Por Ruy Díaz
Estados Unidos: elecciones y economía
En EEUU, el control del Senado y de la Cámara de Representantes todavía está en juego: es demasiado pronto para determinar las carreras clave que podrían determinar qué partido controla las cámaras.
Asimismo, también en EEUU, en menos de una semana la plataforma de transacciones de criptomonedas FTX pasó de ser la segunda mayor intermediaria y tener un valor de $ 32 mil millones a declararse en bancarrota y con sus activos tasados en cero. El desplome de FTX es visto como parte de la explosión de una burbuja de criptoactivos ocurrida en semanas recientes y amenaza con tener consecuencias en el sistema financiero.
De hecho, la crisis de liquidez en el grupo de criptomonedas ha provocado la intervención de reguladores de todo el mundo. La plataforma FTX informó este viernes que inició el procedimiento para acogerse a la ley de quiebras en EEUU y su presidente ejecutivo, Sam Bankman-Fried, renunció.
Industria agrícola y reconstrucción de Ucrania
Por otro lado, para Xavier Vall Ontiveros la historia reciente de Ucrania es la historia de un país roto, devastado, dominado por unas oligarquías, amparadas ideológicamente en el ultranacionalismo, que han optado por asociarlo de forma inseparable al bloque occidental capitalista sin importar el costo y el sufrimiento. En este proceso, la tierra ucraniana está pasando a manos de grandes corporaciones internacionales de la agricultura, que ven en la privatización y control de la producción de las fértiles tierras negras una gran oportunidad de negocio.
Los paquetes de ayudas del FMI y el BM tras el cambio de régimen, no sólo iban vinculados al Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la UE y con la aplicación de extremas políticas de austeridad; también iban condicionadas a que se facilitaran las inversiones internacionales de grandes corporaciones agroindustriales, entre otras. Así, la desenfrenada ola privatizadora de los años 1990, que puso en venta todas las tierras del Estado (heredadas de los Koljós y Sofjós soviéticos) y que benefició a una oligarquía rapaz que acabó controlando la mayor parte de las tierras más fértiles del país, obligó a aplicar una moratoria que impedía la privatización de lo que quedaba de las tierras estatales y la venta de tierras a corporaciones agrícolas extranjeras. Pese a la existencia de esta moratoria, se calcula que en 2014, 1,6 millones de hectáreas estaban en manos de corporaciones extranjeras.
En 2021, el área propiedad de grandes corporaciones agroalimentarias había aumentado a 3,4 millones de hectáreas y se estimaba de hasta 6 millones si se añaden las tierras arrendadas por estas mismas grandes corporaciones, una vía utilizada para esquivar las restricciones impuestas.
La moratoria fue finalmente levantada en Julio, 2021 por el gobierno Zelensky, que al mismo tiempo liberalizaba las tierras que todavía eran propiedad del Estado. La ley de reforma y la eliminación de la moratoria era una condición impuesta por el FMI para conceder un préstamo de $ 5.000 millones de dólares para sostener al fallido estado ucraniano. De inmediato, USAID, emprendió una campaña para “educar a los agricultores individuales y las comunidades sobre cómo sacar partido de los nuevos derechos de propiedad, incluyendo cómo gestionar las tierras y cómo atraer inversores.”
Asi las cosas, BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo, se ofreció recientemente, de forma totalmente desinteresada ¿?, al gobierno Zelensky para atraer a inversores internacionales para la reconstrucción de Ucrania. El acuerdo consiste en que BlackRock participará en la estructura, el proceso de inversión, la gobernanza y el uso de los ingresos del fondo de reconstrucción. La respuesta del mandatario ucraniano fue aceptar gustosamente el ofrecimiento : «Hemos demostrado que sabemos ganar en el campo de batalla. Una labor importante para nosotros es conseguir también victorias en el campo económico y ser un país atractivo para los inversores”. ¿La economía,la continuación de la guerra por otros medios?
Paralelamente, líderes políticos, empresarios e instituciones internacionales elaboran una hoja de ruta para reconstruir Ucrania, calculada en unos $ 750.000 millones, cantidad que podría obtenerse en buena parte de los fondos rusos congelados por los países occidentales y que beneficiarán, cómo no, a grandes corporaciones occidentales tan desinteresadas como BlackRock.
Ruy Díaz: docente hondureño
