Construyó una narrativa capaz de golpear en el imaginario de la población el estima que se le tiene al Partido y su potencial de organizar las ideas, emociones y energías para transformar la realidad.
El sistema construyó la idea que hoy lo que importa son “las figuras” no la organización partidaria y fue así, que levantó la bandera de los sin partido, de los movimientos multicolor y de los líderes milenios egocéntricos.
Tal ha sido su saña contra los partidos, que hoy, hay militantes, que se avergüenzan de su identidad partidaria, que prefieren honrar el acuerdo imperial de esconder la bandera y ciudadanizarse, luego de haber usufructuado del instrumento que les dio vida política.
Y Bukele en su odio visceral contra el Partido, sigue en su campaña de buscar desaparecer, incluso físicamente, la bandera y el partido, así como otros, que se prestan o abrazan esa narrativa de que los partidos ya no tienen vigencia en la actualidad y que es tiempo de los movimientos. Pero la historia ha demostrado que el instrumento político es necesario.
Sabiamente el FMLN dijo en su congreso que “Fundamentar y defender la superioridad política y moral de nuestro proyecto, de nuestra ideología y de nuestro Partido” es deber de todo militante.
Por eso yo, siempre seré #OrgullosamenteFMLN y defenderé la superioridad del proyecto. #SomosFMLN
