Las experiencias de nuestra América revolucionaria II parte

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Mausoleo de Schafik Hándal

Por Ileana Ama

Cuando un revolucionario estudia no se dedica ùnicamente a lectura los libros para luego citar frases, que no pocos se quedan sin entender. Un revolucionario aprende a leer la realidad social, política, económica, laboral y demás aspectos de la vida que afectan al ser humano.

La revolución cuando es verdadera transforma, acaba con las causas que originaron y son origen de la miseria, de la desigualdad en la que unos pocos tienen todos mientras otros carecen de todo.
La revolución es un trabajo de todos sin excepción, es de todas aquéllas consciencias honestas y que aspiran a una vida mejor para todos.Una vida digna de ser humano y una labor permanente en la que sin excepción se está participando.


Los pueblos son creativos, son fuerza transformadora.
África “olvidada”, silenciada por la prensa mediática y la propaganda del Occidente capitalista empieza a romper las cadenas de la explotación y opresión.
En Asia los pueblos luchan por conquistar su liberación nacional y hacer respetar su soberanía.
Medio oriente con el pueblo palestino a la cabeza libra una lucha desigual contra el terrorismo sionista y la complicidad de los imperialistas.
Los pueblos luchan en las calles a través de protestas y revueltas sociales que en tanto no logren decidirse por acabar con el sistema capitalista sus luchas lamentablemente no consiguiran la tan ansiada transformación que sus países necesitan.

El imperialismo tiene sus empleados quienes maquinan, diseñan diferentes formas para manipular y seguir engañando a los pueblos, confunden a los revolucionarios que no están claros del rumbo a seguir y qué fines una revolución tiene como tareas inclaudicables a cumplir. Ellos los maquinadores de iniquidad y sometimiento cuentan con los recursos que el capital les pone a su servicio y así continuar acumulando más riquezas.

El modelo neoliberal es la fase de desfachatez que los burgueses implementan para robar la soberanía de los pueblos y saquear a las naciones de sus recursos naturales.


La clase trabajadora es explotada como el esclavo lo fuera antes. Hace falta que nuevos Espartacos se rebelen.
En nuestra Latinoamérica y el Caribe no basta con la llegada de gobiernos progresistas, es necesario y urgente tomar en cuenta que un gobierno progresista debe trabajar por organizar y empoderar a los humildes.

Un gobierno por muy progresista que sea, sólo administra la cosa pública como la recolección y reparto de los impuestos, el pago de la deuda externa, reparación y construcción de carreteras. Si bien es cierto, eso es su obligación mientras se es gobierno, y el poder económico de la burguesía los deja gobernar esos gobiernos progresistas no ataca las raíces del sistema de explotación.


De lo que se trata es de transformar las estructuras del reparto desigual de las riquezas, de transformar las leyes que legalizan la propiedad privada en contra de los trabajadores, de la exclusión de la población en las áreas de salud y previsión social, educación para todos y gratuita, equidad de género no sólo de forma sino de contenido.
Antes que el gobierno haga inversiones con fondos del estado en sectores extranjeros debe hacerlo fortaleciendo a los micro empresarios nacionales.

Las experiencias de gobiernos progresistas que llegaron al poder ejecutivo en nuestra América nos enseñó y recuerda a estas alturas que aparte del poder ejecutivo, también existen los poderes judicial y legislativo para poner trabas, visibles y aún así trabajan a escondidas los otros poderes de facto como lo son el poder económico en manos de la oligarquía criolla y el poder de las Fuerzas Armadas, para sabotear las iniciativas de esos gobiernos como fueron los casos de Jacobo Arbenz en Guatemala, Salvador Allende en Chile, Jaime Roldós en Ecuador, Omar Torrijos en Panamá, Manuel Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay, Dilma en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Pedro Castillo en Perú.

Es decir, una vez más se necesita pensar desde la izquierda que no basta con llegar al poder ejecutivo donde a lo sumo permitieran que ejerza el mandato presidencial por el período determinado o en el peor de los casos golpes de estado, ataques mediáticos, con fines de “Lawfare” es el uso de sistemas e instituciones legales para dañar o deslegitimar a un oponente, o para disuadir a un individuo del uso de sus derechos legales.

Experiencias de nuestra América y es tarea de la izquierda, sí se precia de ser revolucionaria no olvidar que el imperialismo es como la Medusa, ese personaje según la mitología griega que tenía muchas serpientes en su cabeza con las cuales convertía en piedra a quienes se atrevían a mirarla. Pues el imperialismo es tal que infunde miedo a muchos y quedan petrificados en sus ideas revolucionarias, Marxistas Leninistas y se desvían a la socialdemocracia o al llamado progresismo sin ser revolucionario.

Por supuesto que hay muchos más elementos a tomar en cuenta, y esos los abordaremos en otro momento.

El marxismo es la guía, el sufrimiento de nuestros pueblos alimenta nuestra convicción de que sin una revolución no habrá cambios ni transformaciones reales.

Es urgente y necesario por el bien de nuestros pueblos, volver a nuestras raíces , es decir que los revolucionarios se han forjado en la clandestinidad, en las luchas de calle, en las fábricas, y talleres en las escuelas y universidades, en los mercados y en el campo, lugares donde se ha vivido y se vive la injusticia y la represión.

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