La historia no se repite, lo que sí se puede comprobar una y otra vez, es la teoría revolucionaria.
La historia enseña y sirve para no cometer los mismos errores.Cuando el general Maximiliano Hernández Martínez, asumió la presidencia según relata Schafik Hándal, “vino la derrota de la insurrección” y el Partido Comunista de El Salvador sufrió un “gran desgaste y destrucción”.
Y también señala que esto tuvo un impacto profundo y duradero en los años venideros después de 1932. En ese sentido vale retomar una primera enseñanza:
Schafik Hándal, relata que como no había respuesta a los ataques del enemigo, no porque no quisieron los comunistas sino porque sencillamente fueron asesinados; entonces el enemigo desató:“una campaña sobre los acontecimientos de 1932 inventando una historia deformada sobre los acontecimientos, donde los comunistas aparecían asesinando niños, ancianos, violando mujeres, etc.
Como el enemigo no tenía la menor respuesta, profundizaron hasta el cansancio una propaganda anticomunista muy fuerte. Mucha gente adoptó elementos psicológicos de rechazo, aún la gente del pueblo y eso no se contrarrestaba, no se debatía…
”Cosa parecida sucede en este momento, así que allí tenemos la primera enseñanza.
Y la otra idea que vamos a dejar planteada es que durante el período en el que estuvo gobernando el dictador, a pesar del asesinato, de la persecución, del exilio de comunistas y del pueblo en general; pero en ese contexto comenzaron a surgir elementos de una nueva situación revolucionaria, que desembocaría en el año 1944 cuando es depuesto el dictador.
Por supuesto que esta situación revolucionaria no es un asunto mecánico, automático o antojadizo, hay que trabajar para ello.
Así que allí tenemos otra enseñanza más de nuestra historia revolucionaria.
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