El marxismo es uno de los tres grandes paradigmas de visión del mundo que han formado la época moderna (desde la Revolución Francesa). Los otros dos son el liberalismo/neoliberalismo y el pensamiento socialdemócrata. La diferencia entre el materialismo dialectico y histórico de Marx y Engels y el neoliberalismo y la socialdemocracia es, que el modelo de interpretación de la realidad social que desarrollaron, no es ideología, sino ciencia. La esencia del marxismo es un paradigma científico que tiene la misma calidad epistemológica y metodológica, como los paradigmas de Isaac Newton y Charles Darwin. Por eso mantiene la misma vigencia que los modelos científicos de Newton y Darwin.
Sin embargo, todo modelo científico es un sistema “vivo”, es decir, evoluciona con la evolución de la realidad a que se refiere. De ahí, que pese a que transcurra el tiempo no se hace “falso” o “equivocado”, sino que requiere precisarse en la medida que su objeto estudiado, cambia. Dado que la sociedad es un sistema que evoluciona con gran velocidad, el marxismo de hoy tiene que actualizarse, sobre las bases establecidas por Marx, Engels, Lenin y Mao Zedong. Los nuevos desarrollos de esta ciencia de la sociedad no contradicen o refutan a los fundadores del modelo, sino los complementan. Es decir, la relación entre el Socialismo del Siglo 21 y la fundamentación original de la obra puede compararse al desarrollo de la física cuántica de Max Planck frente a la física de Isaac Newton.
Una característica específica del marxismo es que va acompañado de un sistema de valor que radica en el humanismo, la democracia y el sujeto consciente, ético, y solidario, a diferencia del ser egoísta y mercantilista del capitalismo. Su combinación de rigor científico y ética social, hicieron que en algún momento de la historia se convirtiera en un sistema social, político y económico, que cubriera casi la mitad del mundo habitado. Lamentablemente, graves errores de los Partidos comunistas impidieron que ese sistema global socialista se consolidara y modernizara para el Siglo 21, con la excepción de China.
De hecho, el Partido Comunista de China ha tenido la capacidad de aplicar las bases de la dialéctica científica a su praxis, lo que ha tenido por resultado, que todas las crisis de los últimos cien años han podido ser superados y que el Partido y el país saliera más fuerte y más preparada que nunca. Hasta convertirse hoy día en la Primera Potencia Mundial.
Hay cinco grandes saltos en la innovación teórica-practica del PCCh a lo largo de su existencia que pueden catalogarse en cinco fases-modelos: 1. Mao Tse-Tung: La Guerra Popular Prolongada (1935-38): 2. Mao Tse-Tung: La Nueva Democracia (1940). 3. Deng Xiao Ping: Apertura y Reforma, Socialismo con características chinos (1978). 4. Xi Jinping: The Chinese Dream o el Renacimiento nacional (2012) y, 5. el pensamiento de Xi externado en el 19 Congreso del Partido, sobre la Nueva Era del Socialismo con características chinos, “Socialismo científico lleno de vitalidad en la China del Siglo 21”.
El marxismo, el neoliberalismo capitalista y la ideología socialdemócrata, son las tres principales narrativas políticas en la lucha sistémica actual por el soft power global. China tiene tanto un gran poder material para influenciar en el mundo, pero también tiene un gran poder moral por su praxis socialista. Y esto vale para su papel en la evolución del marxismo.
La reactivación del marxismo científico bajo el core leader Xi en escuelas, universidades y la cultura en general, generará un renacimiento del gran paradigma y de la ética de Marx y Engels. En este proceso, el impacto más grande que China ejercerá es el moral: la realización del combate socialista contra la pobreza, contra las injusticias, en favor de la ecología etc, que el gobierno y el partido están ejecutando con tanta energía. Sólo esta praxis marxista del buen ejemplo, puede convencer al resto del mundo, que la sociedad comunista es una sociedad superior a la capitalista-burguesa y un objetivo por el cual vale la pena luchar.