Sven Olof Joachim Palme, el más importante político en la historia de Suecia, fue asesinado en Estocolmo el 28 de febrero de 1986, hace 36 años. Hoy Nicaragua recuerda a un amigo entrañable, amigo de la Revolución Sandinista
A las once y media de la noche del 28 de febrero de 1986, después de ir al cine caminaba con su esposa Lisbet Beck Friis, por la calle Sveavägen, cuando un pistolero le disparó. El primer ministro de Suecia falleció antes de llegar al hospital.
Su muerte causó conmoción internacional. Palme, fue un activo defensor de los derechos humanos, criticó con firmeza la intervención de los Estados Unidos en Vietnam; se opuso abiertamente al régimen del apartheid en Sudáfrica, como ala dictadura franquista en España.
La trágica partida de Olof Palme enlutó a Nicaragua, de la que fue amigo desde los primeros años de la Revolución Popular Sandinista. Es memorable su visita en febrero de 1984, la primera de un jefe de gobierno europeo. Vino Olof Palme a la tierra del General Sandino y del poeta universal Rubén Darío, como amigo. Condenó los ataques de la contrarrevolución de las bandas apoyadas por Estados Unidos, abogó por el respeto a la autodeterminación de los pueblos y respaldó las gestiones de paz del Grupo de Contadora, como un primer paso para poner fin a las confrontaciones bélicas en Centroamérica.
El 29 de febrero, el comandante Daniel Ortega Saavedra, estuvo en Estocolmo para participar en las exequias de Plame. Depositó una corona de rosas en la esquina en la que fue herido mortalmente Olof Palme, el gran amigo de Nicaragua. Lo hizo en nombre de todo el pueblo nicaragüense que sigue pensando en Olof Palme, como un hombre sencillo y valiente, crítico de las arbitrariedades de las potencias occidentales, del racismo, y que siempre recordaba que no hay que alejarse del pueblo.
Fuente Diario Barricada: diariobarricada.com
