El 8 de julio 1964, hace 59 años, desde la Prisión de “La Aviación”, el Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca Amador escribió “Desde la cárcel yo acuso a la dictadura”.
El día de hoy, el Equipo de Barricada/Historia propone algunos fragmentos de este texto, que nos permite comprender el contexto histórico de mediados de los años sesenta.
DESDE LA CARCEL, YO ACUSO A LA DICTADURA
En el interrogatorio a que me sometieron los miembros de la Oficina de Seguridad me acumulan entre otros cargos los dos siguientes: Un plan para atentar contra la vida del Jefe-Director de la G.N., Anastasio Somoza D. 2.-El asalto al Banco de América.
Respecto al primer cargo yo niego totalmente toda culpa de mi parte, y en cambio puedo acusar a Anastasio Somoza D., a Luis Somoza D. y demás miembros de la familia que encabeza la opresión, así como también a los políticos y militares que les sirven de cómplices, yo los puedo acusar, digo, no de tener simples planes para atentar contra la vida de ciudadanos limpios, sino de ejecutar en forma sistemática asesinatos contra patriotas y personas dignas.
Mi circunstancia de prisionero y la prisa que exige la clandestinidad en que estoy escribiendo, me impide elaborar una lista más o menos completa de tales asesinatos; sin embargo, voy a citar a lo menos algunos ejemplos:
Los asesinatos de campesinos y otras personas de Chinandega en 1963. El asesinato en 1963 en el río Bocay de mis queridos compañeros los estudiantes Jorge Navarro, Francisco Buitrago y Modesto Duarte y los jóvenes Mauricio Córdoba e Iván Sánchez Argüello. El asesinato en el río Coco de los también queridos compañeros míos Faustino Ruiz y Boanerges Santamaría.
El asesinato en la ciudad de León en 1962 del joven Carlos Najar. El asesinato en 1961 de varios obreros revolucionarios en el río San Juan.
El asesinato en 1961 en la ciudad hondureña de Choluteca del veterano sandinista Heriberto Reyes.
El asesinato en febrero de 1961 de los patriotas Julio Alonso, Enrique Montoya y Octavio Vilchez y del estudiante Jesus López y de varios patriotas más.
El asesinato en el Dorado en febrero de 1960 de los estudiantes Eduardo Medina, Victor Arbizu, Tomas Palacios y del salvadoreño Fabricio Paz y varios patriotas más.
El asesinato en 1960 de los jóvenes Ajax Delgado y Julio Oscar Romero.
El asesinato de Carlos Hasslam en 1959; el asesinato de los expedicionarios de Olama y los Mollejones, los patriotas Antonio Gutiérrez, Víctor Rivas Gómez, Napoleón Ubilla Baca y los costarricences Segura y Sony Boy en Julio de 1959; el asesinato de Manuel Díaz y Sotelo y varios compañeros más.
El asesinato de los prisioneros Luis Armando Morales Palacios, Jorge Rivas Montes, Ramón Orozco y Bonifacio Miranda en Septiembre de 1956.
Al asesinato de Adolfo y Luis Baez Bone, Opstaciano Morazán, Pablo Leal, Agustín Alfaro y muchos patriotas mas en Abril de 1954.
El asesinato del estudiante Uriel Sotomayor en la ciudad de León.
El asesinato del campesino Aquileo Castillo junto a muchos campesinos y ciudadanos más en la Cuesta del Coyol en 1948.
El asesinato del veterano sandinista Juan Gregorio Colindres aproximadamente en el año 1948.
El asesinato de los patriotas Rito Jiménez Prado y Luis Scot.
Y por fin, hacia atrás, en los primeros días de la tiranía, en febrero de 1934, el tenebroso asesinato de Augusto César Sandino, Juan Pablo Umanzor y Francisco Estrada y centenares de sandinistas de Wiwilí para adentro. Siendo el que esto escribe acusado de planes imaginarios y siendo mis acusadores culpables de este rosario de crímenes, yo creo que son esos acusadores y no yo quienes merecen ser severamente castigados.
Propongo al Centro Universitario y a las organizaciones patrióticas de Nicaragua entablar un juicio contra A. Somoza D., Luis Somoza D. demás miembros de la familia opresora y sus cómplices militares y políticos a fin de que no quede impune sino que sea castigado tanto crimen perpetrado. Aceleremos la llegada de la ansiada hora en que las víctimas sean los acusadores y los victimarios los acusados.
De esta manera respondo ante uno de los cargos que me acumulan. Dije que otro de los cargos que se me acumula es el asalto al Banco de América. Igual que ante el cargo anterior que me lanza el gobierno somocista niego toda culpa de mi parte. Pero no se va a detener aquí no más mi respuesta. Yo acuso a Anastasio Somoza D., a Luis Somoza D. y demás miembros de la familia opresora, yo acuso a sus cómplices militares y políticos no de realizar un asaltito contra un banco millonario. Mi acusación es mucho más seria. Yo acuso a los cabecillas del gobierno somocista de asaltar a lo largo de treinta años al sufrido pueblo de Nicaragua para acumular, no la ridícula suma de cincuenta mil córdobas, sino sumas fabulosas que suman, más bien a varios millares de millones de córdobas; dicho para que lo entienda la gente sencilla, sumas que se escriben con siete números o cifras.
¿De dónde han salido los barcos de la Mamenic? Del asalto al pueblo.
¿De dónde han salido los aviones de «La Nica»? Del asalto de la familia Somoza al pueblo.
¿De dónde han salido los trescientos latifundios? Del asalto al pueblo.
¿De dónde han salido «Montelimar» y «La Fundadora»? Del asalto al pueblo.
¿De dónde han salido las diez mil casas? Del asalto al pueblo.
¿De dónde han salido los millones de dólares depositados en los bancos yanquis y suizos? Del asalto de la familia Somoza al pueblo de Nicaragua.
¿De dónde han salido los latifundios de Camilo González? Del asalto al pueblo de los cómplices somocistas.
¿De dónde sacó hacienda el coautor del asesinato de Sandino el tahúr Federico Davison Blanco? Del asalto al pueblo de los cómplices somocistas.
Aún en el caso de que yo fuera culpable del asalto al Banco de América, no creo que sea el gobierno somocista, gobierno de asaltantes, el autorizado para acusarme a mí.
Otro asalto contra el pueblo que es sumario denunciar es el que perpetran las Gold Miningcompañías sobre el oro y demás minerales de nuestro suelo. El último año, o sea el año de 1963, marcó un descenso la explotación yanqui sobre nuestros minerales comparada con la explotación de épocas pasadas. Pues bien aun con tal descenso la explotación alcanzó valor de cerca de cien millones de córdobas; ya podemos calcular a cuantos millares de millones de córdobas asciende el valor del asalto yanqui a nuestros minerales perpetrado sin interrupción por más de 50 años.
Como consecuencia del asalto al Banco de América, ningún campesino ha perdido la tierra, ningún obrero ha terminado desocupado, ningún niño ha dejado de ir a la escuela, ningún comerciante o industrial ha quedado en la ruina.
En cambio, el asalto de la familia Somoza y sus cómplices, ha tenido pavorosas consecuencias para Nicaragua. Lo mismo puedo decir del asalto yanqui. Tales asaltos, en dos palabras, han sentado la base para que se sustente un régimen oprobioso que ha convertido en un infierno la vida del pueblo nicaragüense.
Propongo al Centro Universitario y a las demás organizaciones patrióticas y populares de Nicaragua entablar un juicio contra Anastasio Somoza D., Luis Somoza D. y demás miembros de la familia opresora, contra sus cómplices militares y políticos; este juicio por asalto al pueblo nicaragüense debe culminar con la devolución al pueblo de los bienes saqueados y con el castigo apropiado en la persona de los voraces asaltantes.
Siendo el que esto escribe acusado por un asalto de ínfima importancia y siendo mis acusadores culpables de asaltar todo un imperio producto del trabajo del pueblo, yo creo que son mis acusadores y no yo quienes merecen ser severamente castigados.
SUSTENTO UNA AMPLIA IDEOLOGIA REVOLUCIONARIA
[…]
Al dejar claro que existe una distancia entre el comunismo y mi modo de pensar no quiero decir que me he encasillado en otro dogma. Yo creo que el revolucionario nicaragüense debe abrazar una doctrina que conduzca en forma victoriosa al pueblo de Nicaragua hacia la liberación. En mi pensamiento acojo la medula popular de las distintas ideologías; del marxismo, del liberalismo, del socialcristianismo.
La interpretación marxista de los problemas sociales, su severidad con los ricos, es utilizable aunque de manera parcial. Alguna justeza debe tener el marxismo para que haya sido capaz de ganarse la confianza de gruesas masas de millones de seres humanos en una parte del mundo. Alguna justeza deber tener el marxismo cuando ha habido numerosos hombres que han ofrendado su vida defendiendo sus principios.
La interpretación liberal de los fenómenos políticos, su defensa del individuo, es posible de utilizar para impulsar la militancia de los ricos en contra del gobierno somocista y en favor de un cambio revolucionario. Una característica de la composición de las fuerzas descontentas con el régimen inoperante en Nicaragua es que incluye a un sector importante de las clases ricas. Pero es un sector que asume en la oposición una actitud contemplativa, peor que vacilante. Esa actitud por demasiado tiempo ha dominado a la oposición y esto ha tenido consecuencias desastrosas. La interpretación liberal de los fenómenos fue el resultado de un proceso histórico que en el caso de Nicaragua aún tiene cierta vigencia.
En cuanto a la doctrina social-cristiana, también considero que debemos extraerle su médula popular. Si logramos levantar un movimiento popular que funda lo compatible de las distintas ideologías podremos impedir que se adueñen de la doctrina social-cristiana quienes miran un cambio social con el ceño fruncido; si tomamos en cuenta la doctrina social-cristiana, en igual plano que el marxismo y que el liberalismo y que cualquier otra ideología, estaremos impidiendo que resuciten las moribundas fuerzas contrarrevolucionarias.
Cuando recuerdo las jornadas que libramos juntos en el movimiento estudiantil, un compañero liberal como Denis Martínez, un compañero social cristiano como Manolo Morales y un radical como yo, es que cobra vida en mi la posibilidad de formular una ideología revolucionaria nacional. Esa formulación tiene que ser obra de todos. Pero no debemos sentarnos a cruzarnos de brazos para divagar mientras el pueblo de Nicaragua marcha sin rumbo expuestos a las acechanzas de los enemigos de todos lados.
Creo que el deber es actuar. Pero sin organización no puede haber acción.
No quiero hablar en el desierto. Quiero hablar a quienes me conocen, a quienes me pueden escuchar. Estas personas no son otras que los jóvenes de mi generación. Para ellas hablo. Hablo para los jóvenes de mi abatida pero no vencida generación. La generación de Jorge Navarro, Francisco Buitrago y Modesto Duarte. La generación de Eduardo Medina, Victor Arbizu, Tomas Palacios y Hector Zelaya. Es la generación del 23 de Julio. Los heroicos veteranos sandinistas Raudales y Heriberto esperaron que nuestra generación creciera y fuera joven para mezclar su sangre con nuestra sangre.
No nos detengamos a medio camino.
Pero si permanecemos separados corremos el peligro de extraviarnos.
Juntémonos.
Formemos el partido de nuestra generación, el Partido Sandinista. Este partido no debe formarse para entretenerse en querellas dentro de la oposición.
El Fórum Político me causó un instante de tristeza, a mí que solo conozco la alegría de combatir. El Fórum mostró que la vieja generación con sus errores pretenden arrastrar a nuestra generación. Digo que el partido Sandinista no debe de entretenerse en querellas con otros sectores, incluyendo los representantes de la vieja generación. No hablo de que debemos olvidarlo todo. Creo que debemos criticar sin odio y con espíritu constructivo los errores que han cometido conservadores, liberales, comunistas y demás integrantes de la oposición. Esa discusión fraternal tiene necesariamente que culminar en un victorioso movimiento popular unido.
Naturalmente que el Partido Sandinista, el partido de la nueva generación, no será con meras palabras que habrá de demostrar que tiene la razón. Nuestra razón será nuestra fuerza dentro del pueblo, dentro de las masas juveniles del pueblo. Esto no lo lograremos desperdiciando el tiempo en charlas vacías los sábados y domingos. Es cuestión de trabajar minuto a minuto, día a día, sin descanso ni tregua, en defensa del pueblo. Algunas conquistas podemos lograrlas ya o pronto antes del triunfo. Esto es vital. En las luchas por los intereses diarios las masas adquieren conciencia.
Hagamos esfuerzos por atraernos a la lucha a las más extensas capas de la población, comenzando por supuesto con los obreros, campesinos y estudiantes, pero llegando también a cierto sector de los ricos. La posición del movimiento revolucionario ante los ricos depende más de estos que del movimiento. Esto se ajusta a un proverbio salomónico que dice: «el que cierra su oído al clamor del pobre también clamará y no será oído». O sé que si ante el clamor de los pobres que sufren en Nicaragua los ricos no oyen, cuando estos clamen tampoco los pobres oirán y viceversa, si ante el clamor de los pobres de Nicaragua los ricos oyen, cuando estos clamen, los pobres oirán.
Creo que debemos profundizar en el estudio de la experiencia sandinista y de los documentos del gran héroe, lo cual servirá para guiarnos más certeramente en la lucha patriótica. No quiero terminar este mensaje sin dejar constancia de mi reconocimiento a la firmeza del compañero sandinista el ex-mexicano Víctor Manuel Tirado, que junto conmigo sufre prisión. Si el imperialismo yanqui tiene ante el gobierno una misión militar que encabeza el Coronel Murray, también los pueblos de América Latina tienen una misión revolucionaria que encabeza el compañero Tirado.
Mi saludo de hermano a los militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (F.S.L.N.), gloriosa fuerza precursora del renacimiento patriótico del pueblo de Nicaragua.
A formar con entusiasmo el Partido Sandinista.
El partido de la bandera roja y negra. Un partido con un himno que diga como Sandino: «Nosotros marchamos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos nuestra causa seguira viviendo, otros nos seguirán».
¡Patria Libre o Morir!
CARLOS FONSECA
Prisión de «La Aviación», Managua 8 de Julio de 1964.
Fuente: diariobarricada.com