por Yoselina Guevara López
Henry Kissinger no es ni mínimamente el estadista, por el cual se pueda sentir admiración, dado su sanguinario expediente, sobre todo en América Latina, marcado por la persecución y la aniquilación de la izquierda, participación y organización de golpes de estados y un largo etcétera de acciones en contra de los pueblos. No obstante, objetivamente no se puede negar, que es uno de los políticos que conoce perfectamente las relaciones entre China y Occidente; Rusia y los Estados Unidos, siendo uno de esos tantos casos donde el pasado nos hace comprender el presente. Es ampliamente conocido que Kissinger fue Asesor de Seguridad Nacional y posteriormente Secretario de Estado de la administración Nixon; siendo el impulsor de la política de acercamiento entre Estados Unidos y China en la década de 1970.
En ese momento China temía verse rodeada por la Unión Soviética, India y Japón. Decidiendo Pekín aplicar una antigua estrategia quizás extraída de la famosa novela histórica “Romance de los Tres Reinos”, de Luo Guanzhong ; donde un reino al aliarse con uno de los dos reinos con los que se compite, consigue derrotar al otro. En este caso para Mao, gobernante chino para la época, la Unión Soviética representaba una preocupación mayor que el lejano Estados Unidos; de allí la decisión de Pekín del establecimiento de un equilibrio con Washington.
Este punto puede resultar interesante en el momento de comprender el pensamiento de Kissinger y su énfasis en la importancia de mantener el equilibrio geopolítico como lo ha manifestado en sus últimas y controversiales declaraciones. En este sentido el ex Secretario de Estado señaló “Estamos al borde de una guerra con Rusia y China por temas que parcialmente creamos, sin que tengamos idea de cómo van a terminar o hacia dónde nos van a llevar”. Si bien este vaticinio de uno de los gurús republicanos ante la posibilidad de un enfrentamiento bélico de grandes dimensiones causa temor a nivel mundial; el tema central sigue siendo la incapacidad de la política exterior estadounidense para asumir el cambiante escenario mundial tras el fin de la Guerra Fría; que vienen arrastrando por décadas y que en este momento se hace más evidente.
Aún los Estados Unidos no digiere que estamos en una realidad donde han pasado a ser categorías de pensamiento anticuadas y engañosas, que casi nadie cree, las afirmaciones norteamericanas de “exportar la democracia”, que ahora acompañan con un mantra de “defensa de los derechos humanos” que también pocos apoyan. Siendo Washington uno de los principales violadores de derechos humanos, propulsor de golpes de Estados, invasiones, etc. Pero todo esto nos lleva finalmente a afirmar que los Estados Unidos en definitiva no acepta que han terminado los preceptos neoconservadores de un mundo unipolar.
Falta de reconocimiento y legitimidad
Kissinger asegura “los actuales dirigentes estadounidenses ni siquiera tienen idea de lo que es el equilibrio. Primero hay que reconocer la legitimidad del adversario. Si se cuestiona esta legitimidad desafiando su soberanía, no se logrará el equilibrio”. Esta falta de reconocimiento y legitimidad llevó a la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos Nancy Pelosi a cuestionar con aires de arrogancia la soberanía de la China sobre Taiwán, y continúa a empujar a la antigua Formosa a reconocer su independencia. Sin obviar la carrera de Washington por tratar de crear un bloque en Asia, en el que han encontrado poca aceptación en las demás potencias de la región, poco dispuestas a apoyar una política que los privaría de un socio comercial indispensable como es la China. En el caso de Rusia, los Estados Unidos se ha negado desafiantemente a reconocer la legitimidad del actual gobierno ruso cuestionando sus derechos de soberanía en el espacio postsoviético, y de preservación de su seguridad.
En el Conflicto Rusia-Ucrania es bien sabido que Washington actúa tras bastidores suministrando a Kiev sistemas de armamento de última generación, encubre o incluso alienta el terrorismo nuclear de Ucrania. Todas estas son líneas rojas que abiertamente ha traspasado los Estados Unidos, con pleno conocimiento y alevosía.
Pero en el caso de quien gane o pierda entre Moscú y Kiev, de haber ganadores o perdedores, siempre Estados Unidos estará en una posición de inevitable confrontación real con la Federación rusa, justamente por no haber respetado los equilibrios geopolíticos; cabe añadir que Washington está llevando a sus aliados europeos de la OTAN a un precipicio en diferentes ámbitos que inclusive van más allá de un estallido bélico.
Los temores del anciano Kissinger son reales, tan reales como la desbandada de la política exterior de la administración Biden que está empujando al mundo a un punto de no retorno en el que inclusive pudieran desaparecer gran parte de los seres vivos del planeta, si se llegarán a utilizar potentes armas nucleares. Solo nos resta esperar que prevalezca la razón.
Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora en Venezuela del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022, mención especial Opinión y Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021.