El gobierno de Bukele impuso desde hace dos meses el régimen de excepción en El Salvador. Preámbulo de dicha medida estatal fué y es el argumento del gobernante, la violencia que las pandillas realizaron dejando como resultado decenas de vidas de compatriotas inocentes.
Valga recordar que el gobierno de Bukele se ha jactado de haber controlado a las maras o pandillas con su denominado Plan de Control Territorial. Sí bien es cierto estadísticamente las cifras mortales disminuyeron, ocasionadas por la guerra entre la delincuencia organizada como acciones de venganza y de paso la vida de inocentes que lamentablemente se han encontrado en el lugar equivocado y a la hora equivocada.
Durante los casi 3 años de gobierno de Bukele esas cifras no muestran indicadores de alzas como sucedió dutante los gobiernos del FMLN. Mucho se habla de que esa violencia en ese período tenía como objetivo desestabilizar y desgastar las administraciones efemelenistas que realizaron por primera vez en la historia de la República programas de acción social en función de disminuir la pobreza y los abismos entre los que tienen y los que no tienen. La violencia organizada de esos grupos considerados como “lumpada”, o en otras palabras personas sin conciencia ni pertenencia de clase social, se venden al mejor postor y los que están en condiciones para cumplir esas apuestas metálicas son los sectores políticos y económicos que por siempre pretenden conservar sus privilegios a cualquier costo y restringiendo los derechos a una vida digna y mejor para las grandes mayorías.
Diferentes medios de comunicación local publicaron pruebas del pacto entre el gobierno de Nuevas Ideas, Bukele y los pandilleros. Lo que se ha reflejado en la disminución de crímenes violentos. Sin embargo las denuncias ciudadanas y de organismos que velan por los derechos humanos describen un marcado y creciente aumento en la desaparición forzada de personas, especialmente mujeres jóvenes, el hallazgo de cementerios clandestinos, que los medios oficiales y policiales han minimizado, sin darle el seguimiento investigativo y esclarecedor sobre las víctimas, los responsables materiales e intelectuales de las mismas y el enjuiciamiento y castigo a los responsables.
La población salvadoreña reconoce a los pandilleros y a muchos de ellos ya se les ve en los cargos municipales y ministeriales del gobierno bukeliano. A la vista está que desde que inició su mandato el actual inquilino de Casa Presidencial (CAPRES), no ha dado a conocer en qué consiste su Plan de Control Territorial. No es casual que como gobierno no tiene un tan sólo programa social que beneficie a sectores discriminados y excluídos.
La deuda externa crece como nunca antes lo hicieron administraciones anteriores. Persecución política, difamación, chantaje, es una práctica de su gobierno desde la misma CAPRES. Partidas secretas sin dejar constancia ni cuentas fiscales a nadie. Medicina amarga prometió y es lo que el pueblo, y a cuantos disienten de su forma de pensar y actuar, son estigmatizados y perseguidos.
Este 1 de mayo tiene especial relevancia por que el pueblo salvadoreño, sus organizaciones sociales, gremiales y sindicales, desafiaron un régimen de excepción que se dedica a capturar arbitrariamente al salvadoreño y salvadoreña que se dirige a su centro escolar, a sus labores, como si de cumplir una cuota se tratara, y los pandilleros?, bien, gracias a las órdenes giradas desde el ejecutivo a no tocarlas.
El pueblo salvadoreño despierta del canto de sirenas y de las promesas populistas incumplidas todas y cada una. La administración Bukele y su grupo de fanáticos pasará a la historia de guinnes record, como el gobierno que más dinero ha tenido a su disposición y nada ha hecho por la población, ni para la nación cuzcatleca. Además tiene los 3 poderes estatales y los aparatos de la PNC y de las FAEs a su favor y los utiliza solamente para sus caprichos personales y para la derecha económica.
1 de mayo 2022, es el inicio del fin de la pretendida dictadura bukeliana. Retenes militares y policiales a lo largo y ancho del país no los ordena ni cuando las pandillas cometen masacres contra el pueblo, pero sí los ordena cuando el pueblo se va a manifestar.
1 de mayo, día internacional de la clase trabajadora, es un acto de convicción de que no está dispuesto a permitir la intsauración de otra dictadura aunque se disfrace del populismo.
El pueblo salvadoreño, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, único partido de izquierda rechaza las dictaduras y toda forma de opresión, nos solidarizamos con las revoluciones triunfantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua como también apoyamos las luchas de los pueblos hermanos en contra del neoliberalismo, el capitalismo y el fascismo.
El pueblo salvadoreño, sus movimientos populares rechazamos el imperialismo y ratificamos nuestra decisión consecuente, coherente de defender y seguir luchando por los intereses de nuestro pueblo.