La buena fe del pueblo y la mala fe del gobierno

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Hay fe”, resume lacónicamente el director de la encuestadora de la Universidad Francisco Gaviria (UFG), el académico e investigador Óscar Picardo Joao, al intentar explicar la percepción de la población salvadoreña respecto a su gobierno, la situación del país y las perspectivas, según su último estudio de opinión.

Los resultados del trabajo, y aquello que la gente manifiesta en las calles, ofrece un panorama complejo y contradictorio. La gente dice que le va mal o muy mal pero confía que le irá mejor. Califica al gobierno con una nota elevada, pero es incapaz de reconocer a un solo jefe de cartera ministerial.

Al referirse, entonces, a una cuestión de fe, el académico hace referencia a un asunto religioso, una buena fe esperanzadora (quizás porque muchos van llegando a la conclusión de que peor ya no les puede ir).

A través del aparato de propaganda del régimen y de sus acciones populistas de manipulación de masas, el usurpador del Ejecutivo salvadoreño ha creado entre su público cautivo la percepción de ser casi “un ser divino”, alguien “en contacto directo con dios, que le habla, y él -obediente- actúa en consecuencia”.

Algunos datos reveladores

La encuesta de la UFG, «Rumbo País 2024» de su Centro de Estudios Universitarios, divulgada esta semana, revela que la población salvadoreña afronta limitantes económicas y conoce la crisis financiera nacional. Para el 72.9% la situación económica del país es entre regular y muy mala; el 31.4% manifestó que su presupuesto no le alcanza y el 45.7% asegura es muy ajustado, solo para el 22.9% le resulta suficiente.

Según las familias encuestadas, los costos que más se han elevado en su economía son los alimentos (66.8%), los servicios de agua, luz e internet (17.6%) y medicinas (8%), la educación (2.2%), la vivienda (2.1%), los servicios financieros o bancarios (1.1%), el transporte (1.5%) y solo el 0.7% no responde

En materia de seguridad, tan alardeada por el actual gobierno, el 36.3% de las personas conoce al menos una captura arbitraria bajo el régimen de excepción en su comunidad. A la pregunta “¿Han arrestado a algún familiar o amigo cercano que es inocente con el régimen de excepción?”, un 15% dijo que a un familiar, el 11.7% que a un amigo o amiga y un 1.9% prefiere no responder.

La aprobación presidencial, con su inventado carácter de semi-dios, que antes parecía protegerlo de cualquier crítica, comienza lentamente a bajar. En esta ocasión, la población lo calificó con 8.43, cifra menor que la de junio de 2023, que fue 8.53. También, otorgaron un 7.49 al trabajo del gobierno en conjunto, aunque como ya dijimos fueron incapaces de identificar algún titular de cartera

El carácter clasista del gobierno y su presupuesto

El Presupuesto General de la Nación, presentado a la Asamblea Legislativa el pasado 30 de septiembre, sigue revelando el carácter de clase del gobierno.

Mientras sostiene el esfuerzo financiero para reforzar las fuerzas represivas, preparándose estratégicamente para el momento en que, caídas todas las máscaras, fracasadas por fin todas la maniobras de manipulación masiva, solo el recurso de la represión al pueblo mantenga la dictadura en el poder, avanza en el sentido indicado por las grandes corporaciones, y multilaterales como el FMI, para recortar los gastos del Estado a costa del hambre de sus trabajadores.

Avanza también en el objetivo de pagar las deudas públicas. La falta de transparencia impide saber en realidad para qué sirvieron, aunque existe una certeza: no fue en beneficio de la sociedad salvadoreña, mucho menos para los sectores más desposeídos. No es ese el sentido de clase del régimen, que privilegia abiertamente sectores burgueses y oligárquicos con intereses comunes al clan familiar en el poder.

El aplastamiento de la clase trabajadora incluye congelamiento de plazas vacantes, reducción de empleos, y afectaciones severas en varios ministerios clave, como Salud y Educación. También sigue su curso la política no declarada pero implícita de ahogar al campo y sus familias productoras para seguir favoreciendo al elitista grupo de importadores, asociados al poder y al nuevo grupo burgués emergente.

Entre las mayores afectaciones a la clase trabajadora figura la eliminación de derechos adquiridos, como el pago de escalafón a los empleados de Salud y de Educación. Además, se esperan despidos en otras áreas del Ejecutivo, mientras se mantienen los descomunales salarios de los funcionarios de alto nivel y confianza del dictador y su círculo cercano, como lo demostraron las recientes revelaciones de activistas digitales; denuncias jamás negadas por las personas aludidas.

Algunos, sin embargo, reaccionan ante la evidencia, porque ya no pueden negarla, como la formulada por la revista FOCOS[1], que revela las adquisiciones millonarias de los hermanos Karim y Yusef Bukele, de edificios en el centro histórico capitalino, precisamente la zona donde se aprobó una ley para remodelar y renovar el área, aumentando la plus valía de la zona, y favoreciendo a los “inversores”, en realidad, especuladores ventajistas que se aprovechan de información privilegiada.

Finalmente, pese a declaraciones triunfalistas y a los insultos presidenciales a quienes denuncian, demuestran y exponen sus mentiras y métodos violentos e inhumanos de gobierno, lo cierto es que la economía no levanta cabeza, unos pocos se enriquecen y el país se hunde en deudas que el gobierno lucha por pagar, para obtener nuevos créditos en condiciones cada vez más leoninas.

Las maniobras quedaron expuestas esta semana al conocerse la evaluación realizada por Standard & Poor’s, que a pesar de los ejercicios mediáticos del GOES para aparentar una solvencia inexistente, mantuvo tercamente la calificación crediticia de El Salvador de largo plazo en B- (y B, para el corto plazo), esto como respuesta al anuncio que hizo el presidente la semana pasada, de comprar deuda externa que vence entre 2027 y 2052, la cual suma $7,200 millones.

«Consideramos la recompra de deuda como oportunista y similar a una operación de gestión de pasivos, dado que creemos que el gobierno podría haber cumplido con sus compromisos financieros sin esta transacción«, afirma, implacable, S&P en el comunicado emitido el 10 de octubre de 2024, desnudando así el juego de apariencias de los millonarios salvadoreños.

La historia del pope Gapon

Después de un largo periodo donde sólo algunas organizaciones sociales se movilizaban contra las violaciones a DDHH, persecuciones políticas, reclamos por abusos de poder, violaciones a la autonomía universitaria, desaparición de personas, reclamos de veteranos, pensionados, sectores laborales, derechos de la mujer, diversidad de género, etc. y las periódicas manifestaciones populares del 8 de marzo, 1 de mayo, o el 15 de septiembre, entre otras, que reclaman derechos civiles y políticos, denuncian el deterioro del Estado de Derecho y la conformación de una dictadura, hoy aparecen nuevos factores de movilización.

El FMLN fue el partido de izquierda que acompañó esos procesos, tanto a nivel oficial o, en ocasiones, a través de su militancia y organizaciones de base que participaban directamente como involucrados u organizadores.

En materia sindical, el régimen logró ir permeando la unidad a lo largo de cinco años, a partir de consignas y acciones neoliberales, una narrativa anti-política y el privilegio del individualismo frente a las luchas colectivas y la memoria histórica, negada por el grupo de advenedizos de la política y extremistas de derecha en el poder.

Muchos seudo-sindicalistas que alguna vez, de manera oportunista, abrazaron las banderas de la izquierda, cuando creyeron que les traería beneficios, cambiaron rápidamente de vereda y se unieron a sus enemigos de clase; hoy copian hasta sus colores, renegando del rojo emblemático de la clase trabajadora. Son, han sido y serán oportunistas que jamás confiaron en sus hermanas y hermanos de clase.

Esa gente optó siempre por mendigar antes que luchar; por suplicar y negociar antes que exigir; por asegurar sus privilegios antes que defender derechos de sus camaradas. Son los que siempre han sido amarillos, más allá del color que utilicen a lo largo de su triste vida.  En la historia se les conoce como esquiroles.

Hoy, cuando el régimen que ellos mismos ayudaron a encumbrar los traiciona y vende, los relega y aparta del reparto de ganancias, reclaman sorprendidos y piden dialogar. Pretenden utilizar a sus bases como moneda de cambio en salud y educación, y para que no los confunda el régimen con genuinos luchadores, exhiben descarados sus emblemas celestes para mimetizarse con el régimen, y hacen conferencias de prensa pidiendo que “los partidos no se sumen a sus marchas para no contaminarlas”.

Hablan en plural pero solo un partido les importa, no quieren que el FMLN aparezca y eso les obligue a dar explicaciones al régimen. No todos son iguales, por supuesto, y la lucha de la clase en defensa de sus derechos sigue siendo legítima a pesar de esos esquiroles sin ética ni principios.

Pretenden marchar para suplicar y pedir la conmiseración del dictador. Olvidan o desconocen la historia. Hace 124 años, en un lejano país, un personaje poderoso, que sectores atrasados del pueblo también asociaban al valor divino, explotaba y mataba de hambre a su pueblo. Era el Zar Nicolas II de Rusia. Y había un sacerdote, el pope Gapon, que insistía a los obreros en las bondades del Zar. Les planteó, así como ahora lo plantean los esquiroles salvadoreños, ir en marcha piadosa a suplicar al “padrecito Zar”.

Esa marcha terminó en lo que se conoce como “el domingo sangriento” de San Petersburgo, 22 de enero de 1905, prólogo del proceso revolucionario ruso.

Allí los obreros comprendieron lo inhumano del poder autocrático, y en no confiar jamás en quienes nos hablen de sus bondades para ir a suplicar misericordia. Con la salvedad de los tiempos y contextos, los esquiroles salvadoreños nos recuerdan a aquel pope Gapon y sus falsas promesas.

El 19 de octubre, varios sectores sindicales llaman a la movilización en defensa de sus derechos. Será una prueba para el régimen, pero también para la clase trabajadora. La unidad de las y los trabajadores es imprescindible, y allí debe demostrarse, pero también deberá quedar clara la línea divisoria entre quienes luchan, y los oportunistas que pretenden sacar ventaja personal de esas luchas.


[1] https://focostv.com/hermanos-de-bukele-compraron-edificio-por-1-3-millones-en-el-centro-historico-tras-una-ley-que-otorga-exenciones-fiscales/