De las redes a las calles, de la resignación a la protesta.

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A pesar de la manipulación mediática y el autoritarismo del régimen inconstitucional que rige El Salvador, éste evidencia desde hace tiempo sus pies de barro.

La corrupción permea por el sistema como el sudor por los poros. Resulta imposible de ocultar pese al aparato de propaganda que abarca todos los frentes posibles. 

El mandatario, que actúa como jefe del clan, pero también como capataz de finca para atender los asuntos del país, se ve obligado a usar su influencia pública (y arriesgar algún punto porcentual de su popularidad) para retrasar lo inevitable.

Lo hace a través de las redes sociales, terreno amigable para su estrategia de exposición mediática controlada. A veces se ve obligado a dar la cara en shows televisivos montados en cadena nacional, donde recurre a la amenaza, al discurso de odio, o a las promesas fantasiosas para que la gente crea que con un poco más de “medicina amarga” habrá cruzado el desierto y arribado a la tierra prometida, una especie de sucursal de Suiza o Escandinavia en América Central.

Lo cierto es que el nido de corrupción que salió a la luz en la Asamblea Legislativa, similar a los que se alojan en el aparato Judicial, en el ministerio Público, en las alcaldías gobernadas por Nuevas Ideas y en los despachos del Ejecutivo, sigue tomando un rumbo inesperado para el gobierno. Con cada declaración que se ven forzados a realizar los diputados de Nuevas Ideas se revela su hipocresía y falta de respeto a la inteligencia popular.

Hoy, desde las redes sociales, seguidores y entusiastas del régimen, los mismos que los auparon a los inmerecidos cargos que ocupan, van descubriendo que las promesas realizadas en los últimos años, fueron descarada y premeditadamente falsas. Nos referimos, por ejemplo, a aquella demonización de la oposición y de los gobiernos anteriores, acusándolos de haberse enriquecido en sus puestos, ejercido nepotismo, y haber usado discrecionalmente recursos del Estado.

A la par que repetían su cantinela de “los mismos de siempre”, apuntando a estos funcionarios como “los enemigos del pueblo”, formulaban reiteradas promesas de que al llegar a la Asamblea se rebajarían los salarios, transparentarían sus ingresos, rechazarían teléfonos, vehículos de lujo y demás prebendas y prerrogativas que llegaban con sus cargos.

Pero hoy, quienes votaron y promovieron a estos personajes, afirman en esas mismas redes sociales, que estos resultaron ser peores que todo lo conocido. Esto sucede por dos razones, por una parte, porque si bien hubo personeros de gobiernos anteriores que utilizaron las prebendas mencionadas, al menos las transparentaban, y así la población conocía y criticaba estas situaciones, cuando correspondía.

Pero los actuales legisladores no solo continuaron con esas prácticas, sino que negaron que lo hicieran, alegaron haberlas revertido y, además, amparados en la oscuridad y falta de transparencia, los recursos utilizados resultaron mucho más altos que los empleados por funcionarios anteriores. 

Durante la última semana, diputados de Nuevas Ideas comenzaron a publicar, bajo presión y no por su propia voluntad, el listado de sus asesores.  Es de hacer notar que, aunque los datos se publican en las redes sociales de estos sujetos, el lugar donde esa información debería obtenerse, no por decisión de un diputado sino por derecho ciudadano, es en las páginas y oficinas de la inexistente estructura de transparencia oficial, convertida hoy en aparato de propaganda del régimen.

Habrá que ver si la información publicada resulta verdadera, pero de los datos presentados se pueden sacar algunas conclusiones. De los 60 diputados, solo 33 han mostrado listados. De las presentaciones se desprende que se contrataron 62 personas para administración, 60 para comunicaciones, y 30 como técnicos.

En una medición realizada por la publicación Disruptiva, de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), efectuada entre el 11 y el 16 de agosto de 2024, acerca del comportamiento de redes sociales, se analizaba la cuenta de Bancada Cyan o las menciones a este grupo; las etiquetas que más destacaron fueron #NoMeRepresentan y #MuestrenLasPlanillas.

Estos resultados mantienen una continuidad con respecto a semanas anteriores. A diferencia de otras ocasiones, en que el oficialismo confió que una cortina de humo o el simple paso del tiempo, podía diluir y hacer olvidar cualquier escándalo, en esta ocasión eso no está sucediendo. Los reclamos continúan. Las especulaciones también.

Con un presidente de facto que en reiteradas ocasiones ha dicho que nada de lo que pase en El Salvador le es desconocido, alardeando así, como lo hacían antiguos dictadores, que en el país no vuela una mosca sin su permiso, es muy difícil creer que no conocía el uso y abuso de fondos públicos por su bancada. Y aunque hoy aparezca “escandalizado” por la corrupción legislativa, resulta lógico pensar que él mismo lo ha consentido durante estos años.

La pregunta que surge es ¿por qué ahora lo “descubre” públicamente? Ya sabemos, por varias experiencias previas, la forma en que el usurpador ha defenestrado aliados y amigos que se atrevieron a hacer cualquier tipo de movimiento político sin su consentimiento. Ministros, secretarios, jueces y aliados de otros partidos, tuvieron diversa suerte, pero desaparecieron del mapa político local, cuando no del país para asegurar al menos su vida. Recordemos la situación de los primos Ernesto y Alejandro Muyshondt.

¿Cuál es entonces la novedad? Que esta vez es desde las redes sociales, terreno hasta ahora de exclusivo dominio del bukelismo, que los reclamos se hacen sentir. No se trata solamente de que haya gente que se sienta defraudada y engañada. Se trata también de la miseria en que sobreviven las grandes mayorías. Las revelaciones colocan sal sobre una enorme herida social que abarca a seguidores y opositores del régimen por igual.

Como muestra de lo que decimos, veamos el salario que gana una amplia capa de la población salvadoreña, según lo revela el VIII Estudio de Humor Social[1] publicado por UFG, el mes de julio de 2024. Las respuestas acerca de sus ingresos, ofrecidas por las 1,223 personas entrevistadas a nivel nacional, indican que la situación financiera no les permite cubrir todas sus necesidades: el 18,97% reporta ingresos menores a $211; el 31,23% recibe entre $211 y $350; el 21,5% entre $351 y $500; y el 7,93%, percibe ingresos de entre $501 y $700. Para muchos, los ingresos no superan el costo de la canasta básica, que según el BCR para junio fue de $262.

A esta situación se le agrega la dificultad para encontrar una fuente de ingresos y lidiar con el costo de la vida, que sigue siendo un desafío casi insuperable para amplias mayorías de la población, hayan o no votado por Bukele.

El 69.5%, de personas entrevistadas señaló que los alimentos constituyen el rubro más costoso del presupuesto familiar, el 18.89% dijo que es el pago de luz, agua, energía eléctrica, internet, el 7.28% la vivienda, el 1.39% el transporte, 1.39% la vestimenta.   Las dificultades para acceder a oportunidades laborales también golpean a muchas familias: el 61.7% trabaja actualmente, pero un 38.3%, sufre desempleo. 

Frente a esta realidad, los datos que se fueron conociendo acerca de los salarios en el Legislativo provocan indignación. En primer lugar, porque la mayoría de puestos eran para estilistas, fotógrafos y personal dedicado a cuidar la imagen del funcionario, y en segundo lugar porque frente a lo que hemos visto que gana un porcentaje importante de población, que tiene la suerte de tener un ingreso fijo, el promedio de los salarios de estos “asesores” ronda los $1,254, según los listados compartidos, pero con un máximo de $3,500 para algunos asistentes administrativos

De las redes a las calles

Se comprueba a diario el creciente nivel de insatisfacción ante una realidad de corrupción que, en cualquier caso, solo representa una microscópica parte del verdadero saqueo público, como el de los contratos multimillonarios y concesiones centenarias otorgadas por el Ejecutivo sin recurrir a concursos públicos.

El último caso conocido fue el de la conformación de una empresa mixta para el mantenimiento, modernización y operación de los puertos de La Unión y Acajutla, con el grupo turco Yilport, que controlará el 80% de la nueva empresa, y podría operar esos puertos los próximos 100 años. La oscuridad del proyecto es la misma que oculta el resto de negociaciones internacionales de la familia gobernante.

El régimen se muestra incapaz de resolver los problemas estructurales que afectan la sociedad salvadoreña; algunos sectores mantienen, por ahora, su fidelidad, como la Asociación Salvadoreña de Industriales, cuyo presidente Jorge Arriaza, acaba de “bendecir” la figura de empresa mixta a la cual se recurrió para la operación de los puertos. Por otro lado, otros que han guardado un silencio cómplice, como la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), hoy reclaman “la discrecionalidad excesiva” por las disposiciones especiales que eximen la aplicación de la Ley de Contrataciones Públicas (LCP) cuando se trata de “proyectos estratégicos”.

Es un síntoma. También lo son las imágenes de personas “rescatando” a un humilde vendedor ambulante de helados, cuyo carrito pretendía ser confiscado por los esbirros de la alcaldía capitalina, matones a sueldo uniformados como policías municipales que se dedican a perseguir y confiscar mercadería a personas que venden en el centro histórico de San Salvador. No es el único caso en que la gente defiende lo suyo y a los suyos frente al abuso del gobierno.

Como sucede con el fenómeno de las redes, muchas de estas personas fueron entusiastas votantes del actual presidente y del alcalde. Hoy comienzan a mostrar su desaprobación y lo manifiestan en las calles, en acciones directas. Una pequeña muestra de múltiples señales que empieza a dar el pueblo salvadoreño. Un pueblo que, aunque se haya mostrado adormecido o conformista, no olvida sus tradiciones de lucha.

Con preocupación, el régimen comprende que empieza una nueva etapa, un nuevo desarrollo en las luchas populares en defensa de sus condiciones materiales de vida, pero también de sus derechos, de sus conquistas aplastadas por un grupo de burgueses parasitarios que se enriquecen a expensas del hambre y del dolor del pueblo. Se acerca el momento de impulsar las luchas de calles, y de acompañar esas luchas en todo el territorio nacional.

Un partido que por demasiado tiempo divagó en sus propias contradicciones internas, hoy no solo empieza a resolverlas, sino que se muestra decidido a sumarse y acompañar esas luchas, como siempre lo había hecho. Es hora de que el FMLN recupere la confianza del pueblo, para lo que siempre ha sabido hacer: luchar, y organizar las luchas justas de nuestro pueblo en todos los frentes posibles, hasta que por fin la oscura noche de la dictadura del clan Bukele y sus cómplices sea un mal recuerdo, que no deberá repetirse jamás.


[1] https://www.disruptiva.media/viii-estudio-de-humor-social-y-politico-evidencia-la-profundizacion-de-la-crisis-economica-familiar/