Por Yoselina Guevara L.
En el marco del XX Congreso del Partido Comunista chino (PCCH) elpresidente de la República Popular China y Secretario del PCCH, Xi Jinping, pronunció un discurso histórico en el cual esbozó lo que será la futura hoja de ruta del dragón asiático. En primer lugar enumeró los logros del partido en los últimos cinco años, abordando de manera general puntos ideológicos; habló de la seguridad nacional y la defensa; se refirió puntualmente en relación a Hong Kong y Taiwán con el concepto de una “comunidad humana con un futuro compartido”. Así mismo el mandatario instó a la población a prepararse para un “momento crítico” en la historia del país, subrayando la importancia de llevar acabo una “guerra popular total” contra el Covid-19.
Taiwán: un problema chino resuelto por los chinos
En cuanto a la reunificación nacional, Jinping señaló que la cuestión de Taiwán es un “problema de los chinos que será resuelto por los chinos”, en una clara alusión a la soberanía y a la política de una sola China. Más concretamente, el líder dijo “seguiremos aspirando a la reunificación pacífica con la máxima sinceridad y compromiso, pero nunca prometemos renunciar al uso de la fuerza nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias”. Es decir China continuará esforzándose con determinación por lograr “por todos los medios necesarios” la reunificación con Taiwán, lo cual no descarta el uso de la fuerza. El mandatario expresó “las ruedas de la historia están marchando hacia la reunificación y el rejuvenecimiento de la gran nación china, la reunificación debe realizarse y sin duda puede lograrse”. Esta expresión hizo que los cerca de 2.300 delegados y delegadas reunidos en el Gran Salón del Pueblo de Pekín estallaran en sonoros aplausos. El mensaje de Xi Jinping , que probablemente sea nombrado por tercera ve secretario general del PCCh, es claro, el gigante asiático hará todo lo posible para lograr su objetivo de la reunificación con Taiwán. De acuerdo a nuestra interpretación esto no significa que China vaya a lanzarse, como afirman algunos medios de comunicación y analistas, a improbables ofensivas militares destinadas a conquistar la isla con ataques de misiles.
De lo que no cabe duda es que de ser necesario el dragón asiático responderá contundentemente a los posibles movimientos de Estados Unidos, sean estos bélicos o no. Así como también seguirá ejerciendo la presión diplomática sobre el gobierno taiwanés, sin descartar la posible asfixia económica de la isla. La respuesta de Taiwán fue inmediata. El portavoz de la Oficina Presidencial de Taipei, Chang Tun Han, dijo que, según el pueblo de Taiwán, “la soberanía territorial, la democracia y la libertad no pueden verse comprometidas”.
El Covid-19 aún no se ha ido
Entre las pruebas políticas a las que se enfrenta Xi Jinping en su tercer mandato están la economía y las medidas restrictivas relacionadas con la pandemia, esta última ha conducido irremediablemente a China al aislamiento y a la adopción de estrictas medidas que pronto cumplirán tres años pero sin que la población se resigne a las mismas.
De hecho, en un país con más de 1400 millones de habitantes no es de extrañarse que surjan focos de oposición a las cuarentenas, al confinamiento, a las pruebas anti Covid. No obstante están protestas sean controladas pero lo cual no evita que se difunda la información como un polvorín a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
La vía de la economía
Pero si el control es una marca distintiva para el Covid-19, lo es también para la empresa privada, lo que probablemente sea también sido una de las razones del éxito de la economía china en las últimas cuatro décadas que los ha llevado a ser una potencia económica a nivel mundial, con un Producto Interno Bruto (PIB) en igualdad de condiciones con el poder adquisitivo de la población. Sin embargo, diferentes analistas auguran que el actual presidente chino se enfrentará a múltiples crisis, desde interrupciones en la cadena de suministro hasta el aumento de los precios y una grave crisis inmobiliaria. El camino de la China a consolidarse como una superpotencia del siglo XXI, dependerá de la capacidad del mandatario para maniobrar y salir airoso de estas tormentas económicas y sociales. Xi Jinping concluyó su discurso lanzando un llamado a la unidad
“Mantengamos una firme confianza, permanezcamos unidos como uno solo y avancemos con determinación”, reiterando una vez más que el concepto de unidad es de suma importancia para “construir un país socialista y moderno en todos los aspectos y avanzar en el rejuvenecimiento nacional en todos los frentes”.