Nicaragua – resiliencia espiritual y desarrollo nacional

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Por Stephen Sefton

Stephen Sefton

Entre los cinco países principales de América Central, Nicaragua es el país con el Producto Interno Bruto más pequeño. Medidas en base a la paridad de poder adquisitivo, el PIB de Guatemala es prácticamente cinco veces más grande que lo de Nicaragua, de Costa Rica más de tres veces, y de El Salvador y Honduras alrededor de dos veces. Ante esa realidad, la pregunta obvia es por qué, a pesar de tener una economía relativamente pequeña, Nicaragua entre sus vecinos regionales tiene el mejor sistema de salud pública, las mejores carreteras, el más comprensivo sistema de educación técnica, el mejor sistema de protección sanitaria agropecuaria, la mejor red de estaciones de bomberos, la mejor seguridad ciudadana.

Siguen otros logros destacados, reconocidos a nivel regional e internacional, por ejemplo el apremiado sistema de Casas Maternas y  la reducción de la mortalidad materna e infantil, las mejoras en el acceso al agua potable,  la construcción de cientos de miles de viviendas sociales, la gratuidad de la educación,  la merienda escolar para más de un millón de niñas y niños cada día de clase, el Bono Productivo Alimentario, el programa Usura Cero, los subsidios del consumo de la energía eléctrica y del transporte urbano e interurbano y el mantenimiento de los precios del petróleo y sus derivados. Todas estas medidas garantizan las condiciones esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo humano de la nación. Organizaciones internacionales como la FAO  o UNICEF reconocen a nuestro Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional por su compromiso con la reducción de la pobreza y sus altos niveles de ejecución presupuestaria.

Una razón importante que explica estos tremendos logros con presupuestos relativamente pequeños ha sido el compromiso de nuestro gobierno con el eficiente uso de los recursos disponibles. Hasta las instituciones financieras internacionales controladas por el mismo imperio que aplica medidas coercitivas unilaterales contra Nicaragua, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional, reconocen la eficiencia del uso de los créditos otorgados al país. Pero la mera eficiencia no explica el compromiso político y moral que lo genera y tampoco explica la extraordinaria capacidad de recuperación económica en Nicaragua de las secuelas del fallido intento de golpe de 2018 o de la pandemia del Covid-19.

La expresión más clara del revolucionario compromiso político y moral del gobierno del Presidente Comandante Daniel y la Compañera Rosario han sido los revolucionarios Planes Nacionales de Desarrollo Humano implementados desde el retorno del Frente Sandinista de Liberación Nacional al gobierno en enero 2007. La toma de posesión por nuestro Comandante Daniel en enero 2007 significaba el regreso de los principios revolucionarios del programa histórico del Frente Sandinista de 1969 y de una manera todavía más fundamental de la defensa de la Dignidad Nacional. El 37 aniversario este año de la sentencia de La Haya volvió a recordar al mundo entero del ejemplo de Nicaragua como un país comprometido con la Paz, con el derecho internacional y con la defensa de la Dignidad Nacional.

Como explicó el compañero Dr. Carlos Argüello en una reciente entrevista con RT: “Nosotros tenemos un verdadero Héroe, un Héroe que fue reconocido internacionalmente, y ese es nuestro Héroe Nacional, que era precisamente para defender la Soberanía de Nicaragua.” La Compañera Vice Presidenta Rosario ha escrito que, “Estamos convocados siempre a vivir nuestra Soberanía Nacional con Sentido Espiritual profundo y trascendente, de Soberanía, porque nuestra Historia, además, nos obliga”. En su libro “Con Sandino en Nicaragua” de 1934, el escritor vasco, Ramón de Belausteguigoitia, poco después de visitar a Sandino en Las Segovias, escribió estas palabras prescientes “La obra de Sandino no ha terminado. Podrá venir un momento, quizás años de descanso o de apartamento. Pero esa fuerza continuará en una u otra forma. És una flecha lanzada al Horizonte, dotada de un impulso moral invencible…”

Como no cansa de explicarnos nuestro Comandante Daniel, la fuerza moral y espiritual de Sandino tiene sus raíces y antecedentes en las luchas del Pueblo nicaragüense en defensa de su soberanía a lo largo de su historia. Es una historia a la vez noble y terrible que sin duda alguna ha provocado un trauma acumulado de dolor y sufrimiento humano en la conciencia nacional con un impacto tremendo en la vida espiritual del Pueblo a favor de la Paz. El impulso hacia la reconciliación nacional inició con el Gobierno Sandinista en la forma de las amnistías aun en medio de la guerra.

Como explicó el año pasado el compañero diputado Wálmaro Gutiérrez, “Si hay una institución política en este país, que ha puesto los huesos de punta por garantizar que Nicaragua sea un país de paz, de concordia, de armonía para las y los nicaragüenses, y de bienestar, de progreso, de equidad y de igualdad, ha sido el Frente Sandinista de Liberación Nacional y como te repito a pruebas me remito: 12 de las 15 leyes de amnistía han sido aprobadas, ya sea en la primera, o en la segunda etapa de la Revolución.” El anhelo y compromiso popular por la Paz se demostró en los avances comunitarios para implementar la Ley 985 para una Cultura de Diálogo, Reconciliación, Seguridad, Trabajo y Paz.

El compañero diputado Carlos Emilio López nos ha explicado, “Esta Ley se nutre de la aspiración colectiva, se alimenta del Ordenamiento Jurídico, Internacional y Nacional, y toma en cuenta la Cultura nicaragüense… es una Ley que conecta también con la Cultura ancestral del nicaragüense, con la Cultura Popular, con el Legado de Paz del nicaragüense. En los mitos, en las tradiciones, en las canciones, en las leyendas, en los dichos y frases populares nicaragüenses hay altos contenidos de Paz, hay un abanico de Valores de Paz que están en la Cultura nicaragüense y esta Ley también los recoge.”

En 2019 la compañera Miriam Raudez contó de sus experiencias de las comisiones de Reconciliación, Justicia y Paz, “Desde el año pasado hemos andado en esto, vimos esa disciplina, certeza y confianza de las decisiones del Comandante Daniel, por ejemplo. Es una de las cosas que la gente dice con certeza, con confianza, y les miramos que no hay incertidumbre sino que hay certeza, hay confianza; no hay el cuestionamiento ¿por qué se hace esto?, sino que más bien ellas saben que la Paz lo vale… allí se encuentran Familias que han sido afectadas por esta situación; sin embargo al compartir hay sanación, porque se platican y abordan los temas, con dolor por supuesto, pero ese dolor compartido hace que vayamos buscando soluciones y salidas emocionales que les permita a las Familias ir valorando esto..”

Y la compañera Johanna Flores en la misma entrevista con Alberto Mora comentó, “Hemos encontrado historias o expresiones de personas que nos han dicho: No soy Militante del Frente Sandinista, pero estoy integrado en esta Comisión porque yo quiero a mi Comunidad y quiero lo mejor para mi Comunidad, y quiero lo mejor para mi País, porque aquí vivimos tod@s. O sea, lo que nosotros identificamos es que ya existe una apropiación de la mayoría de los nicaragüenses que deseamos, que anhelamos la Paz y que estamos claros que el único camino para alcanzarla es trabajar unidos, entendernos…” Es evidente que se trata de un fenómeno de profundo alcance espiritual en la vida nacional que promueve el desarrollo de una cultura heroica de la Paz, uno en que todas y todos acuerdan con alto nivel de conciencia priorizar el Bien Común por encima del dolor y sufrimiento de sus familias.

Otra realidad nacional que ha acompañado y fortalecido esta profunda cultura y espiritualidad por la Paz,  ha sido la aceptación, reconocimiento y celebración de la autoridad de las mujeres como protagonistas esenciales e indispensables no solamente en defensa de los valores de la familia sino también como líderes en la vida política nacional y en el desarrollo social y económico del país. No es una mera coincidencia que los grandes avances en Nicaragua desde enero 2007 se han logrado a la vez que Nicaragua se ha ubicado entre los primeros siete países del mundo en términos de la participación en el gobierno y en la vida pública de las mujeres. El ejemplo de tantas mujeres, como nuestra Vice Presidenta Rosario y las compañeras a cargo de los diferentes ministerios, o de las magistradas como Alba Luz Ramos y las compañera Brenda Rocha y Alma Nubia Baltodano y de tantas compañeras  más, a nivel nacional y a nivel municipal, indica la importancia en la vida nacional de la autoridad moral, espiritual, económica y política de las mujeres.

Los extraordinarios logros de Nicaragua, su gobierno y Pueblo han demostrado que el desarrollo nacional de un país no es solamente un asunto de riqueza monetaria, de financiamiento, de recursos y cifras contables. Nicaragua, con tanta riqueza natural, no es un país rico en los términos económicos  convencionales, pero ha logrado más con sus relativamente modestos recursos que otros países mucho más ricos y, supuestamente, más avanzados. Los logros incuestionables de Nicaragua se basan en  una cultura de sanación espiritual, serenidad moral y Paz en base a los valores de la solidaridad y la sincera cooperación.

Una clase política y una población que han sobrevivido tantas experiencias profundas de trauma son especialmente comprometidas, desde su sentir de una deuda moral a sus héroes y mártires, con el imperativo de promover la reconciliación y la construcción de una cultura y sociedad del Bien Común. Esto ha sido el factor fundamental en el éxito de la estrategia de desarrollo humano de nuestro gobierno y nuestra Revolución Popular Sandinista. Y lo explicó nuestro Comandante Daniel así en el aniversario del Comandante Carlos en 2020:

“Carlos está presente en todas estas Luchas que estamos librando nosotros. La lucha la estamos librando con Trabajo, la estamos librando con Educación, con Salud, la estamos librando con el acompañamiento al Pueblo Trabajador en los momentos difíciles. La Solidaridad, la Solidaridad la ponemos en práctica, la Solidaridad que es el Amor, que es la Ternura, como decía Tomás, de los Pueblos. La Solidaridad es lo más valioso que tenemos l@s nicaragüenses…. y nuestra responsabilidad como nicaragüenses, como herederos de Carlos, de su Pensamiento y de todos nuestros Héroes y Mártires, es garantizar la Estabilidad Económica-Social, la Salud, la Educación, la construcción de Carreteras y Caminos, y de Puentes, que no se detenga…”

Fuente: Revista Nicaragua Sandino

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