Tractores bloquean Europa ¿Cuáles son las razones de la protesta?

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Por Yoselina Guevara López


Miles de tractores ocupan las calles de las principales ciudades de toda
Europa, mostrando su rabia y malestar ante las políticas de los gobiernos que
forman parte de la Unión Europea. Son manifestaciones que iniciaron desde el
otoño de 2023, pero que durante el mes de enero y febrero de 2024 se han
difundido con fuerza en todo el viejo continente, incendiando la sede del
Parlamento Europeo en Bruselas, pero también amenazando con llegar al
escenario del Festival de la Canción italiana en San Remo.
Los reclamos de los agricultores varían de un país a otro, van desde las
protestas alemanas contra los recortes en las subvenciones al diesel hasta las
francesas contra los acuerdos de libre comercio. A los trabajadores del campo
los unen también los problemas comunes, como el aumento de los precios de
la energía y los insumos, aunado a la creciente brecha entre los márgenes de
beneficio de los pequeños productores y los grandes gigantes de la
agroindustria y las cadenas de supermercados. No es casualidad que entre los
objetivos de las protestas además de los centros neurálgicos de la política
mundial, estén también las sedes de varios gigantes agroalimentarios, frente a
las cuales los agricultores en huelga han arrojado grandes cargas de estiércol.

Oportunidad para el lobby fósil y la extrema derecha
Las manifestaciones de los tractores de estos últimos meses hacen el
juego, de manera no consciente, a los partidos contrarios a la
descarbonización, y al llamado “lobby fósil” dentro de la UE. No olvidemos que
en el mes de junio de 2024 se realizarán las elecciones del Parlamento
Europeo. La jugada política es compleja de comprender; en un primer momento
la indignación de los agricultores encontraba su voz y caja de resonancia en la
izquierda, porque se apuntaba principalmente contra los acuerdos de libre
comercio y las multinacionales. Pero esta vez se está tratando de concentrar la
atención en la oposición a las políticas de la Unión Europea que tienen como
punta de lanza el ataque al Green Deal (Pacto Verde), con sus estrategias “De
la granja a la mesa” y “Biodiversidad 2030”; este direccionamiento está siendo
impulsado por los partidos de derecha, y extrema derecha empeñados en
derribar la mayoría que apoya el “lobby verde” del Parlamento Europeo.
En este sentido, el principal problema radica en que las políticas
europeas, pensadas para la protección del planeta, están exentas de medidas
que puedan ayudar a los agricultores a afrontar las graves dificultades
económicas por las cuales están pasando y que a la vez les permitan acelerar
la transición ecológica del sector agrícola, víctima y verdugo de la crisis
climática. Esto no quiere decir, ubicarse al margen de las medidas
medioambientalmente sostenibles en la agricultura, porque de hecho

significaría el fin de cualquier actividad agrícola en las cercanas próximas
décadas.
La crisis climática crece a pasos acelerados, lo vemos a diario con los
fenómenos meteorológicos a nivel mundial; pero el gran reto inicia por tomar en
cuenta los reclamos del sector productor del campo y a la vez crear un modelo
de agricultura capaz de poner en práctica la transición ecológica, diseñado para
apoyar con fuerza los gastos e ingresos de los agricultores, que les permita
producir alimentos verdaderamente sanos para los consumidores.


En defensa de los agricultores
El sector agrícola sólo representa el 11% de las emisiones de gases de
efecto invernadero de la Unión Europea, no obstante es el primero en pagar el
precio de los fenómenos meteorológicos extremos debidos al cambio climático,
que han afectado cada vez más a la producción en los últimos años. Muchos
trabajadores del campo se ven obligados a cambiar de cultivo debido a los
prolongados periodos de sequía, mientras que otros, a los que les gustaría
conservar los tradicionales, reclaman nuevos embalses e infraestructuras de
captación de agua que los gobiernos no siempre priorizan.
Desde 2005, más de un tercio de las explotaciones agrícolas en la Unión
Europea han cerrado sus puertas, en un panorama en el que cada vez surgen
más gigantes trasnacionales y las empresas más pequeñas son cada vez
menos competitivas. En términos generales, los agricultores se sienten
acosados por una burocracia desde la UE, hasta los gobiernos nacionales, los
cuales conocen muy poco o nada acerca de los costos de producción y el duro
trabajo del campo. Pero el sector del campo también vive bajo la exigencia de
producir más alimentos baratos respetando el clima y el medio ambiente; por
ello sostienen que las políticas verdes, tal como están concebidas actualmente,
son injustas, económicamente insostenibles y acabarán resultando
autodestructivas.

Retromarcha desde la Comisión Europea
Desde la Comisión Europea, con su actual presidenta Úrsula Von der
Leyen, han dado la retromarcha anunciando a inicios de febrero el retiro de la
polémica Ley de Pesticidas europea, Reglamento Sur (Uso sostenible de los
pesticidas), que había ya sido rechazado en noviembre de 2023 por el
Parlamento Europeo, y la cual imponía una drástica reducción del uso de
productos fitosanitarios y pesticidas. Sin duda un logro de la protestas de los
tractores pero sin embargo, debemos responsablemente insistir en señalar que
el Green Deal o Pacto Verde de la Unión Europea no es el enemigo, el
verdadero problema reside en los bajos ingresos de la mayoría de los
pequeños y medianos productores agrícolas. De hecho, de acuerdo a datos de
la Empresa de análisis Matthews, durante el año 2022 un 94% de las ayudas

financieras de la UE, terminó en las manos de los productores agrícolas más
ricos, mientras solo el 6% del dinero va distribuido a los agricultores más
pobres. Una vez más un pequeño grupo se beneficia en detrimento de las
grandes mayorías, una lógica que conocemos perfectamente a qué ideología
pertenece y cuáles han sido las consecuencias negativas que ha traído para
toda la humanidad.


Yoselina Guevara López: comunicadora social venezolana, analista política,
articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido
al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional
de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela); I Concurso Memoria Histórica
Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar. Red Social X:
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