Informe Central al Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba

0
316
Foto de : Juvenal Balán

Texto completo de la presentación del General de Ejército Raúl Castro Ruz, 16 de abril de 2021 

Autor: Raúl Castro Ruz

Compañeras y compañeros:

La inauguración del Octavo Congreso del Partido se produce en una fecha trascendental en la historia de la nación: El 60 aniversario de la proclamación por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz del carácter socialista de la Revolución, el 16 de abril de 1961, en el funeral de despedida de los muertos el día anterior en el bombardeo de nuestras bases aéreas, preludio de la invasión mercenaria de Playa Girón, organizada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos como parte de los planes para aplastar el ejemplo de la Revolución Cubana y reimponer el dominio neocolonial en la isla, con la complicidad de la Organización de Estados Americanos.

Planeamos concluir el Congreso el próximo lunes 19 de abril, cuando también conmemoraremos el aniversario 60 de nuestra victoria sobre la expedición mercenaria, lograda en menos de 72 horas por fuerzas del Ejército Rebelde, policías y milicianos que, bajo el liderazgo personal del compañero Fidel, no dio un momento de descanso a los invasores y derramó, por primera vez, su sangre en defensa del socialismo. Los golpes decisivos asestados por la Seguridad del Estado a los grupos contrarrevolucionarios, que actuaban como quinta columna dentro del país, contribuyeron al fracaso de los planes del enemigo.

La invasión de Playa Girón, lanzada durante el mandato de un presidente demócrata, fue parte del “programa de acción encubierta contra el régimen de Castro”, iniciado por el presidente Eisenhower, un republicano, que proyectaba la creación de una oposición unificada en Cuba, una guerra psicológica , planes de asesinato de los principales líderes revolucionarios, Fidel en particular, sabotajes de objetivos económicos y ataques terroristas en las ciudades, promoción de bandas armadas contrarrevolucionarias que masacraron a campesinos, trabajadores y jóvenes que participaban en la gloriosa campaña de alfabetización.

Nunca olvidaremos a los 3.478 muertos y 2.099 heridos y discapacitados, víctimas del terrorismo de Estado contra nuestro país.

Celebramos el Octavo Congreso a dos años de la proclamación de la Constitución de la República el 10 de abril de 2019, a un siglo y medio de la primera Constitución mambí en Guáimaro.

La aprobación de la Constitución requirió la actualización de buena parte de nuestras leyes y demás disposiciones jurídicas que impactan sus preceptos, por lo que la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó un cronograma legislativo correspondiente, el cual se viene cumpliendo.

Durante el período transcurrido desde abril de 2019, el legislativo cubano ha aprobado once leyes con el afán de garantizar el funcionamiento y organización de los principales órganos estatales y gubernamentales. Por su parte, el Consejo de Estado emitió 33 decretos leyes.

La dirigencia del Estado y del gobierno ha adoptado una serie de decisiones para fortalecer la capacidad legislativa con la participación de instituciones, universidades y diversos centros de investigación.

El Informe Central que les presento hoy fue aprobado previamente por el Buró Político.

En esta ocasión, considerando las restricciones impuestas por la lucha contra la pandemia de COVID-19, el número de delegados al Congreso se limitó a 300, propuestos por los locales y elegidos democráticamente en representación de los más de 700.000 miembros del Partido, en unas 58.000 células.

En estas circunstancias extraordinarias, celebramos el Octavo Congreso, de conformidad con el objetivo número 17, aprobado en la Primera Conferencia Nacional del Partido, que establece que los Congresos del Partido se realizarán cada cinco años, salvo en caso de amenaza de guerra. una catástrofe natural grave o una situación excepcional. No estamos en tiempos normales ni mucho menos, pero llegamos a la conclusión de que no sólo era posible, sino necesario, realizar nuestro Congreso en la fecha prevista.

Llegamos a este gran evento con un aumento de 27.000 afiliados al Partido, evidencia de que la disminución observada desde 2006 ha terminado.

Este alentador resultado se ha logrado a pesar de la pérdida de miembros debido a muertes, desactivaciones y la aplicación de sanciones externas. Igualmente prometedora es la incorporación anual promedio de más de 39.400 nuevos militantes, un tercio de ellos provenientes de las filas de la Liga de Jóvenes Comunistas.

Sin embargo, no podemos ignorar el hecho de que, dadas las tendencias demográficas del país, la edad promedio de los miembros del Partido está aumentando, con un 42,6% de ellos mayores de 55 años.

Al mismo tiempo, se ha logrado un aumento constante del número de miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas, procedentes de la masa de estudiantes y trabajadores jóvenes, entre los cuales se ha dado prioridad a los pequeños agricultores, a los trabajadores agrícolas y a otros sectores importantes de la economía. donde existe un potencial sin explotar que podría hacer una contribución valiosa al crecimiento futuro del Partido.

Mención especial merece la batalla contra la pandemia, guiada por un plan nacional aprobado por el Buró Político el 30 de enero de 2020, que ha sido actualizado y enriquecido a partir de la experiencia adquirida en las diferentes etapas.

Este plan incluye la acción intersectorial coordinada de los organismos de la Administración Central del Estado, las organizaciones de masas y la participación activa del pueblo, especialmente de los jóvenes. Su principal fortaleza es la voluntad política para garantizar la salud de la población.

La implementación de este plan ha demostrado que es posible controlar la epidemia mediante la observancia de protocolos establecidos, la atención diferenciada a grupos vulnerables, el levantamiento comunitario activo para identificar casos, así como el aislamiento de casos sospechosos y contactos, la hospitalización, medidas preventivas y tratamiento terapéutico con medicamentos innovadores producidos por las industrias farmacéutica y biotecnológica de Cuba, que surgieron bajo el liderazgo personal del Comandante en jefe.

Los resultados alcanzados sólo son posibles en una sociedad socialista, con un sistema de atención sanitaria universal gratuito, accesible y dotado de profesionales competentes y comprometidos. Sin embargo, en los últimos meses se ha producido un resurgimiento a nivel mundial, y Cuba no ha quedado exenta, principalmente como consecuencia del cumplimiento relajado de las medidas establecidas, entre otras razones.

La respuesta del país a la COVID-19 se ha caracterizado por los aportes de científicos y expertos en el desarrollo de investigaciones e innovaciones, con la inmediata introducción de sus hallazgos para apoyar la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de los pacientes. Se trabaja intensamente en los ensayos clínicos de cinco candidatos a vacunas que podrían servir para inmunizar a toda la población cubana y contribuir a la salud de otras naciones. Estos resultados, por sí solos, como lo he expresado en otras ocasiones, han servido para incrementar cada día mi admiración por Fidel. (Aplausos)

El Octavo Congreso concentrará sus trabajos en el análisis de las conclusiones de las tres comisiones creadas por el Buró Político.

El primero, presidido por el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, aborda los resultados económicos y sociales alcanzados desde el Séptimo Congreso y las proyecciones para seguir avanzando en el desarrollo del país; evaluación del proceso de implementación, en marcha desde el VI Congreso, de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, junto con propuestas para su actualización y la de Conceptualización del modelo económico y social cubano; así como el estado de implementación de la Estrategia Económico-Social para impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial provocada por el COVID-19.

La segunda comisión, encabezada por el compañero José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central, evalúa el cumplimiento de la Resolución aprobada por el VII Congreso sobre Objetivos de Trabajo de la Primera Conferencia Nacional, celebrada en enero de 2012, relacionada con el funcionamiento del Partido, actividad ideológica y vínculos con las masas, así como proyecciones para perfeccionar el trabajo del Partido en las circunstancias actuales y futuras.

Finalmente, la tercera comisión, encabezada por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, realiza un diagnóstico de la política de cuadros en el Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas, las organizaciones de masas, el Estado y el Gobierno, así como el papel del Partido en logrando resultados superiores.

Los documentos que hoy presentamos a su consideración, resultado del trabajo de estas tres comisiones, fueron discutidos previamente en los comités provinciales del Partido y en los consejos de gobierno de ese nivel, con la participación de los primeros secretarios del Partido, líderes de organizaciones de masas y cuadros administrativos municipales. , además de los consejos de dirección de organismos de la Administración Central del Estado y las direcciones nacionales de organizaciones de masas y la Liga de Jóvenes Comunistas.

Como resultado de estas discusiones se realizaron modificaciones significativas que enriquecieron su contenido. Más recientemente, los documentos fueron sometidos a la consideración de los delegados del Congreso en reuniones de sus respectivas delegaciones provinciales.

Sin pretender abordar todos los asuntos incluidos en el trabajo de las comisiones mencionadas, repasaré brevemente algunas cuestiones.

Ya se ha dicho que el desarrollo de la economía nacional, junto con la lucha por la paz y la firmeza ideológica, constituyen las principales misiones del Partido.

Durante los últimos cinco años la economía cubana ha demostrado su capacidad de resistencia frente a los obstáculos creados por el recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, lo que ha permitido preservar los principales logros de la Revolución en las áreas de la economía pública. salud, educación y seguridad social, sin renunciar a los objetivos de desarrollo planificados ni a nuestro apoyo y solidaridad con otras naciones.

Persisten efectos negativos asociados a la excesiva burocracia, el inadecuado control de los recursos, causa y condición por excelencia de la nociva existencia de la corrupción y otras ilegalidades que limitan el avance en el aumento de la productividad y la eficiencia. Nuestro modelo económico, que no ofrece suficientes incentivos para el trabajo o la innovación, sigue presentando problemas estructurales.

Para transformar irreversiblemente este panorama, el proceso de actualización de nuestro modelo económico-social debe dinamizarse, promoviendo una adecuada combinación de planificación centralizada y descentralización, con la necesaria autonomía en los niveles intermedios y básicos del sistema empresarial y de los gobiernos locales.

También es necesario consolidar el proceso inversionista, sobre la base de un enfoque integral, eliminando el trabajo chapucero y la improvisación, para mejorar la productividad y la eficiencia del sector estatal de la economía, en esferas decisivas para el desarrollo del país, procurando al mismo tiempo la marco para las formas no estatales de gestión más flexible e institucionalizado.

Recientemente, el alcance de las actividades de trabajo por cuenta propia se amplió significativamente de 127 actividades permitidas a más de 2.000. Esta decisión, acogida con entusiasmo por la opinión pública nacional y extranjera, fue, como era de esperar, cuestionada unos días después y calificada de insuficiente por quienes sueñan con la restauración capitalista del país y la privatización masiva de la propiedad popular de los principales medios de producción. .

Incluso antes de que se implementara esta importante decisión, se exigía el ejercicio privado de algunas profesiones, mientras que otras no estaban permitidas. Parecería que el interés propio, la codicia y el afán de mayores ingresos provocan, en algunos, el deseo de lanzar un proceso de privatización que barrería los cimientos y la esencia de una sociedad socialista construida durante más de seis décadas. Siguiendo este camino, los sistemas nacionales de educación y salud pública, ambos gratuitos y universalmente accesibles para todos los cubanos, también serían desmantelados en poco tiempo.

Otros, con la esperanza de eliminar el principio socialista de mantener un monopolio estatal del comercio exterior, han exigido autorización de importaciones comerciales privadas, con miras a establecer un sistema no estatal de comercio exterior.

Estas son preguntas que no pueden ser objeto de confusión, y mucho menos de ingenuidad, por parte de los cuadros dirigentes y los miembros del Partido. Hay límites que no podemos sobrepasar porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos, a la destrucción misma del socialismo y por tanto, de nuestra soberanía e independencia nacional.

Cuando hablo de estos temas me vienen a la mente las palabras del Comandante en jefe de la Revolución Cubana, las pronunciadas durante la clausura del VI Congreso de la Liga de Jóvenes Comunistas el 4 de abril de 1992: “Sin resolución, sin decisión, sin una decisión consecuente espíritu, la Revolución nunca habría triunfado, porque los que hacen concesiones, los que se rinden, los que se ablandan, los que traicionan, nunca llegan a ninguna parte”. (Aplausos)

Nunca se puede olvidar que la propiedad de todo el pueblo de los medios fundamentales de producción constituye la base del poder real de los trabajadores.

El sistema de empresas estatales enfrenta el desafío de demostrar en la práctica y consolidar su posición como forma dominante de gestión en la economía. Esto no es algo que pueda lograrse por decreto; es una condición esencial para la sostenibilidad de la sociedad socialista. Por tanto, es imperativo provocar una sacudida de la estructura del sistema empresarial, de arriba hacia abajo y viceversa, para desterrar definitivamente la inercia, las actitudes conformistas, la falta de iniciativa y la espera cómoda de instrucciones desde arriba. Es necesario cambiar viejos malos hábitos y desarrollar prácticas emprendedoras y proactivas en la gestión de nuestras empresas y establecimientos, que funcionarán con cada vez mayor autonomía, persiguiendo un mayor nivel de producción con mayor eficiencia.

Todo esto es fácil de decir, lo difícil, pero no imposible, es concretar y consolidar el cambio. Es necesaria la creación de un verdadero cambio de mentalidad, para avanzar en el aumento de la producción nacional, especialmente de alimentos, para eliminar el hábito nocivo de importar y generar exportaciones más diversificadas y competitivas.

Sin renunciar a aspiraciones y trabajar por un mayor nivel de satisfacción de necesidades, debemos acostumbrarnos a vivir con lo que tenemos y no pretender gastar más de lo que somos capaces de generar en ingresos. Hacer lo contrario es un error que ya hemos cometido y no deberíamos repetir. No debemos olvidar que ahorrar es la forma más rápida y segura que tenemos de obtener ingresos.

El sector turístico internacional, que creció de manera sostenida hasta 2018, sufrió una caída en 2019 como consecuencia de las medidas adoptadas por el gobierno estadounidense, además de los efectos devastadores de la pandemia global de COVID-19.

Pese a esto, hemos aprovechado el cierre de la mayoría de nuestras instalaciones para dar mantenimiento y mejorar la infraestructura hotelera, de modo que cuando se reanuden las operaciones turísticas podamos ofrecer un servicio de mayor calidad. Somos optimistas y confiamos en que este sector no sólo se recuperará, sino que seguirá desarrollándose en beneficio de toda nuestra población.

El modelo económico y social de desarrollo socialista requiere que tengamos la capacidad de regular el mercado, lo más armoniosamente posible, mediante el uso de métodos indirectos cada vez menos administrativos. Es imperativo lograr que la demanda insatisfecha de la población sirva como incentivo para los productores nacionales, basado en el uso eficiente y racional de los recursos materiales y financieros. (Aplausos)

Estos son los objetivos que persigue la Estrategia Económica y Social para impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial provocada por la COVID-19, aprobada por la máxima dirección del Partido y el gobierno.

Vale reiterar que las decisiones económicas en ningún caso pueden generar violaciones a los ideales de justicia e igualdad de la Revolución, y mucho menos debilitar la unidad del pueblo en torno a su Partido, el cual siempre defenderá el principio de que, en Cuba, la implementación nunca se permitirán terapias de shock que perjudican a los estratos más humildes de la población; nadie quedará desprotegido.

A pesar de las agravadas tensiones que enfrenta la economía nacional, esta es una oportunidad oportuna para agradecer a buena parte de nuestros acreedores su disposición a reestructurar deudas vencidas, y al mismo tiempo, asegurarles nuestra intención de retomar el cumplimiento de nuestros compromisos financieros internacionales. a medida que comenzamos la recuperación de la economía. Asimismo, reafirmamos nuestra decisión de garantizar los depósitos bancarios en moneda libremente convertible y pesos cubanos, así como el efectivo en poder de la población, personas jurídicas extranjeras y nacionales.

La situación extrema de falta de liquidez nos obligó a reintroducir las ventas en moneda libremente convertible en algunos establecimientos minoristas y posteriormente mayoristas.

Esta medida necesaria tenía como objetivo inicial asegurar la presencia en el mercado interno de una serie de insumos que en los últimos cinco años habían desaparecido de los puntos de venta estatales, abriendo la puerta a la práctica ilegal de comprar estos artículos en el extranjero para revenderlos aquí, a un precio tasa de ganancia muy alta.

Con el impacto de la COVID-19, las ventas en moneda libremente convertible se extendieron a otros productos, incluidos los alimentos, con el propósito de incentivar las remesas que los ciudadanos cubanos en el exterior envían a sus familiares en el país. Además, el gobierno ha logrado destinar una apreciable cantidad de divisas para garantizar el abastecimiento sostenible de un pequeño grupo de alimentos básicos, productos de limpieza e higiene personal, en pesos cubanos, y trabaja para restablecer la presencia de proveedores nacionales en este mercado.

Creo que cabe señalar que debido a una inadecuada política de comunicación social y a la publicación de planteamientos incorrectos en varios de nuestros medios de prensa, se generó cierta confusión entre los cuadros directivos, que los llevó a oponerse a la supuesta desigualdad que emana de estas ventas y a exigir que todos El comercio interno del país vuelve a la distribución a través de la cartilla de canasta básica familiar. Con el paso de los meses y las explicaciones públicas del Presidente de la República, el Primer Ministro y otros funcionarios del gobierno, quedó claro que las ventas en moneda libremente convertible son necesarias y durarán el tiempo necesario para recuperar y fortalecer la economía y así garantizar la convertibilidad real de la moneda nacional.

En medio de estas complejas circunstancias, hemos continuado adoptando medidas en aras de incentivar la inversión extranjera, eliminando retrasos, retrasos y obstáculos en este ámbito, que comprometen su decisivo aporte al desempeño de la economía nacional.

Es hora de eliminar de nuestras mentes los prejuicios obsoletos asociados con la inversión extranjera y asegurar la adecuada preparación y diseño de nuevos negocios con la participación de capital extranjero.

Prueba de ello son los resultados alcanzados en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que se ha convertido en un importante polo de atracción para inversionistas nacionales y extranjeros que aprecian la impresionante infraestructura, cuya construcción continúa, a pesar de las medidas adoptadas por Estados Unidos para endurecer las condiciones. bloqueo.

En cuanto a la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, es justo señalar que en sentido general se consolida una tendencia positiva en los avances logrados. Sin embargo, persisten ciertas insuficiencias en la planificación, organización, supervisión y seguimiento del proceso y, en algunos casos, reacciones lentas y tardías para corregir desvíos, así como falta de integralidad y visión sobre el nivel de riesgo y falencias. La capacitación y la comunicación social han carecido de la oportunidad, calidad y alcance necesarios.

Persisten resistencias al cambio y falta de capacidad innovadora, expresadas en actitudes de inercia y parálisis en la implementación de las medidas adoptadas, miedo a ejercer las competencias otorgadas y prejuicios contra las formas no estatales de propiedad y gestión.

La Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo no logró organizar adecuadamente la participación de los diferentes actores involucrados en la implementación de los Lineamientos y asumió funciones que excedieron el mandato otorgado por el Congreso, limitando roles que justamente eran responsabilidad de otros órganos, organizaciones y entidades. .

Al mismo tiempo, no se alentó suficientemente a las organizaciones políticas y de masas a desempeñar un papel más activo en el proceso.

Todo esto llevó al Buró Político a adoptar la decisión de distribuir responsabilidades para la implementación de los Lineamientos entre la Comisión, los organismos de la Administración Central del Estado y las entidades nacionales, permitiendo lograr mayores avances.

Como resultado de la actualización aprobada en el Séptimo Congreso, se propone mantener 17 Lineamientos, modificar 165, eliminar 92 y agregar 18, para un total de 200.

Como es bien sabido, la Conceptualización del Modelo Económico y Social, es decir la guía teórica y conceptual para la construcción del socialismo en Cuba, fue aprobada en principio en el VII Congreso, con el mandato de discutir el proyecto en Partido y Jóvenes. organizaciones de la Liga Comunista y con amplios sectores de la sociedad, para luego someterlo a la aprobación de una sesión plenaria del Comité Central del Partido.

En el marco de los trabajos asignados a la Comisión No.1, creada por el Buró Político para evaluar la actualización del contenido de este documento programático, se ratificaron sus postulados principales y se introdujeron modificaciones, para apegarse a la Constitución y lograr mayor precisión en algunos temas, que serán discutidos por los delegados en sus respectivas comisiones.

El 1 de enero de este año, después de más de una década de estudio y trabajo, iniciamos la implementación de la Tarea Reordenamiento, que como se ha reiterado, no es una solución mágica a los problemas de nuestra economía, pero nos permitirá, como su su nombre lo indica, ordenar y transparentar el desempeño de los diferentes actores económicos y fomentar el amor por el trabajo como medio para ganarse la vida y dar sentido a la vida de los ciudadanos. Hay que desterrar la nociva noción, surgida bajo los auspicios del paternalismo y el igualitarismo, de que Cuba es el único país donde es posible vivir sin trabajar. El nivel de vida y consumo de los cubanos debe estar determinado por los ingresos legales que obtienen y no por subsidios excesivos y propinas indebidas.

Los pocos meses transcurridos hasta el momento han confirmado la complejidad y alcance de este proceso, que toca a todos los componentes de la sociedad cubana con un amplio conjunto de decisiones y acciones sin precedentes en la historia reciente de la Revolución.

No es casualidad que la etapa de conceptualización y diseño haya tomado tanto tiempo, con la participación y aporte de especialistas e investigadores altamente calificados del mundo productivo y académico del país y los valiosos aportes de instituciones de otras naciones, así como la experiencia de procesos similares. en China y Vietnam, con todas las diferencias aparte.

Como se ha explicado ampliamente, junto con logros inobjetables en el establecimiento de la unificación monetaria y cambiaria, la reforma general de salarios, pensiones y asistencia social, así como la reducción de subsidios y gratificaciones, y la atención a personas vulnerables, la implementación ha también reveló deficiencias causadas por una mala preparación y capacitación; negligencia; falta de rigor, supervisión y sensibilidad política; así como una insuficiente comunicación institucional por parte de los cuadros y funcionarios encargados de su ejecución práctica, lo que lleva al establecimiento de precios excesivamente elevados y disconformidad con las tarifas de los servicios públicos, es decir, electricidad, agua, gas, comedores obreros, etc. También hubo errores y retrasos relacionados con la reforma salarial y los sistemas de pago.

Todo esto ha exigido un intenso esfuerzo por parte de la dirección del Partido, el Estado y el Gobierno en aras de corregir rápidamente los errores identificados y modificar las acciones tomadas que se desviaron del diseño planificado.

La Tarea de Reordenamiento debe continuar su ejecución según lo establecido en el cronograma aprobado hasta que se hayan aplicado plenamente las medidas y, lo más importante, se hayan consolidado sus postulados, logrando los resultados económicos y productivos previstos que contribuyan a la construcción de un socialismo próspero y sostenible en Cuba.

El contenido del artículo 5 de la Constitución de la República, cuya redacción íntegra es obra personal del Comandante en jefe Fidel Castro Ruz, se mantuvo en la Constitución actual, con el mismo número y contenido que tenía en la primera, promulgada en 1976, que establece al Partido Comunista de Cuba como la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo.

Así, el texto constitucional implica una enorme responsabilidad para todos sus miembros, ya que la autoridad moral del único partido que garantiza y representa la unidad de la nación, emana precisamente del cumplimiento ejemplar de nuestro deber y del apego a los postulados Constitucionales, así como a nuestros altos estándares éticos, políticos e ideológicos y estrechos vínculos con las masas.

El Partido, como organización que agrupa a la vanguardia revolucionaria, tiene la honrosa misión de ser digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en el líder fundador de la Revolución, el Comandante en jefe Fidel Castro Ruz. Esto no es nuevo, lo dije hace casi 15 años para evitar cualquier tipo de confusión, y lo repito hoy porque siento que es un concepto que mantiene toda su vigencia para el presente y futuro de la nación. (Aplausos)

El propio Fidel, ya el 14 de marzo de 1974, afirmó: “El Partido es la vanguardia del pueblo, la seguridad del pueblo, la garantía del pueblo. La organización de vanguardia es fundamental. ¿Sabe usted qué es lo que le da seguridad a la Revolución? El Partido. ¿Sabes qué le da permanencia a la Revolución? ¿Sabes qué le da futuro a la Revolución, qué le da vida a la Revolución, qué le da futuro a la Revolución? El Partido. Sin el Partido la Revolución no podría existir. (Aplausos)

En el período transcurrido desde el Séptimo Congreso, celebrado en 2016, se ha continuado avanzando en el cumplimiento de los objetivos establecidos durante la Primera Conferencia Nacional en términos de modificaciones en los métodos y estilos de trabajo del Partido en la atención a las organizaciones locales y a los problemas centrales del orden político, económico y social de la nación. la vida social, con el objetivo de superar la práctica de suplantar e interferir en el trabajo y las decisiones que son responsabilidad del Estado, el gobierno y las instituciones administrativas. Esto lo venimos repitiendo desde hace más de 60 años y, realmente, hay que decir que se ha conseguido muy poco. Cada uno haciendo su trabajo, y el Partido haciendo el nuestro, sin dejar de liderar, en conjunto con estas autoridades, trabajamos para atender situaciones que afectan a la población.

Nuestros estatutos definen al Partido como la continuación del Partido Revolucionario Cubano, creado por Martí para liderar la lucha por la independencia, del Primer Partido Comunista fundado por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, y el partido surgido de la integración voluntaria de los tres. Organizaciones revolucionarias que lideraron la lucha contra la dictadura de Batista.

La existencia en Cuba de un partido único ha estado, y estará siempre, en el centro de las campañas del enemigo, empeñado en fragmentar y desunir a los cubanos con los cantos de sirena de la sacrosanta democracia burguesa, basada en la antigua táctica de “divide y vencerás”. “

La unidad de la inmensa mayoría de los cubanos en torno al Partido, y la obra e ideales de la Revolución, ha sido nuestra arma estratégica fundamental para enfrentar con éxito todo tipo de amenazas y agresiones. Por eso nuestra unidad debe ser celosamente protegida y nunca aceptada la división entre revolucionarios bajo falsos pretextos de mayor democracia, porque ese sería el primer paso para destruir, desde adentro, la Revolución, el socialismo y en consecuencia nuestra independencia nacional, y caer nuevamente bajo el poder. la dominación del imperialismo estadounidense.

Ahora bien, si tenemos un solo partido, debemos promover, internamente y dentro de nuestra sociedad en general, la más amplia democracia y el intercambio permanente, sincero y profundo de opiniones, no siempre coincidiendo; fortalecer los vínculos con las masas trabajadoras y la población, y asegurar la creciente participación de los ciudadanos en la toma de decisiones fundamentales.

Se ha fortalecido la atención del Partido a la Liga de Jóvenes Comunistas, a las organizaciones estudiantiles y a los movimientos juveniles, con el fin de promover su protagonismo y fortalecer el trabajo político-ideológico, preservando al mismo tiempo su independencia organizativa.

Para seguir consolidando la unidad de los cubanos hemos seguido enfrentando los prejuicios y todo tipo de discriminación que persisten.

Asimismo, se ha actualizado nuestra política de atención a las instituciones religiosas y asociaciones fraternales, que cada vez están más involucradas en distintos ámbitos del quehacer nacional.

En cuanto a las organizaciones de masas, hemos llegado a la conclusión de que es necesario revitalizar su actividad en todos los ámbitos de la sociedad y actualizar su funcionamiento de acuerdo con los tiempos que vivimos, muy diferentes a los de los primeros años de la Revolución, cuando se fundaron estos grupos. Es imperativo recuperar el trabajo a nivel popular, en las fábricas, en las fincas, cuadras y barrios, en la defensa de la Revolución y en la lucha contra los actos criminales y la indisciplina social. Es necesaria una creciente combatividad e intransigencia revolucionaria, fortaleciendo los aportes de estas organizaciones al trabajo ideológico, al enfrentamiento de los planes subversivos del enemigo, desarrollando y consolidando valores.

El Partido continúa apoyando el trabajo de la Federación de Mujeres Cubanas y otras instituciones en la defensa de los derechos de las mujeres y la condena de la violencia de género. Se profundizará el enfrentamiento de los prejuicios asociados a la orientación sexual y la identidad de género.

En cumplimiento de mandatos constitucionales, el Consejo de Estado aprobó una comisión para redactar una versión preliminar del Código de Familia, para su análisis en la Asamblea Nacional y posterior discusión por parte de la población, actividad en la que ya se trabaja.

La creación de un programa de gobierno, y de una comisión encabezada por el presidente Díaz-Canel, para abordar el tema de la discriminación racial permitirá un enfrentamiento más efectivo contra ese atraso del pasado y una mayor coherencia en la presentación y conducción del debate público sobre la sujeto.

Por otra parte, a pesar de que el trabajo ideológico constituye un eje central del trabajo del Partido, debo confesar que no estoy satisfecho con los avances alcanzados.

Si bien es cierto que nuestros medios de prensa se caracterizan por su apego a la verdad y el rechazo a la mentira, también es cierto que persisten manifestaciones de triunfalismo, estridencia y superficialidad al abordar la realidad del país. En ocasiones se presentan trabajos periodísticos que, más que aclarar, tienden a confundir. Estos enfoques dañan la credibilidad de nuestra política de información y comunicación social aprobada. La necesidad de inmediatez en la cobertura de los asuntos nacionales no debe estar reñida con la objetividad, el profesionalismo o, sobre todo, la intencionalidad política.

No basta con hacer más de lo mismo en nuestro trabajo político-ideológico; necesitamos creatividad, para ajustar eficazmente nuestros esfuerzos a los tiempos que vivimos, promover el estudio de la historia del país, transmitir a cada cubano un mensaje de optimismo y confianza de que juntos podremos enfrentar y superar cualquier obstáculo. En resumen, necesitamos una transformación profunda dirigida a fortalecer la esencia y los valores que emanan de la obra de la Revolución.

Se han intensificado los programas de subversión e influencia ideológica/cultural, destinados a desacreditar el modelo socialista de desarrollo y presentar la restauración del capitalismo como la única alternativa.

El componente subversivo de la política estadounidense hacia Cuba se centra en socavar la unidad nacional. En este sentido, se priorizan acciones dirigidas a los jóvenes, las mujeres y la academia, el sector artístico e intelectual, periodistas, deportistas, personas de diversa sexualidad y religión. Se manipulan temas de interés para grupos específicos vinculados a la protección de los animales, el medio ambiente o las expresiones artísticas y culturales, desconociendo todos los esfuerzos las instituciones existentes.

Los actos de agresión continúan siendo financiados con el uso de estaciones de radio y televisión con sede en Estados Unidos, mientras crece el apoyo monetario al desarrollo de plataformas de última generación con contenidos ideológicos que abogan abiertamente por la derrota de la Revolución, convocando a manifestaciones públicas. espacios, incitando al sabotaje y a actos terroristas, incluyendo el asesinato de agentes del orden público y representantes del poder Revolucionario. Anuncian descaradamente las cantidades pagadas desde Estados Unidos a quienes ejecutan estas acciones criminales.

No olvidemos que el gobierno estadounidense creó el “Grupo de Trabajo de Internet para Cuba” encargado de convertir las redes sociales en canales de subversión, la creación de redes inalámbricas fuera del control estatal y la perpetuación de ciberataques a infraestructuras críticas.

Hemos hablado de los beneficios y peligros del uso de Internet y de las redes sociales, durante decenas de años, en la Asamblea Nacional que aquí se reúne, citando incluso la fábula de Esopo sobre las lenguas, que pueden usarse para los mejores y también para los peores propósitos. No hay lugar para la ingenuidad en esta etapa ni para el entusiasmo desenfrenado por las nuevas tecnologías, sin antes garantizar la seguridad de la tecnología de la información.

La mentira, la manipulación y las fake news ya no conocen límites. A través de ellos se va conformando y difundiendo a los cuatro vientos una imagen virtual de Cuba como una sociedad moribunda y sin futuro, al borde del colapso, dando paso a una ansiada explosión social. La verdad, sin embargo, es otra, la contrarrevolución interna, que carece de base social, liderazgo y capacidad de movilización, continúa disminuyendo en números de simpatizantes y acciones de impacto social, concentrando su activismo en las redes sociales e Internet.

Estamos firmemente convencidos de que las calles, parques y plazas son y serán de los revolucionarios, y que nunca negaremos a nuestro heroico pueblo el derecho a defender su Revolución. (Aplausos)

Estas circunstancias exigen por sí mismas la urgente transformación en el campo ideológico del que hablé.

En materia de política de cuadros, hemos seguido trabajando en el cumplimiento de los acuerdos alcanzados en los últimos Congresos del Partido y la Primera Conferencia Nacional. Se ha avanzado en la concepción organizacional y en la implementación de la política de renovación gradual en los cargos de toma de decisiones. Asimismo, se ha logrado un incremento progresivo y sostenido en la promoción de jóvenes, mujeres, negros y mestizos en función de sus méritos y calificaciones personales, aunque lo logrado es absolutamente insuficiente, en lo que respecta a las principales responsabilidades en el Partido, Estado y Gobierno. Continúa la promoción de cuadros de la Unión de Jóvenes Comunistas al trabajo profesional en el Partido.

Al mismo tiempo, persisten debilidades en la aplicación de nuestra política de cuadros, reflejadas en una tendencia al formalismo y la superficialidad por parte de muchos cuadros que se consideran indispensables y no atienden la formación de los reemplazantes. Son evidentes los vínculos limitados con el pueblo, la falta de sensibilidad e incapacidad para movilizar colectivos en la solución de los problemas y el mal trabajo en las relaciones con los subordinados.

Existe una insuficiente cultura comunicacional que limita la capacidad de motivar, comprender, participar y debatir temas que preocupan a la masa de trabajadores. Aún persisten casos de compañeros que son promovidos a puestos directivos sin haber demostrado su capacidad y preparación para desempeñar el cargo, mientras se constata una débil intencionalidad y planes para mejorar la composición de los cuadros, en términos de mujeres, negros y mestizos.

Persiste la práctica de mantener como subdirectores y suplentes a personas que todo el mundo sabe que no tienen las calificaciones para ser promovidos, dañando la autoridad de los responsables, en lugar de preservarla, y deteniendo el normal desarrollo y promoción de nuevos dirigentes.

Considero oportuno hacer referencia al contenido del artículo 4 de la Constitución de la República, que establece: “La defensa de la patria socialista es el mayor honor y el deber supremo de todo cubano”.

Este importante postulado constitucional debe tenerse en cuenta en el trabajo de todos los militantes comunistas, incluida la política de cuadros. No podemos permitir el ascenso a cargos superiores de compañeros que, por razones injustificadas, no han completado su servicio militar activo, que es la vía principal de preparación militar que todos los ciudadanos, ante todo los cuadros, deben seguir. Esta cuestión adquiere mayor importancia a medida que pasa el tiempo. La tendencia hacia tasas de natalidad más bajas será un problema grave en muchos aspectos de aquí a 2030, lo que deja clara la necesidad de encontrar soluciones en este ámbito.

En este ámbito tenemos el valioso ejemplo de la decisión adoptada a solicitud de la Cancillería, hace 19 años, en 2002, de que todos los estudiantes del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, de ambos sexos, previo a su ingreso deberán realizar prácticas militares. servicio durante un año en la Brigada Fronteriza, fuera de la base naval ilegal de Guantánamo. Esto se ha logrado a lo largo de todos estos años, sin problema.

Ante el envejecimiento de la población cubana -como decía- que, entre muchos otros efectos negativos, limita el número de ciudadanos que alcanzan la edad reglamentaria para incorporarse al ejército, conviene estudiar la experiencia del Instituto Avanzado de Relaciones Internacionales. con el propósito de generalizar paulatinamente la práctica de que todos los estudiantes de educación superior cumplan previamente con este deber.

El propio Presidente de la República, Díaz-Canel, a llamado del Comandante en jefe, realizó voluntariamente su servicio militar en una unidad de defensa antiaérea para asimilar la nueva técnica, luego de graduarse como ingeniero electrónico en la Universidad Central de Las Villas, y, según él mismo me ha dicho, ese período, en su caso, de tres años, le fue muy útil en su formación como cuadro revolucionario.

Quisiera aplaudir al Presidente por el ejemplo que ha dado. (Aplausos)

Por su carácter estratégico, la política de cuadros requiere de constante perfeccionamiento y actualización, para asegurar la selección, formación y promoción de cuadros caracterizados por el compromiso con la Revolución, la humildad, la modestia, el ejemplo personal, el liderazgo y las firmes convicciones frente a cualquier vestigio de elitismo, vanidad, arrogancia o ambición.

La política de cuadros del Partido Comunista de Cuba debe asegurar que el conjunto de los dirigentes del mañana, en estrecha conexión con las masas, tenga la capacidad de movilizarse, dialogar, argumentar y ser decisivo, aumentar la sensibilidad política y humana, la responsabilidad, la disciplina, el rigor y el control, haciendo uso del liderazgo colectivo como única forma de encontrar las mejores soluciones a los problemas.

Ahora abordaré cuestiones de política exterior.

El panorama internacional que enfrentamos hoy es marcadamente diferente al de abril de 2016, cuando celebramos el Séptimo Congreso. Estos cinco años se han caracterizado por una escalada sin precedentes de la agresividad del gobierno estadounidense.

Históricamente, la hegemonía imperialista estadounidense ha planteado una amenaza al destino y la supervivencia de la nación cubana. Esto no es un nuevo fenómeno. Ha acompañado a los cubanos desde los orígenes de la patria cuando surgieron en nuestro pueblo los primeros anhelos de soberanía e independencia.

Fue un desafío para los héroes que emprendieron la lucha contra el colonialismo español en el siglo XIX. Lo enfrentaron las generaciones de cubanos que continuaron la lucha en el siglo XX y lo enfrenta el pueblo que hoy, estrechamente unido, defiende la libertad y la justicia alcanzadas.

Esta hegemonía se concretó con especial crudeza durante la ocupación militar de nuestro país entre 1898 y 1902, y la posterior imposición de la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución.

Se consolidó con el Tratado de Relaciones de 1934 -tema que he observado poco dominado en conversaciones con distintos ciudadanos- que el vecino del norte impuso al gobierno nacional de la época, con la amenazante presencia de unidades de la Armada estadounidense en la Bahía de La Habana. . Así, la Enmienda Platt fue reemplazada, en un gesto amistoso aparentemente hipócrita, permitiendo que sus disposiciones más humillantes permanecieran en el nuevo instrumento, junto con compromisos políticos y económicos que consolidaron la subordinación y dependencia de Cuba de los Estados Unidos, hasta enero de 1959.

La hegemonía estadounidense es un desafío íntimamente asociado a la concepción imperialista del Destino Manifiesto, la brutal Doctrina Monroe y la visión del panamericanismo con la que han buscado subyugar a nuestra región desde los tiempos de Simón Bolívar.

Durante los últimos cuatro años, la impunidad se sumó a la inmensa y desigual demostración de poder de Estados Unidos y a la escalada de agresión contra Cuba. El gobierno de Estados Unidos parecía convencido de que disfrutaba de la libertad de actuar como quisiera y del derecho a imponer su voluntad al mundo, simplemente sobre la base del uso de la fuerza, y buscaba arrojar a la crisis política, jurídica y moral los cimientos sobre los que se sustentaba. en que las relaciones internacionales habían descansado durante décadas.

La comunidad internacional parecía incapaz de frenar los atropellos y abusos más flagrantes por parte de la principal potencia económica, militar y tecnológica, cuyas acciones irresponsables son la mayor amenaza a la paz, la estabilidad, el equilibrio ecológico y la supervivencia de la vida en la Tierra.

Este contexto explica en parte el efecto particularmente nocivo del bloqueo económico con el que Estados Unidos ataca a nuestro país. También se explica por las condiciones de una economía internacional cada vez más interconectada, interdependiente y sujeta a los dictados de los centros financieros de poder controlados por Washington.

A pesar del rechazo repetido y abrumador de la comunidad internacional, el bloqueo daña las relaciones económicas de Cuba con prácticamente todas las naciones del planeta, independientemente de la posición política de un país o su relación con nosotros.

En muchos casos, los gobiernos ni siquiera tienen la capacidad de hacer valer sus prerrogativas soberanas sobre las acciones de entidades nacionales radicadas en sus propios territorios, ya que éstas suelen estar dócilmente subordinadas a Washington, como si viviéramos en un mundo subyugado por el poder unipolar. de los Estados Unidos.

Este es un fenómeno que se expresa con particular impacto en el sector financiero, donde los bancos nacionales de varios países dan prioridad a las estipulaciones de la administración estadounidense sobre las decisiones políticas de sus propios gobiernos. Estas realidades se han reafirmado a medida que se ha extendido la globalización neoliberal.

El bloqueo, que nuestro pueblo ha enfrentado durante más de 60 años con esfuerzo, sacrificio y creatividad, habría devastado la economía y la estabilidad social de cualquier otro país, incluso de aquellos más ricos y poderosos que Cuba. Es la guerra económica más amplia, desigual y prolongada jamás desatada contra una nación.

Sólo bajo las condiciones de un sistema socialista, basado en la justicia social, la unidad del pueblo en torno al Partido y esfuerzos comunes y unidos para defender el país, una nación subdesarrollada y relativamente pequeña como la nuestra, con escasos recursos naturales, puede evitar el colapso y hacer avanzar su desarrollo. 

La política anticubana desatada por el anterior gobierno estadounidense se vio reforzada precisamente bajo las duras condiciones de la pandemia de la COVID-19. La naturaleza despiadada del imperialismo quedó claramente revelada.

A veces, los datos objetivos que describen el daño que Estados Unidos ha causado a la economía cubana y el impacto real de las más de 240 medidas coercitivas adoptadas desde 2017 no se comprenden suficientemente o no se evalúan cuidadosamente. Debe entenderse que no se trata de simples acciones de recrudecimiento del bloqueo, sino de nuevos métodos, algunos sin precedentes, que llevan la magnitud de la guerra económica a un nivel cualitativamente más agresivo, lo que se refleja en las carencias materiales que acompañan la vida cotidiana de todo cubano. .

A esto se suma la descarada campaña financiada por Washington para promover la mentira de que el bloqueo no es real, que realmente no daña la economía cubana, que no es un problema significativo para nuestro desarrollo y nuestra estabilidad económica. Esta es una falacia que se difunde a través de los poderosos medios de información al servicio del imperialismo y las redes digitales diseñadas para influir en el pensamiento de muchos, incluidos algunos de nuestros compatriotas.

Entre las primeras acciones para reforzar el cerco económico a Cuba estuvo la designación en noviembre de 2017 de un grupo de empresas cubanas que estarían sujetas a restricciones adicionales, además de las del bloqueo ya vigente. Esa lista, que fue actualizada varias veces, incluye hoy a 231 entidades, muchas de ellas con responsabilidad sobre la red minorista del país, el sistema que satisface las necesidades más importantes de la economía y la población, todas las instalaciones hoteleras del país y varias instituciones del sector financiero. .

El gobierno estadounidense justifica esta acción con el pretexto de restringir la actividad de empresas afiliadas al sector de defensa y seguridad, a las que acusa de apoyar la represión de los derechos humanos en Cuba y la intervención cubana en Venezuela.

Nuestro pueblo sabe muy bien que esta persecución ilegítima se dirige contra entidades exitosas cuya función social es enteramente económica y comercial, como ocurre en cualquier parte del mundo, y que contribuyen significativamente a la economía nacional.

También saben con certeza, sobre la base de la experiencia histórica, que el objetivo de esta medida es extender el cerco económico para sabotear el sistema empresarial, crear obstáculos al proceso de actualización de la economía, perturbar la gestión estatal e imponer la informalidad. la atomización de la actividad económica y el caos, con el expreso objetivo de asfixiar al país y provocar una explosión social.

La extraordinaria tarea de enfrentar la pandemia de la COVID-19 nos ha obligado a dedicar cuantiosos recursos para garantizar en el corto plazo los equipos y materiales necesarios para nuestros hospitales y centros de salud. El costo habría sido menos oneroso si Cuba no se hubiera visto obligada a recurrir a mercados distantes, a menudo indirectos, para adquirir tecnologías sujetas a las prohibiciones del bloqueo.

La persecución financiera, por otra parte, ha adquirido características de una verdadera caza de brujas contra las transacciones cubanas, que socava nuestra capacidad de pagar los productos y servicios que importamos y cobrar el pago de nuestras exportaciones, con el consiguiente aumento del costo de comercio exterior en su conjunto.

Para castigar a Cuba y a los cubanos que viven dentro y fuera del país, Estados Unidos primero limitó y luego eliminó prácticamente todos los medios para enviar remesas a Cuba.

Estas realidades se hacen evidentes en la escasez de productos esenciales para el consumo de la población. También son la causa de muchas de las dificultades que enfrenta la industria nacional para adquirir los insumos necesarios para la producción en tiempo y forma, con la calidad y los estándares requeridos. Esto incluye bienes de consumo, así como medicamentos y productos de la industria alimentaria.

El recrudecimiento del bloqueo complica el cumplimiento de nuestros compromisos financieros internacionales, a pesar de la firme determinación de honrarlos y del esfuerzo que estamos haciendo para enviar pagos que, aunque modestos, implican un gran sacrificio.

Se implementaron una serie creciente de medidas para restringir los viajes a Cuba, tanto por vía aérea como marítima, asestando un golpe brutal a una porción considerable del sector no estatal de la economía dedicado a la prestación de servicios.

Los daños causados ​​por estas medidas al nivel de vida de la población no son fortuitos ni resultan de efectos colaterales; es consecuencia de la intención deliberada de castigar al pueblo cubano en su conjunto.

Una de las acciones más significativas, dado su nivel de crueldad, su inadmisibilidad según el derecho internacional y la impunidad con la que se ha comportado Estados Unidos, es el intento, desde abril de 2019, de privar a Cuba del suministro de combustible. Para lograrlo se han adoptado medidas propias de la guerra no convencional, para evitar que estos suministros lleguen a nuestro territorio nacional.

Esta es una de las acciones que mejor ilustra las nuevas dimensiones adquiridas por la guerra económica contra Cuba. Al enfrentar esta guerra, hemos vivido períodos de gran tensión y si el costo no ha sido devastador, como esperaba Estados Unidos, se debe a la fortaleza de la sociedad que hemos construido y defendido, y a la capacidad de nuestro heroico pueblo para resistir. .

Otro acto que expone la naturaleza del imperialismo y la escalada de su agresión contra nuestra nación es la campaña inmoral desatada contra la cooperación médica internacional brindada por Cuba.

Nuestro historial en este frente no tiene igual en el mundo y es congruente con los principios morales sobre los que se construye la sociedad cubana. Se basa en la noción de que compartimos lo que tenemos, no lo que nos sobra. El éxito de haber preparado, con constancia y dedicación, importantes recursos humanos y un sistema de salud pública fuerte, eficaz y sostenible, nos da la oportunidad de compartir con los demás.

Se trata de un compromiso solidario que se mantendrá independientemente de las campañas. Nuestra cooperación ha salvado vidas, afrontado enfermedades, aliviado sufrimiento y mejorado la salud y el bienestar de millones de personas en todo el mundo, casi siempre las poblaciones más vulnerables o desfavorecidas, en las zonas más remotas, a veces en condiciones de extrema dificultad e incluso peligro. Incluye una asistencia importante y loable a los países que han sufrido desastres naturales.

El ataque estadounidense pretende desacreditar una labor noble y reconocida y privar a Cuba de los ingresos justos, honestos y legítimos que aseguran con su esfuerzo miles de profesionales técnica y éticamente capacitados en el país.

El acceso a la atención médica es un derecho humano universal y el gobierno de Estados Unidos comete un crimen cuando, para atacarnos, sabotea la única fuente de servicios médicos a la que tienen acceso millones de personas en el mundo.

Sumado a todo lo anterior, en abril de 2019, intentando intimidar a inversionistas, empresas y empresarios extranjeros interesados ​​en una relación económica o comercial con Cuba, Estados Unidos decidió, por primera vez, activar el Título III del infame Helms- Ley Burton, que permite que presuntos reclamantes de propiedades que fueron justa y legítimamente nacionalizadas en los primeros años de la Revolución presenten demandas en los tribunales estadounidenses.

Esta no es una ley nueva, es una aberración que data de 1996, que codifica el bloqueo como ley y establece como obligación del gobierno estadounidense atacar a Cuba económicamente, a escala internacional y de manera integral. También proporciona un mandato legal para promover la subversión política para destruir el orden constitucional de Cuba, con la asignación cada año de fondos oficiales multimillonarios del presupuesto federal.

Esta ley llegó incluso a trazar un programa de intervención política en nuestro país y el establecimiento de un plan de tutela que sometería a la nación cubana al estatus de territorio sojuzgado y subordinado a la soberanía de los Estados Unidos, bajo un interventor designado por los Estados Unidos.

Es un despreciable instrumento político y jurídico, concebido con gran oportunismo durante los momentos más difíciles del Período Especial, cuando Washington confiaba en que la Revolución no podría sobrevivir ni permanecer fiel a nuestro compromiso de enarbolar las banderas del socialismo y salvaguardar la causa defendida por nuestros mártires.

Por eso decimos que es una ley que nuestro pueblo debe entender bien y que no podemos darnos el lujo de olvidar, incluso si algún día fuera derogada.

Cuando, en diciembre de 2014, decidimos conjuntamente con el gobierno de Estados Unidos, entonces encabezado por el presidente Barack Obama, avanzar hacia un mejor entendimiento entre nuestros respectivos países, expresé ante la Asamblea Nacional del Poder Popular: “…una Se ha dado un paso importante, pero queda lo esencial por resolver, que es el fin del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, recrudecido en los últimos años, particularmente en el ámbito de las transacciones financieras, con la imposición de enormes e ilegítimas multas. en bancos de varios países.”

La conducta agresiva desatada por la última administración estadounidense reafirma con evidencias claras que cualquier perspectiva de evolución verdaderamente positiva en la relación entre ambos países, para ser sostenible, debe estar asociada a la eliminación del bloqueo económico y del marco legislativo que lo sustenta.

No nos hacemos ilusiones de que esto sea algo fácil o simple; al contrario, requerirá voluntad política sensata y respetuosa por parte de quien gobierna en Estados Unidos. Cuba ha sostenido y sigue manteniendo que no identificamos al pueblo estadounidense como un enemigo, que las diferencias políticas e ideológicas no son impedimento para una relación respetuosa y civilizada con nuestro vecino.

También hemos afirmado que podemos desarrollar una relación que implique cooperación en muchos temas que beneficiarían a ambos países y a la región.

Nunca olvidaremos el contenido del artículo 16, inciso a) de la Constitución, que reafirma que nuestras relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no se negocian bajo amenaza de agresión o coerción.

Reafirmo ante este Congreso del Partido la voluntad de desarrollar un diálogo respetuoso y construir un nuevo tipo de relación con los Estados Unidos, sin presumir que para lograrlo Cuba renuncie a los principios de la Revolución y el socialismo; hacer concesiones respecto de nuestra soberanía o independencia; ceder en la defensa de nuestros ideales o en el ejercicio de nuestra política exterior, comprometidos con las causas justas, la defensa de la autodeterminación de los pueblos y nuestro apoyo histórico a los países hermanos.

Al mismo tiempo, tenemos el deber de permanecer alerta, asumir con responsabilidad las lecciones de la historia y proteger a nuestro país y el derecho soberano a existir por el que tantas generaciones de cubanos se han sacrificado.

Debemos hacerlo sin descuidar la defensa y con esfuerzos constantes y comprometidos para construir las bases económicas que nos permitan enfrentar con éxito una guerra económica incesante y asimétrica, librada por una potencia dispuesta a aprovechar su tamaño e influencia económica para atacar nuestra patria. .

Compañeras y compañeros:

Hoy hace exactamente cinco años advertíamos que la región de América Latina y el Caribe estaba experimentando los efectos de una fuerte y articulada contraofensiva promovida por el imperialismo y las oligarquías regionales contra gobiernos revolucionarios y progresistas, que habían llegado al poder como resultado de sus pueblos. ‘ Resistencia y lucha contra los nefastos efectos de las políticas neoliberales.

Esa contraofensiva se fortaleció cuando el liderazgo de la política exterior estadounidense cayó en manos de personajes siniestros, vinculados a episodios de injerencia e intervencionismo en nuestra región, y asociados a elementos de la ultraderecha cubanoamericana, varios de ellos con connotados terroristas, antecedentes corruptos.

Nunca ocultaron su compromiso con la validez de la Doctrina Monroe. Combinaron el fanatismo antisocialista con intentos desesperados de lograr objetivos a corto plazo. Recurrieron a métodos de guerra no convencionales y a operaciones de desestabilización que resultaron extremadamente peligrosas para toda la región.

Demostraron desprecio por nuestros pueblos e instituciones. Ignoraron los derechos soberanos de todas las naciones del hemisferio y amenazaron peligrosamente la paz y la seguridad regionales. Varios gobiernos de la región presumieron ignorar la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en La Habana por jefes de Estado y de gobierno latinoamericanos y caribeños, en enero de 2014.

Ese trascendental instrumento político se basa en los principios esenciales de la plena independencia y el goce real de los derechos soberanos, así como en las aspiraciones de unidad y de integración de nuestra región.

Entre ellos se encuentran el respeto a los principios y normas del derecho internacional y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas; la solución pacífica de controversias; la obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de ningún otro Estado y de observar los principios de soberanía nacional, igualdad de derechos y autodeterminación de los pueblos; el compromiso de los países de la región de fomentar relaciones amistosas y de cooperación entre nosotros y con otras naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo; practicar la tolerancia y vivir en paz como buenos vecinos; y el compromiso de respetar plenamente el derecho inalienable de cada Estado a elegir su propio sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la coexistencia pacífica entre las naciones.

El uso frecuente de mentiras para justificar acciones se combinó con crueles medidas coercitivas unilaterales y constantes amenazas, con un alto costo para los pueblos de Nuestra América. A finales de 2018, el gobierno estadounidense decidió lanzar una agresiva ofensiva específicamente contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, con el ostensible propósito de derrocar, en poco tiempo, a los gobiernos de los tres países.

Aunque este proyecto fracasó, la pretensión es un crudo recordatorio de que las ambiciones del imperialismo de dominar la región no son amenazas de un pasado oscuro y distante que hayan sido superadas, sino una amenaza activa, viva dentro de ciertos círculos de poder político en Estados Unidos.

Como parte de esta ofensiva se impulsó la recuperación de una desacreditada OEA como instrumento de dominación y agresión neocolonial, así como de su brazo armado, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, el TIAR, siempre al servicio de los intereses hegemónicos. de los Estados Unidos. Asimismo, se intentó sabotear la CELAC y la UNASUR fue destruida.

Por si queda alguna duda, hay que reconocer que el neoliberalismo ha demostrado una vez más su incapacidad para responder a los problemas sociales de la región. Su papel en el desmantelamiento de las organizaciones de justicia social y el ataque doctrinario a cualquier noción de justicia social dejaron a la mayoría de los países impotentes e indefensos a la hora de enfrentar el flagelo de la COVID-19. El legado del neoliberalismo es el aumento de la desigualdad, la profundización de la polarización social y el agravamiento de la crisis de estancamiento e inestabilidad que sufren muchas sociedades de Nuestra América.

Como consecuencia, se vio el acelerado agotamiento de los gobiernos que impulsaban políticas neoliberales, indicios de inestabilidad social, el estallido de protestas populares y la movilización de la juventud, junto con la activación de las fuerzas de izquierda y progresistas, como lo demostró el Foro de Sao Paulo, un Grupo de coordinación política de fuerzas políticas y movimientos sociales de izquierda.

También se observó cómo estas fuerzas progresistas fueron sometidas a procesos judiciales con motivación política, así como a campañas de calumnia y difamación con el apoyo de los medios de comunicación corporativos, destinadas a debilitar estas fuerzas e impedir su participación o acceso a los gobiernos.

Los cubanos reiteramos nuestra solidaridad con Venezuela, con la unión cívico-militar de su heroico pueblo, y con su único Presidente legítimo, el compañero Nicolás Maduro Moros.

Reiteramos nuestra solidaridad con la Nicaragua Sandinista, con su pueblo y con el Presidente Comandante Daniel Ortega Saavedra.

Saludamos al Presidente Luis Arce del Estado Plurinacional de Bolivia, nación donde el pueblo logró una victoria popular que constituyó una bofetada a Estados Unidos y su instrumento, la Organización de Estados Americanos, que organizó un golpe de estado contra el compañero Evo Morales. Aymá.

Seguimos con esperanza, respeto y solidaridad los procesos políticos liderados por los presidentes Andrés Manuel López Obrador en México y Alberto Fernández en Argentina, en sus esfuerzos por revertir las consecuencias de la implementación de políticas neoliberales que tanto daño causaron a sus naciones.

Celebramos y apoyamos los intentos de ambos gobiernos de recuperar procesos de integración genuinamente latinoamericanos.

Reiteramos nuestro apoyo inquebrantable a los esfuerzos de la República Argentina por recuperar la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

Reconfirmamos nuestra solidaridad con el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores de Brasil, contra quien se han iniciado procesos judiciales politizados. Insistimos en que se debe exigir la restitución de su inocencia, la libertad plena y todos los derechos políticos.

Continuaremos defendiendo los intereses legítimos de las naciones caribeñas y apoyando su demanda de reparaciones por las consecuencias de la esclavitud y el colonialismo. El Caribe siempre podrá contar con Cuba. En particular, reafirmamos nuestro compromiso con el hermano pueblo de Haití, por quien la comunidad internacional debería hacer mucho más.

Reconfirmamos nuestro pleno apoyo a la autodeterminación y la independencia de Puerto Rico.

El compromiso de Cuba con la unidad de América Latina y el Caribe es inquebrantable. La lealtad a la defensa de la soberanía y el derecho a la autodeterminación de los pueblos es un principio de la Revolución, y la voluntad de promover la cooperación y la integración regional es parte de nuestra causa. No cesaremos ni un instante en nuestro trabajo contribuyendo a hacer de Nuestra América la patria común de todos sus hijos.

Compañeras y compañeros:

Durante estos cinco años se han consolidado excelentes relaciones con los partidos y gobiernos de la República Popular China, la República Socialista de Vietnam, la República Democrática Popular Lao y la República Popular Democrática de Corea, países socialistas de Asia a los que estamos unidos. por la amistad y la solidaridad históricas. Los proyectos económicos que estamos llevando a cabo con China y Vietnam en diversas esferas de nuestra economía son significativos y contribuyen al Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030.

También a lo largo de estos años se han profundizado las relaciones políticas de alto nivel con la Federación de Rusia, país con el que compartimos amplios acuerdos en diversos temas de la agenda internacional, y que ha mantenido una firme posición de oposición al bloqueo económico, comercial y financiero. impuesta por Estados Unidos a Cuba.

Hemos avanzado, a pesar de las diferencias políticas existentes, en el desarrollo de vínculos con la Unión Europea, a través de la implementación del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, sobre la base del respeto mutuo y la reciprocidad. Son destacables los avances logrados en las relaciones de cooperación en sectores como las energías renovables, la agricultura y la cultura.

Mantenemos nuestra colaboración y solidaridad con los países de África, continente al que nos unen fuertes lazos de historia, cultura y hermandad. Miles de colaboradores de la salud y otros sectores ofrecen allí sus servicios en más de 30 países. Agradecemos la posición unánime adoptada por la Unión Africana en solidaridad con Cuba y contra el bloqueo a lo largo de estos años.

Nuestro apoyo a las causas de los pueblos palestino y saharaui seguirá siendo compromisos inquebrantables.

El panorama descrito y su probable evolución en el futuro exigen, de todos nosotros, asegurar que siempre se dé prioridad a nuestra defensa, en estricto apego a las certeras reflexiones de Fidel contenidas en el Informe Central al Primer Congreso: “Mientras “Si existe el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo prestarán la máxima atención a nuestros servicios de defensa. Nuestra guardia revolucionaria nunca será descuidada. La historia demuestra, con gran elocuencia, que quienes olvidan este principio no sobreviven al error.”

Sigue vigente la concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo, tal como lo establece el artículo 217 de la Constitución de la República de Cuba, que se traduce en que cada ciudadano conozca y tenga los medios, un lugar y una manera de combatir al enemigo. bajo la dirección del Partido.

Esta doctrina supone una atención permanente al fortalecimiento de nuestra capacidad y disposición combativa, la actualización de los planes defensivos del país y la capacitación de directores, jefes y órganos de dirección en los diferentes niveles para conducir las acciones planificadas. En este sentido, consideramos necesario restablecer, tan pronto como las condiciones de la batalla contra la COVID-19 lo permitan, la realización de jornadas de defensa nacional con la participación masiva de nuestro pueblo, despojándolas de cualquier formalismo o fanfarria y así asegurar su efectividad y utilidad para la formación de la población. No olvidemos que la invulnerabilidad militar se logra mediante una mejora constante.

Durante este período, las Fuerzas Armadas Revolucionarias continuaron con la preparación de tropas, la producción, modernización, mantenimiento y preservación de la técnica y armamento militar, la preparación del Teatro de Operaciones Militares, junto con la participación en las respuestas a situaciones excepcionales y desastres de todo tipo, entre los que se encuentra el COVID. Se enfatiza -19.

Sobre la base del potencial científico alcanzado, la Unión de la Industria Militar ha asegurado la preparación y modernización de una parte importante de nuestro armamento y tecnología militar y ha asumido cada vez más la producción de piezas de repuesto y artículos de gran demanda para la población.

En su Informe Central al Primer Congreso del Partido, el compañero Fidel afirmó: “El Ejército Rebelde fue el alma de la Revolución y de sus armas victoriosas surgió la patria nueva libre, hermosa, pujante e invencible”. Esta afirmación mantiene hoy plena vigencia, por lo que reafirmo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias, nacidas del Ejército Rebelde, no han renunciado ni renunciarán a ser, para siempre, el alma de la Revolución. (Aplausos prolongados)

Los combatientes del Ministerio del Interior, en estrecha colaboración con el pueblo, el Partido y las organizaciones de masas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y otras instituciones del Estado y del Gobierno, continuaron fortaleciendo la prevención y el enfrentamiento a la actividad enemiga, los planes subversivos, el crimen y las ilegalidades. y corrupción, así como indisciplina social y conductas negativas.

En los últimos cinco años, este ministerio alcanzó un mayor nivel de organización y cohesión en sus estructuras de mando y atención a las unidades, cuestión en la que es justo reconocer el aporte decisivo del Vicealmirante Julio César Gandarilla Bermejo, miembro de la Comité Central del Partido, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y ministro del Interior hasta su muerte a finales del año pasado. A su brillante trayectoria de servicio a la Revolución, debo agregar hoy la correcta y previsora ​​selección y preparación de las generaciones más jóvenes que garantizan la continuidad con una nueva dirección segura de la institución.

Considero oportuno reconocer el aporte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior en la producción de alimentos, lo que ha permitido a ambas instituciones ser autosuficientes en la mayoría de los productos requeridos para alimentar a su personal. El nivel de necesidades cubiertas alcanzó el 83% y el 72% para las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, respectivamente.

Precisamente como habíamos planeado, el Octavo Congreso del Partido marcará la conclusión del proceso de transferencia ordenada de importantes responsabilidades de la generación histórica a las nuevas.

En el VI Congreso del Partido, hace diez años, señalé que, si bien no habíamos dejado de hacer varios intentos para promover a los jóvenes a los puestos principales, las selecciones no siempre fueron correctas y, en consecuencia, no teníamos, en ese momento, una un grupo de reemplazos adecuadamente preparados, con suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el Partido, el Estado y el gobierno.

También dije que era necesario resolver este problema gradualmente, sin decisiones precipitadas ni improvisaciones, lo que requeriría además fortalecer el espíritu democrático y el carácter colectivo del funcionamiento de los órganos dirigentes del Partido, del Estado y de las autoridades gubernamentales, para asegurar el rejuvenecimiento sistemático. de toda la cadena de cargos administrativos y del Partido en el país.

Aunque no podemos dar por finalizado este frente de trabajo estratégico, me siento satisfecho de que estemos entregando la dirección del país a un grupo de dirigentes preparados, templados por décadas de experiencia en su tránsito desde las bases hacia las más altas responsabilidades, comprometidos con la ética y principios de la Revolución y el socialismo, identificándose con las raíces y valores de la historia y la cultura de la nación, imbuidos de gran sensibilidad hacia el pueblo, llenos de pasión y espíritu antiimperialista, y conscientes de que representan la continuidad de la obra iniciada por Céspedes el 10 de octubre de 1868, continuado por Gómez, Maceo, Calixto García y Agramonte; iniciado de nuevo por Martí al frente del Partido Revolucionario Cubano; por Baliño y Mella con la fundación del primer Partido Comunista de Cuba; por Villena, Guiteras, Jesús Menéndez, Abel, José Antonio, Frank País, Camilo, Ché, Blas Roca, Celia, Haydée, Melba y Vilma, Almeida y nuestro siempre Comandante en jefe, Fidel. (Aplausos)

Uno de esos jóvenes, seleccionado a tiempo, ya que empezamos a notar en él una serie de cualidades, es el compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y Presidente de la República durante los últimos tres años, cargo que, según la Según la evaluación de la dirección del partido, se ha desempeñado con buenos resultados.

Ya hemos dicho que Díaz-Canel no es producto de la improvisación, sino de la cuidadosa selección de un joven revolucionario en condiciones de ser ascendido a puestos de mayor responsabilidad. Avanzó exitosamente cumpliendo 15 años como primer secretario del Partido en las provincias de Villa Clara y Holguín, tras los cuales fue nombrado sucesivamente Ministro de Educación Superior, Vicepresidente del Consejo de Ministros y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros. , cargos que ocupó al mismo tiempo que asistía al frente ideológico del Partido.

Durante estos últimos tres años Díaz-Canel ha sabido formar equipo y fomentar la cohesión entre los órganos dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno.

En lo que a mí respecta, mi labor como primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba concluye con la satisfacción de haber cumplido con mi deber y la confianza en el futuro de la patria, con la convicción cuidadosamente meditada de no aceptar propuestas. permanecer en los órganos superiores de la organización del Partido, en cuyas filas continuaré sirviendo como un luchador revolucionario más, dispuesto a hacer una modesta contribución hasta el final de mi vida. (Aplausos prolongados)

Nada me obliga a tomar esta decisión, pero creo firmemente en el poder y el valor del ejemplo y en la comprensión de mis compatriotas. Que nadie lo dude, mientras viva estaré dispuesto, con un pie en el estribo, a defender la patria, la Revolución y el socialismo.

Con más fuerza que nunca gritemos:

¡Viva Cuba Libre! (Exclamaciones de ¡Viva!”)

¡Viva Fidel! (Exclamaciones de ¡Viva!)

¡Patria o Muerte!

Fuente: Granma.Cu

¡Venceremos!  

(Ovación)