Por Sergio Pintado.
Reyes integra el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) pero se encuentra exiliado en México desde 2020, cuando denunció ser el primer “perseguido político” por el Gobierno de Bukele. A su juicio, la mayoría absoluta que el oficialismo ganó en la Asamblea Legislativa en 2021 permite que el presidente “ejecute sus planes de concentrar prácticamente todo aquel poder que pueda servir para sus propósitos”.Según el exasambleísta, la intención del presidente quedó de manifiesto el pasado 2 de mayo, cuando la Asamblea Legislativa promovió la destitución del fiscal general Raúl Melara, quien en un primer momento aparecía como cercano a Bukele. Reyes remarcó que Melara —a pesar de su afinidad con el partido de derecha Alianza Republicana Nacional (Arena) y no con el oficialista Nuevas Ideas— “intentó congraciarse” con Bukele apoyando las “persecuciones” políticas que, según Reyes, lo tuvieron a él mismo y otros dirigentes de la izquierda salvadoreña.
A pesar de esa sintonía inicial, el apartamiento de Melara llegó porque “Bukele quería su propio fiscal general que le fuera absolutamente servil”, afirmó Reyes, para quien el mandatario avanzará de forma similar sobre otros cargos clave de la institucionalidad salvadoreña como la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la Corte de Cuentas e incluso el Tribunal Supremo Electoral, organismo clave en para un supuesto “camino inconstitucional para una eventual reelección como presidente de El Salvador”.
Reyes subrayó que, hasta el momento, la carta en la manga de Bukele ha sido el apoyo electoral que mantiene en las urnas. En efecto, en las elecciones legislativas del 28 de febrero de 2021 su partido, Nuevas Ideas, obtuvo el 66% de los votos, un apoyo que le permitió quedarse con 56 de los 84 escaños disputados.
“Bukele, en una lectura maquiavélica, intenta utilizar lo que hasta ahora ha sido su caudal electoral como una patente que le permite hacer prácticamente lo que quiera y derribar cualquier valladar constitucional, ético o moral”, apuntó el político.
En ese sentido, señaló que los votos han dado a Bukele la justificación para “concentrar todo el poder del Estado y someter a las instituciones, haciendo del Estado salvadoreño su botín”.Para el exiliado, la concentración de poder por parte de Bukele es tal que por primera vez en treinta años de democracia, los ciudadanos salvadoreños “no tienen la posibilidad de poner una queja, un recurso de amparo o una demanda de inconstitucionalidad” contra la administración debido a que “todos los pesos y contrapesos de un sistema democrático están anulados y al servicio” del mandatario.Reyes subrayó que la postura de Bukele echa por tierra la “legitimidad de origen” que el apoyo popular le otorga al presidente. En ese sentido, consideró que el Gobierno de Bukele “se vuelve totalmente ilegítimo”.
¿Habrá una revuelta social en El Salvador?
La avanzada de Bukele y el oficialismo salvadoreño sobre el fiscal general y los magistrados de la Corte Suprema no pasó inadvertida para algunos sectores populares que salieron a las calles a protestar contra lo que consideraron un “golpe” institucional del Gobierno. Sin embargo, las manifestaciones estuvieron lejos de contar con una importante convocatoria y son señaladas por el oficialismo de responder a los sectores más acomodados del país centroamericano.Reyes reconoció que “las manifestaciones de rechazo a Bukele por el momento han sido modestas” y no han ganado las calles a la manera en que lo hicieron en otros países latinoamericanos como Colombia, Chile o Ecuador. Sin embargo, consideró que eso parece cambiar poco a poco.
“Empieza a gestarse en la sociedad salvadoreña un núcleo de resistencia ciudadana, de un sentir de rechazo, de repulsión a lo que Bukele está haciendo. Eso va a ir creciendo”, pronosticó el integrante del FMLN.
El exasambleísta justificó su afirmación en que “muchos salvadoreños creyeron de una manera cándida, ingenua, en este populista de carácter neofascista” pero, con situaciones como el intento de disolver el legislativo de febrero de 2020 o las remociones de mayo de 2021, comienzan a verse “desencantados”.Reyes auguró que “la resistencia ciudadana a estas acciones despóticas y dictatoriales va a ir en aumento en la medida en que quede más en evidencia que estamos ante un caudillo autoritario que quiere hacerse pasar por un caudillo millennial pero no es más que una mala copia de los caudillos que en el pasado hicieron tanto daño a El Salvador y otros países de América Latina”.