El secreto protege a los corruptos

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Por Fredis Pereira
Máster en Administración y Gerencia Pública

El corrupto es el enemigo número uno de la transparencia. Porque la transparencia le impide realizar sus negocios chuecos con los recursos del Estado. Facilitar el secreto que protege a los corruptos atenta contra el bienestar del pueblo. Un gobierno sensato y que entienda las necesidades de la gente, comparte la información del Estado para evitar condiciones que faciliten la corrupción, y con el apoyo de los ciudadanos se esmera en prevenir y castigar sin demora los actos de corrupción.

El secreto ha facilitado todos los desfalcos que hemos sufrido en El Salvador. Estos son el resultado de la transparencia selectiva y de la lucha selectiva contra la corrupción. Así, por ejemplo, mientras se procesaba penalmente por negociaciones ilícitas, asociaciones ilícitas y peculado, al ex presidente de ANDA, Carlos Perla; por su parte, el presidente de El Salvador para ese entonces, Francisco Flores, también hacía perversidades en secreto con los fondos de la cooperación de Taiwán, que debían ser destinados a los damnificados de los terremotos que afectaron a El Salvador en el año 2001. Cosas así han pasado tantas veces en El Salvador y sus innumerables consecuencias las seguimos sufriendo.

El secreto ha permitido el reparto siniestro de sobresueldos. Mientras la trama de corrupción más grande de la historia de El Salvador operaba, en la que participaron funcionario y empleados públicos bajo la dirección del presidente Tony Saca repartiendo sobresueldos, la maquinaria publicitaria de Casa Presidencial, con una gran habilidad discursiva y la participación de diversos medios de comunicación, nos hizo creer que teníamos un presidente cercano a la gente, que hacía de lo social el centro de todo su quehacer gubernamental; pues entre sus acciones estuvo el programa “Vivienda Solidaría” para beneficiar a dos mil familias afectadas por la tormenta Stan en el año 2005. ¿Quién podría creer en ese entonces que teníamos un presidente corrupto?

La delincuencia ha proliferado de manera incontrolable gracias a los pactos secretos con los políticos. Lo poco que se ha conocido de la famosa tregua que sucedió durante el gobierno de Mauricio Funes, se ha conocido en parte por el trabajo de los periodistas, y por otra, por los pleitos entre los políticos corruptos. Así, los corruptos han sabido llenarnos de esperanza con discursos bien estructurados, prometiendo combatir la delincuencia; pero más tarde, supimos que tenían acuerdos con los delincuentes para conseguir triunfos electorales. Todavía no podemos saber todos los detalles de esas relaciones oscuras para conseguir triunfos electorales, y que condenaron a tanto luto y sufrimiento al pueblo salvadoreño.

El secreto permite manipular al pueblo para que apoye a los corruptos. Es obvio, que, si el pueblo hubiera conocido oportunamente las acciones realizadas por los políticos corruptos se habrían salvado muchas vidas y evitado tantos desfalcos del dinero del pueblo; pero nos enteramos tarde. Es que es difícil de creer que una persona de apariencias carismática y de agradable discurso, con quién simpatizamos sea un vil ladrón.

Las denuncias de un político disidente y poco simpático son difíciles de creer. Así ha pasado, por ejemplo, en relación con las filtraciones sobre los fondos que han mantenido los diputados de la Asamblea Legislativa para contratar empleados, que estando bajo secreto la información de los empleados públicos, se ha permitido contratar parientes, y recetarse más de 14 mil dólares mensuales para estos contratos a discrecionalidad de los 84 diputados, sin que el pueblo lo supiera de manera creíble. Gracias a las declaraciones del presidente Nayib Bukele pudimos confirmar que los diputados han tenido disponible esa asignación presupuestaria.

Para fortalecer la lucha contra la corrupción es necesario superar el secretismo. Porque el secreto permitiría que nos roben sin saberlo, y prevenirlo no puede ser tarea sólo de los políticos, requiere de la participación ciudadana bien informada. El acceso a la información no debe ser un privilegio de pocos, ni el resultado de un incidente de filtración de información no controlada, porque eso fortalecería el campo de cultivo para difusión de mentiras, la manipulación y la corrupción.

La transparencia rompe con el secreto que ha protegido a los corruptos. Ahora se requiere superar el secreto que impide conocer la información de los empleados públicos, porque el secreto facilita la discriminación, incrementa la contratación de personas incompetentes, amplia el clientelismo y nepotismo de los políticos corruptos, y socava la confianza del pueblo. Así, el gobierno debe ser abierto y comprometerse con una gestión documental que contribuya en la lucha contra la corrupción, que garantice la autenticidad, fiabilidad, integridad y disponibilidad de la información.