Por José Valdez
El obrero asalariado crea durante una parte de su jornada de trabajo el producto necesario para su propio sustento. Esta parte de la jornada es lo que Marx denomina tiempo de trabajo necesario; el trabajo invertido en este tiempo es el trabajo necesario. Durante la otra parte de la jornada tiempo de trabajo complementario, el obrero, con su trabajo complementario, crea la plusvalía.
La plusvalía es el valor creado por el trabajo del obrero por encima del valor de su fuerza de trabajo y que el capitalista se apropia a título gratuito.
La esencia del proceso de la explotación capitalista radica, pues, en la producción de plusvalía. Lo que a los capitalistas les interesa no es la producción de medios de producción y de artículos de consumo, útiles para la sociedad, sino la obtención del máximo de plusvalía.
La plusvalía, también conocida como plusvalor, apareció definido por Marx en su obra ‘El Capital’ y es básicamente, el valor no pagado del trabajo del obrero que crea un plusproducto del cual se hace propietario el empresario. Originando así la esencia de la explotación o acumulación capitalista.
Es decir, según la teoría desarrollada por Karl Marx, al trabajador se le paga menos de lo que realmente produce. Así pues, la diferencia entre lo que realmente produce y su salario es lo que se conoce como plusvalía. Esta plusvalía constituye la ganancia extra del empresario.
Este plusproducto o plusvalor al ingresar al mercado se convierte en mercancía y se vende, convirtiéndose en dinero que no retorna a los bolsillos del empleado en manera de sueldo.