A la memoria de Nelson Lemus, Manuel Solórzano y el sacerdote Rutilio Grande García, asesinados por la Guardia Nacional el 12 de marzo de 1977.
LAS COSAS SEGUÍAN COLOR DE HORMIGA.
El 10 de marzo tuvimos una primera reunión especial de curas y monjas, más de ciento cincuenta, convocados por Monseñor Romero. Salió una cuestión candente:
– se trata de analizar cómo quedan los sacerdotes extranjeros.
En aquellos tiempos lo capturaban a uno y lo ponían en la frontera, o por cuestión de papeles te negaban el permiso de residencia y te expulsaban. Cada vez habían más casos de éstos, arbitrariedades del gobierno.
La situación de los curas de Aguilares era yuca, por ser una zona de muchos conflictos de tierra. Y los dos que éramos extranjeros ya ni dormíamos en la parroquia, andábamos escondiéndonos.
-¿Qué cree entonces, Monseñor?- le preguntó Rutilio Grande a Romero en el plenario -¿Los que andan encuevados ya pueden salir a la luz y bajar al valle?
-Sí, salgan. Mantengan alguna precaución, pero ya verán que las cosas se van ir suavizando.
Él seguía confiando en el gobierno. Sabíamos que Molina, el presidente saliente como era su amigo personal.
Al terminar la reunión, Romero trató de tranquilizarnos aún más a los de Aguilares.
-A ustedes, por ser jesuitas, no creo que le vaya a pasar nada. Anden sin cuidado el trabajo Pastoral del domingo… Y mira – le dijo ahí en el pasillo a Rutilio Grande-, de toda esa experiencia de estos años en Aguilares tenemos que platicar. Ustedes tienen conocimiento de esas organizaciones populares como que a veces son muy radicales y hasta violentas… ¿Qué te parece estudiar eso en reuniones así como esta?
-¡Primero Dios, Monseñor! Como no…
No se vieron más. Había sido la primera reunión de Romero como arzobispo. Y la última de Rutilio. pero ninguno de los dos lo sabía cuando se despidieron.”
López Vigil, María. (1993). Piezas para un retrato. 1° edición. UCA Editores. San Salvador. Páginas 91-92
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Fotografía: Arnulfo y Rutilio, durante la ceremonia, en la que Monseñor Romero, es nombrado Arzobispo de San Salvador.
