23 de febrero
En esta oportunidad haremos referencia a dos sucesos que debemos recordar, para comprender los acontecimientos de la patria, en aquellos años y sus repercusiones en el presente.
“23 de febrero de 1977, en medio del descontento popular por el fraude electoral y la represión, Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez fue designado como Arzobispo de San Salvador.
Rápidamente, como jerarca de la iglesia Católica se pronunció en defensa de los derechos humanos y denunció al gobierno.
Su ministerio fue por tres años; en sus homilías dominicales denunció las violaciones a los Derechos Humanos y públicamente se solidarizó con las víctimas de la represión política del pueblo. Tres años más tarde fue asesinado.”
Fuente: SNMH-FMLN.
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El otro hecho que debemos recordar, para comprender los acontecimientos de la patria, en aquellos años y sus repercusiones en el presente es el siguiente. Ambos hechos son terrorismo de Estado y siguen en la impunidad.
3. Zamora(1980)
“El 23 de febrero de 1980 fue asesinado en su residencia el dirigente demócrata cristiano y procurador general de la República , abogado Mario Zamora Rivas.
Zamora, considerado uno de los más importantes líderes de su organización política, trascendía, en su imagen pública, los linderos de su partido; lo cual, en el marco de la violencia política del país, lo exponía a represalias.
Miembros de un cuerpo de seguridad fueron responsables del asesinato del doctor Zamora: es parte de un patrón de comportamiento adoptado a ese nivel dentro del marco de sus actividades ilegales. Aunque la Comisión no tiene duda acerca de los pormenores del asesinato, la autoría no se individualiza de los testimonios, pesquisas, probanzas y deligencias sobre el caso.
El Gobierno no realizó una investigación adecuada que condujera a identificar y sancionar a los responsables.
Los hechos.
El Dr. Zamora se encontraba en su domicilio, en una fiesta, en compañía de aproximadamente siete personas. La reunión llegó a su final a la medianoche. Intempestivamente, un grupo de seis personas entró en la casa de la víctima, por los techos. Tenían los rostros cubiertos con pasamontañas y portaban armas cortas con silenciador y algunas armas largas. Inmediatamente, obligaron a todas las personas que se encontraban allí a acostarse en el piso.
Pidieron las llaves del portón exterior, a lo que Aronette, esposa de Zamora, dijo que no las tenía. El jefe del grupo habló con acento extranjero y preguntó expresamente por Mario Zamora. Este se identificó. Entonces lo levantaron y se lo llevaron a otra habitación , al tiempo que subieron el volumen de la música. Luego de asesinar a Zamora, se retiraron ordenadamente de la vivienda.”
Naciones Unidas. (1992-1993). De la locura a la esperanza. La guerra de 12 años en El Salvador. Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador. San Salvador – New York. Páginas 170-172
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