Por Yoselina Guevara L.
Además del terremoto de dimensiones devastadoras que sacudió a Turkiye y Siria este 8 de febrero, a nivel geopolítico dos viajes oficiales acapararon la atención mediática en la semana del 8 al 12 de febrero; por una parte el canciller Serguéi Lavrov realizó su segunda visita a África y el actual presidente de Ucrania, Volodomyr Zelensky, se dirigió al Reino Unido, Francia y Bruselas, cumpliendo ambos densas agendas internacionales.
Lavrov: multipolaridad, democratización de las relaciones internacionales
La presencia de la Federación Rusa en África cada vez toma más fuerza
con una buena dosis de receptividad en la población de este continente, en
contraposición con el debilitamiento y animadversión que crece hacia París y
Bruselas, en una zona geográfica donde Europa históricamente tenían una
influencia por su pasado colonizador, siendo recordada fatalmente por la
salvaje esclavitud y explotación a la que sometieron al África.
Desde la disolución de la Unión de Repúblicas Soviéticas, el Kremlin ha ido trabajando
en función de redefinir nuevas relaciones en distintas áreas, en otros espacios
geográficos y África es uno de los territorios donde han ido consolidando
relaciones bajo los principios de cooperación en aras de la multipolaridad.
Es de suma importancia que el canciller Lavrov, en lo que va del año
2023, ha realizado dos giras en el continente africano visitando siete países. En
la primera visitó Eritrea, Angola, Esuatini y Sudáfrica; mientras en la segunda
llegó hasta Mali, Mauritania y Sudán. La estrategia de posicionamiento en
África por parte del Kremlin es evidente, pero caracterizada por la no injerencia
de Moscú en los asuntos internos, de soporte a la autonomía en la definición
político-institucional de los contextos africanos, delineando una política exterior,
como lo afirmó el propio Lavrov “ encaminada a contrarrestar las tendencias
destinadas a pisotear las cartas de las Naciones Unidas”. Por otra parte es
determinante el apoyo de la Federación rusa en el combate al Yihadismo que
asola a varias naciones africanas entre ellas Mali y la República Democrática
del Congo.
En líneas generales en este segundo viaje del Canciller ruso Lavrov
surgió el compromiso del Kremlin de la dotación a Mali de trigo y combustible;
tal cual como fue el acuerdo establecido con Mauritania para el envío de
fertilizantes y granos desde Moscú. Sudán fue el último destino del
representante del Kremlin; una nación africana que vive sometida desde hace
años a las sanciones impuestas por las Naciones Unidas. Entre Sudán y
Rusia, el ministro Lavrov logró ratificar un importante acuerdo, ya firmado en
2020, para la construcción de una base naval y el emplazamiento de la misma
durante 25 años en la costa sudanesa. Dicho emporio militar podrá albergar
buques rusos, incluyendo flotas con capacidad nuclear, además de 300
militares y cuatro buques estacionados a la vez.
No dejan de ser interesantes las declaraciones del Canciller Lavrov en
cuanto a la colonización en África señalando “los instintos neocoloniales no se
extinguirán y claramente impiden a nuestros homólogos occidentales
comprender las realidades del mundo moderno y la necesidad de ser más
modestos”. Esto pone de manifiesto el respeto desde Moscú por las naciones
africanas y su interés de tratarlas con dignidad, sin la prepotencia y
superioridad que ha caracterizado las relaciones con occidente. No olvidemos
que las potencias occidentales lograron su prosperidad y desarrollo en gran
medida gracias a siglos de robo y explotación de África, Latinoamérica y el
Caribe.
En este sentido lo que marca la pauta en la línea política exterior rusa es
la democratización de las relaciones internacionales, un concepto que en la
práctica no viene dado por contado, ya que las mismas se desarrollan en una
superestructura donde el poder se utiliza para la dominación. Pero el cambio
que observamos en cuanto al Kremlin, además de la apertura hacia otras
regiones del orbe, es el respeto y la valoración de la otra parte, en el entendido
de relaciones entre Estados, así como la disposición a ayudar en caso sea
necesario. No obstante siendo realistas siempre el ámbito de la cooperación
internacional se vincula a condiciones que sirven a los propios intereses
explícitos o implícitos; pero que en el caso de Rusia no parecieran estar
supeditados a establecer relaciones de dominio o imposición, si no
fundamentados en el respeto mutuo.
Zelensky: unipolarismo, universalización de un conflicto regional
Desde la otra orilla, el Presidente de Ucrania, Volodomyr Zelensky, llevó
a cabo un periplo por Londres, París y Bruselas. La capital británica fue la
primera en recibir al representante de Kiev reuniéndose este con el Primer
Ministro británico, Rishi Sunak; posteriormente pronunciando un discurso ante
la cámara de sesiones conjuntas de Westminster, tras lo cual fue recibido en
una audiencia por el caduco y gris Rey Carlos III.
Zelensky con su visita de al Reino Unido trató de arrojar un mensaje
simbólico en las vísperas de la Cumbre de la Unión Europea del 9 y 10 de
febrero; demostrando la importancia vital de Londres para Kiev, a nivel
diplomático y político por ser el país que más apoyo financiero y militar le ha
otorgado, complaciendo sus requerimientos guerreristas.
En su discurso ante el Parlamento de Londres, Zelensky intentó
universalizar lo que, al fin y al cabo, es un conflicto bélico regional circunscrito
dentro de unas fronteras estatales precisas. Valiéndose de la máxima que “una
mentira dicha cien veces, se puede convertir en verdad” el mandatario
ucraniano aseguró “Sabemos que Rusia perderá. Y sabemos que esta victoria
cambiará el mundo. Marchará con nosotros hacia la victoria más importante de
nuestra vida. Será una victoria sobre la idea misma de la guerra. Cualquier
agresor sabrá lo que le espera si ataca el orden internacional”.
Evidentemente el “orden” al cual se refiere Zelensky es el “orden
unipolar”. Pero se debe prestar atención a las palabras del mandatario, porque
su narrativa comunicacional sigue una evolución, con total seguridad dictada y
preparada desde los laboratorios de Washington. En primer lugar a inicios del
actual conflicto bélico la línea comunicacional de Kiev se definía dando
preponderancia a la “resistencia por la defensa de la patria frente al ocupante
ruso”; pero esto limitaba el ámbito de acción solo a Ucrania, ucranianos y
ucranianas, dejando por fuera al viejo continente.
En virtud de lo cual la narrativa comunicacional se expandió a la “lucha
por la libertad de toda Europa”; lo cual surtió efecto en la forma primero del
envío de armas y en segundo lugar en la recepción de migrantes desde
Ucrania. Esta perorata de tratar de implicar a “Europa en el conflicto” ha
cansado al grueso del público europeo, quienes han decidido salir a las calles a
protestar para parar el envío de armas a Ucrania, y por la crisis económica y
social como consecuencia de este conflicto en Europa del Este.
Ante los anteriores intentos fallidos, el presidente ucraniano en su
discurso londinense lo han hecho jugarse su otra carta, la “universalidad”;
tratando de transformar el conflicto ruso-ucraniano en la gran “guerra por la
preservación del sistema estelar unipolar”. Pero atención que esta es una
exhortación abierta a luchar contra cualquier nación, grande o pequeña,
cercana o lejana, que aspire al multipolarismo; por su puesto los primeros
enemigos, que se han declarado multipolares son Rusia y China. Así mismo el
Jefe de Estado ucraniano mantuvo su letanía de “más y más armas”, lo cual
repitió también en Bruselas.
La gira europea ha sido la mejor opción para Zelensky con la cual está
obtener de las cancillerías europeas la promesa de más armamento de alto
rendimiento para hacer frente a la esperada nueva gran ofensiva rusa que se
llevará a cabo en primavera. Su estrategia de “no ceder ni un milímetro” ya ha
costado muchas vidas, pero con la misma sigue buscando ganar tiempo para
reorganizar las fuerzas, recibir armas de Occidente y continuar el
entrenamiento de sus soldados y bandas nazistas.
Si bien Zelensky es aceptado a nivel gubernamental por algunos líderes
políticos, no sucede lo mismo con la opinión pública, lo cual se está
generalizando llegando inclusive el malestar al parlamento norteamericano. De
hecho un grupo de congresistas presentó una resolución en la que piden a
Biden que detenga la ayuda militar y financiera a Ucrania, con el añadido de
solicitarle a todas las partes en conflicto que concluyan un acuerdo de paz. Los
parlamentarios señalan que Washington ha contribuido enormemente con
Ucrania, proporcionándoles una ayuda financiera, militar y humanitaria por el
valor de más de 110.000 millones de dólares. Pero además citan a funcionarios
del Pentágono que han señalado del inminente agotamiento de sus propias
reservas de armamento y del “debilitamiento de la preparación de Estados
Unidos para posibles conflictos”. Un rayo de sensatez, en el país de las barras
y estrellas, ante quienes continúan acercándose peligrosamente a la línea roja
que ha impedido que, hasta ahora, Rusia y Occidente se precipiten en un
conflicto bélico de grandes dimensiones que pudiera acabar con la entera
humanidad.
Yoselina Guevara López: comunicadora social venezolana, analista política,
articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido
al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional
de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela);I Concurso Memoria Histórica
Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar.