa¡. Si tú pudieras ver los rostros mustios de la gente humilde y los semblantes de pelea de la juventud, de las mujeres, de los campesinos, de la intelectualidad, de los excluidos y excluidas, levantando el puño izquierdo, entonando ¡SCHAFIK, AMIGO, EL PUEBLO ESTÀ CONTIGO! o simplemente: ¡SCHAFIK, SCHAFIK, SCHAFIK!

No hay ninguna duda hermano, seguirás formando parte del pueblo combatiente y en primera fila; el pueblo sigue tu consigna. Espero que la Dirección Nacional del Partido entienda bien este mensaje y convierta en fuerza organizada este impresionante ejército popular de masas, lo encause bajo la fuerza de tus ideas y lo convierta en un fuerte y combativo MOVIMIENTO POLÌTICO DE MASAS. Sería la mejor manera de rendirte los honores y preservar tu memoria y reafirmar nuestro compromiso de continuar la lucha por la causa popular siguiendo tu ejemplo. Es una señal muy importante que presagia la forma de cómo podría ser la respuesta del pueblo salvadoreño en el futuro para enfrentar a la derecha neoliberal de Arena. La gente no se equivoca cuando clama: ¡A LOS LÌDERES NO SE LES LLORA, SE IMITAN!

En cada una de las expresiones de dolor y hasta cierto punto de desaliento, es alentador recoger al mismo tiempo, que en medio de las lágrimas vertidas, son un homenaje y un saludo de soldado al camarada, al amigo, al Comandante: te cubrimos las espaldas y avanzaremos con un sentimiento de coraje y de odio a los corruptos, a los narcotraficantes, a los enemigos de las y los humildes, a los responsables de las injusticias, de la miseria, de la exclusión socioeconómica de nuestro pueblo. Son esas manifestaciones de solidaridad a ti, Schafik, de rendirte homenaje en los últimos momentos de tu presencia física, cuando, frente a tu cuerpo amortajado, la gente exclama: ¡por ti Schafik, vamos a continuar y tú estarás presente guiándonos como siempre lo hiciste! ¡Schafik, la lucha sigue!

Todo indica que tu pérdida física está provocando una reacción de reafirmación de la decisión de continuar la lucha para hacer realidad la obra aún inconclusa dejada por su líder Schafik.
Es impresionante observar los desfiles de personas de todos los estratos y condiciones sociales para ver por última vez tu cuerpo inerte. Es conmovedor observar a excombatientes de la GPR, militantes veteranos provenientes de las cinco organizaciones político-militares fundadoras del FMLN, queriendo despedirse del Comandante Simón. Vemos como alguien anda buscando a algún conocido para tratar de descargar sus emociones retenidas. Es terriblemente doloroso tener que encontrar fuerzas para consolar a las y los deprimidos y desconsolados cuando las fuerzas propias apenas alcanzan para sostenernos a nosotros mismos.
Compañeras que nos conocieron desde los años 60, 70, 80, algunas visiblemente agotadas por el tiempo, por las dificultades de sobre -vivencia, por tantos dolores sufridos por la represión, por pérdidas de familiares y compañeros o compañeras y ahora por la pérdida su Schafik, llorando amargamente; seguras de encontrar alivio espiritual recuestan su rostro en alguien de los compañero veteranos, contemporáneo o no de su lucha, dejando escapar sus lamentos sin darse cuenta que con ello aumentan el peso a nuestro propio dolor por nuestro camarada Schafik.
En medio de este indescriptible mar de llantos y expresiones diversas de dolor, en mi caso personal, me pongo a reflexionar, si realmente tendré la capacidad de expresar algo adicional a todo lo que la gente expresa sobre Schafik. Prácticamente lo saben todo sobre Schafik. Y es que, en verdad, Simón no ocultó nada de su larga lucha a la gente; en cada intervención suya siempre recordaba algo y lo transmitía a la gente. A veces en forma anecdótica, poniéndole un poco de salsa picante, provocando las risas de la gente que le celebraba sus ocurrencias.

Como hace falta decir muchas cosas más sobre Schafik, me comprometo, sin ánimos de cansar a nadie, a dedicar algún tiempo para compartir algo de lo vivido y compartido juntos por más de 40 años, pero eso lo haré después, se los prometo.

SCHAFIK FUE Y SERÁ SIEMPRE UN SÍMBOLO
DE FIRMEZA, LEALTAD Y DIGNIDAD REVOLUCIONARIAS

Lo que se diga o se escriba sobre Schafik desde una perspectiva y enfoque revolucionarios perdería objetividad y seriedad si no toma en cuenta los rasgos fundamentales de la vida y obra de Schafik: la firmeza, la dignidad y su profunda lealtad hacia la causa a favor del pueblo salvadoreño. Como la historia de la lucha revolucionaria de Schafik se desarrolló en diferentes tiempos y características diferentes, nadie puede atribuirse el derecho exclusivo de sentirse el conocedor de la trayectoria de Schafik, porque él estuvo con todo el mundo, en todas partes, en todos los momentos: Aún en los momentos difíciles y complicados de la clandestinidad, Schafik siempre se las arregló para relacionarse con la gente, hablar y pelear por los intereses de la gente. Nunca le importó el riesgo de perder su vida; nunca frunció la cara ante las amenazas, ante las privaciones de todo tipo. No había manera de detener a Schafik a que se quedara bajo la protección de camaradas de seguridad en los reducidos espacios de habitaciones humildes, sin soportar sus reclamos a ser parte del cumplimiento de las diferentes actividades prácticas, desde actividades de reparto de propaganda casa por casa, en pegas, en pintas, en mítines relámpagos, en concentraciones de masas, pasando por el trabajo conspirativo, la incidencia política en diferentes sectores sociales, económicos y políticos, hasta desafiar la inteligencia enemiga, penetrando sus sistemas de defensa, sus movimientos hacia el frente de guerra,. Nunca fue posible detenerlo para quedarse en casa, incluso en momentos de retenes y registros y cercos policiales en los barrios o caseríos pobres. Ahí estuvo él compartiendo con tantos compañeros y compañeras.
Incluso en momentos cuando los mal llamados cuerpos de seguridad llenaban las calles con carteles con fotografías de Schafik y de compañeras y compañeros conocidos, llamando al público a “CONOZCAN ESTAS CARAS”, LLAMEN AL TELÈFONO No….”, acciones que se repetían casi de manera permanente, acompañado con epítetos de: subversivo, terrorista, traidor a la patria, etc. Sin embargo, nada de eso detuvo nunca a Schafik para presentarse a las actividades de calle, al cumplimiento de las tareas y estar en primera fila.