Desde que el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols, aseguró que no se invitará a la IX Cumbre de las Américas, que se celebrará el próximo mes en Los Ángeles, a países que “no respetan la democracia”, varios jefes de Estado latinoamericanos y primeros ministros de El Caribe, manifestaron su intención de no asistir a este encuentro multilateral, ante la exclusión unilateral que ejerce ese país sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela.
La primera muestra de descontento fue de parte de Ronald Sanders, embajador de Antigua y Barbuda que se solidarizó con el gobierno cubano e informó de la no asistencia de catorce países caribeños, si se insistía en la idea de descartar a Cuba de la lista de países invitados.
Por su parte, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) declaró enfáticamente que, si no se invitan a todos los países, se violenta “la soberanía de los pueblos y se cae en una política excluyente que hay que erradicar”, clara posición con respecto a que ningún país tiene la potestad de excluir a otro, sobre todo, si es un encuentro del continente no de otras latitudes o galaxias, en este marco, el Mandatario dijo que no asistiría si se continúa con esa intención.
Posteriormente, el mandatario boliviano Luis Arce, se sumó a ese llamado y expresó que su país se abstendrá de asistir al encuentro presidencial en caso de que se excluya a estos tres países. Arce hizo un convocatoria a “fortalecer el diálogo, con respeto a la autodeterminación de los pueblos y a la soberanía”.
Xiomara Castro, presidenta de Honduras escribió el 11 de mayo desde la red social Twitter: “Si no estamos todas las naciones, no es Cumbre de las Américas”. “El estudio más digno de un Americano es América”.
Esta no es la única vez que se han excluido deliberadamente a algunos países, en 2018 durante el gobierno de Pedro Kuszinsky en Perú, la entonces ministra de Relaciones Exteriores manifestó públicamente que su país no extendería la invitación a la VIII Cumbre de las Américas a Venezuela y que esta decisión estaría respaldada por el extinto Grupo de Lima, a este encuentro asistieron solo dirigentes opositores al gobierno del presidente Nicolás Maduro. Esta ha sido una de las formas de justificar y resolver la ausencia de delegaciones oficiales, la sustitución por grupos o figuras adversas, lo que constituye una violación a los principios y tratados establecidos. Kuszinsky, renunció al poder, sin embargo, la decisión no fue revocada por Martín Vizcarra, sino que se mantuvo la intransigencia de usar espacios aparentemente democráticos para vetar gobiernos legítimos.
Cuáles son los argumentos que esgrime Estados Unidos
Para el político y diplomático estadounidense Brian Nichols, estos tres países excluidos “No respetan la Carta Democrática de las Américas” es la razón que hasta ahora se ha puesto sobre el tapete. Pero, en el trasfondo político, existen otras tantas razones por las que se torna intolerante hacia estas tres naciones, y una de las principales es el hecho de que viven bajo regímenes de carácter socialista, contraria a la doctrina capitalista y neoliberal de Estados Unidos.
Estos países en los últimos veinte años han destruido los planes estadounidenses para América, dando un giro a la doctrina monroista de “América para los americanos”, entonces fueron coparticipes de que no cuajara el Tratado de Libre Comercio para América (ALCA) y en su lugar surge la Alianza Bolivariana para la América (ALBA); o que, por ejemplo, surgieran opciones no solo de integración sino de apertura económica y energética para los países del Caribe y Centroamérica.
Estas pretensiones de ser libres y soberanos se instalaron con un bloque capaz de tirar por tierra esos planes arbitrarios que más eran imposiciones del país hegemónico en componenda con los sectores de derecha y empresariales, que durante muchos años manejaron a su antojo la ruta de las naciones y que en ocasiones fueron el pie para propiciar golpes de Estado en los que no sostuvieran una línea acorde a la impuesta desde la Casa Blanca.
Es más que sabido que Cuba siempre fue la joya de la corona, inconquistable para los estadounidenses que, antidemocrática e ilegalmente, mantienen una base militar y cárcel de torturas en Guantánamo, esta no ha sido la única instancia multilateral de la cual por mediaciones de ese país se ha dejado por fuera la presencia diplomática de la isla, la Organización de Estados Americanos (OEA) es quizá una de las más conocidas, llamado por Fidel Castro muchas veces el ministerio de las Colonias.
El caso de Nicaragua, uno de los tantos atropellados, que atravesó una de las guerras más cruentas en disputa por el territorio, los recursos, además del destino gubernamental, para que dejara de ser parte del patio trasero de los gringos.
Otra piedra en el zapato ha sido Venezuela que, bajo el liderazgo del desaparecido Hugo Chávez, retomaron los sueños de creación de una Patria Grande y que, con instancias de integración como el ALBA, Petrocaribe, Unasur, lograron una conciencia que destronó por muchos años las pretensiones estadounidenses de ser hegemónica. En ese sentido, se dio cabida a la inversión de países como Rusia, Irán, China, Turquía, entre otros, con los que se forjaron lazos no solo comerciales sino de complementariedad en planes sociales de estudio, transmisión de tecnología, recuperación de empresas, cosa que por supuesto caía muy mal a los ojos estadounidenses que con medidas coercitivas unilaterales encontró la vía para cercar a estos países soberanos y que bajo esa premisa, justifica cualquier acción violenta y antidemocrática contra los países a los que bloquea.
Tener relaciones diplomáticas con Rusia, China o Irán, es motivo suficiente para pertenecer a la mal llamada “lista negra” de países que, según solo ellos, afectan la “política y la seguridad nacional de los Estados Unidos”.
Para nuestros países que se le excluya de una Cumbre es la medida más tímida, no han faltado históricamente los intentos de invasión e incursiones armadas en esos territorios desde Bahía de Cochinos-Cuba, hasta la más reciente en Chuao-Venezuela, a través de agencias paramilitares con las que las relaciones son casi que familiares. Los cercos por aire, mar y tierra que constituyen una violación al Derecho Internacional y a cualquier ley que precie la soberanía y la democracia, los robos de recursos, la persecución a personalidades políticas, el sesgo mediático para acabar con el prestigio de una nación, agresiones, que son parte de la guerra moderna a la que ninguna instancia internacional veta.
¿Qué democracia se discutirá sin la presencia de países legítimos? ¿Quién define la democracia en los países y de acuerdo a qué índice de amiguismo, de intereses económicos y políticos? Es un descaro de niveles astronómicos el que el hegemón ejerce sobre las instancias multilaterales, no solo de la Región sino en el mundo y el ejemplo claro y diáfano se da en la expulsión de Rusia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) por el conflicto bélico en Ucrania, mientras que los Estados Unidos acusador, mantiene frentes guerreristas en Afganistán, Siria, Libia… Nadie sanciona al sancionador Si persiste, por parte de los Estados Unidos, la decisión de no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela, se restarían en presencia diecisiete países, con lo que veinte naciones estarían ausentes de esta Cumbre, y se corre el riesgo de que la agenda en temas como salud, economía, desarrollo social, y otros, quede en una pírrica charla, que no se sabe si se acatará como acuerdo establecido a causa de la exclusión en la cual insiste Estados Unidos en imponer como parte de su política exterior.
Fuente: https://correodelalba.org/