Por Luis Onofa
La Revolución Cubana lleva 70 años enfrentando al Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe de Estados Unidos de Norteamérica. El bloqueo estadounidense que pretende castigar a la isla por haberse escapado de esas doctrinas, en rigor, comenzó a aplicarse tras el triunfo de la Revolución en 1959, pero las ideas que inspiraron a esta ya estuvieron presentes en el ataque al Cuartel Moncada del 26 de julio de 1953 que, aunque fallido, marca el comienzo del proceso de segunda independencia de la isla, que pervive hasta ahora.
Los insurrectos dijeron que su levantamiento se inspiraba en el ideario de José Martí, prócer de la independencia del colonialismo español: “Ante la tragedia de Cuba,… se alza en esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del centenario, que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar con sacrificio y triunfo el sueño irrealizado de Martí”, escribían en el manifiesto que precedió a su acción armada encabezada por Fidel Castro, que se convertiría después en el líder histórico de la Revolución. Y esa fuente de inspiración lo reiteraría él a lo largo de su vida y lo reiteran hoy sus sucesores.
Martí, líder fundador de la guerra final por la independencia de Cuba del colonialismo español y cuyo natalicio se celebra cada 28 de enero, había rechazado las tempranas ambiciones imperiales de Estados Unidos. Todas sus luchas tenían el propósito de «impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América.”, había escrito en la carta a un amigo, el 19 de mayo de 1895, vísperas de su muerte en combate, a la edad de 42 años.
El Destino Manifiesto es la doctrina según la cual los colonizadores británicos habían sido escogidos por Dios para plagar de civilización, libertad y democracia el oeste de América del Norte, aún a costa de pueblos originarios enteros desaparecidos del mapa. La Doctrina Monroe estuvo destinada, en principio, a defender a las nacientes naciones de América de los intentos de invasión de los imperios europeos.
Pero ambas terminaron por ser el catecismo que sirvió a Estados Unidos para apropiarse de territorios de otros países, para invadir y ocupar naciones en nombre de la libertad y la democracia y para desestabilizarlas y monopolizar la explotación de recursos y mercados de las naciones del sur del hemisferio. México, Centroamérica, el propio Caribe y Sudamérica han vivido de sobra esas experiencias.
Las advertencias de Martí, no lograron evitar que Estados Unidos cayera sobre Cuba apenas los españoles se retiraron derrotados, primero mediante la ocupación militar del territorio de la isla y luego copando su economía hasta el triunfo de la Revolución en 1959.
Para Cuba, el costo de enfrentar el expansionismo estadounidense ha sido inmenso. Suma 154 mil 217 millones de dólares en seis décadas de bloqueo económico, denunció el canciller de ese país, Bruno Rodríguez Parrilla, en octubre de 2022. “El bloqueo está dirigido a provocar la incapacidad del país para atender las necesidades de la población… pero al mismo tiempo tiene el propósito cruel y práctico de privar al país de los ingresos financieros que resultan indispensables para adquirir suministros, equipamientos partes y piezas, tecnología, software.”, agregaba.
El cerco, que rompe no solo el derecho internacional sino las propias reglas del libre comercio y la libre circulación de capitales, piedra angular de la fe capitalista, mostró su rostro inhumano con ocasión de la Covid 19: Cuba fue excluida de las exenciones temporales estadounidenses para adquirir vacunas, enfrentó obstáculos para adquirir oxígeno medicinal en terceros países e impidió la compra de ventiladores pulmonares. El bloqueo “… provoca mucho daño humano, provoca sufrimiento todos los días en cada comida cuando la familia cubana se reúne en la noche en apagón, cuando hay dificultades para garantizar medicamentos para un enfermo, nuestro pueblo sufre”, relató el canciller Rodríguez.
En la ONU, el bloqueo enfrenta el rechazó casi unánime de sus miembros desde hace 30 años. En 2022, 185 países se pronunciaron en contra y solo Estados Unidos e Israel votaron a favor. Así, el Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, base ideológica de la hegemonía estadounidense, enfrentan un rechazo mundial, dos siglos después de haber nacido y causado mucho daño en América Latina.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel piensa que dada “la naturaleza polarizada y enajenada de la política estadounidense puede dar lugar a que el bloqueo económico se prolongue por muchos años más.” Y por ello exhorta a su pueblo aunar esfuerzos y creatividad para resolver sus más agudos problemas en el marco del sistema socialista de su país.
La jefa del Comando Sur de Estados Unidos Laura Richardson le dio la razón más pronto que tarde. En una entrevista al Atlantic Council, cuyo contenido salió a la luz pública estos días, Richardson dijo que le preocupan las relaciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua con Rusia, su segundo adversario en América Latina, porque la región es rica en petróleo, litio, agua dulce, y en ella se encuentra la reserva medio ambiental de la Amazonía. Por lo tanto, su país “tiene mucho que hacer” en ella. “Tenemos que intensificar nuestro juego”, agregó.
La Revolución ha resignificado el proceso histórico de la isla y ha forjado su propio destino histórico, que no es manifiesto, sino de equidad social, soberanía e independencia nacionales, activa y permanente democracia interna, integración regional; desarrollo de la educación, la ciencia, el arte y el deporte; y solidaridad internacional con los condenados de la Tierra, de la cual pueden dar testimonio muchos pueblos del mundo, entre ellos el ecuatoriano.
Luis Onofa: Periodista. Magister en Comunicación Social por la Universidad
Andina Simón Bolívar. Productor y conductor del programa La Oreja Libertaria,
del Colectivo Espejo Libertario en Radio Pichincha de Quito. Se ha
desempeñado como: Coordinador General de Comunicación Social de la Casa
de la Cultura Ecuatoriana. Corresponsal de la Agencia de Noticias del Estado
Mexicano, Notimex, en Ecuador. Redactor y coeditor de la edición de fin de
semana de Diario HOY. Redactor temporal de las agencias Inter Press Service
y Reuters. Redactor en Ecuador de Prensa Latina, Agencia Informativa
Latinoamericana. Coordinador de Revista Nueva. Reportero de Diario El
Tiempo de Quito. Docente de la cátedra Periodismo Informativo en Universidad
de las Américas (UDLA) (2014). Docente de la cátedra Corresponsalía
Internacional, Facultad de Comunicación de la Universidad Internacional SEK
(2009-2010). Docente de la cátedra Introducción a la Teoría de la
Comunicación, Facultad de Comunicación Social, Universidad Central del
Ecuador. (1988-1990). Presidente del Colegio de Periodistas de Pichincha
(1988-1989). Vocal principal, Directorio de la Unión Nacional de Periodistas
(1981-1982).