Extrabajadoras de una maquila salvadoreña protestas ante el gobierno de Nayib Bukele por la vulneración de sus derechos.
Varias extrabajadoras de una maquila en El Salvador cumplen este jueves dos semanas en huelga de hambre, en protesta por el abandono del Gobierno de Nayib Bukele ante la vulneración de sus derechos laborales producido por su despido.
La protesta se origina debido a que en julio pasado, en plena pandemia de la Covid-19, más de 200 trabajadores de la Industria textil Florenzi, fueron despedidos sin que les fuera abonado los salarios correspondientes a los tres meses anteriores, en los cuales estuvieron confinados de manera obligatoria.
La industria produce en El Salvador ropa y otros textiles para la firma francesa Pierre Cardin y, al momento, la deuda con los trabajadores asciende a casi medio millón de dólares (moneda de curso legal en El Salvador), ante lo cual, las trabajadoras decidieron ocupar las instalaciones de la fábrica desde entonces, y comenzar una huelga de hambre desde el 8 de enero.
La salud de tres mujeres y un hombre que laboraban en una fábrica textil se ha deteriorado y sus representantes acudieron a la Fiscalía General de la República para exigir acciones contra los causantes, sin embargo, les impidieron el acceso a las seis demandantes que acudieron, acompañadas por el Sindicato Salvadoreño de Industrias Textiles y Similares.
Entre sus demandas destaca también la reinstalación de una junta directiva sindical despedida arbitrariamente; y el pago de incapacidades de mujeres con licencia de maternidad, que les corresponde por ley.
Diferentes sindicatos se han sumado a la exigencia del cumplimiento de derechos laborales que piden las extrabajadoras y que no han podido ser reintegradas en otros lugares por su edad y reclaman al ministro de Trabajo, Rolando Castro, que cumpla sus funciones y acabe con la retención ilegal de Florenzi.
Algunas acompañantes declararon que las mujeres que realizan la huelga se encuentran indispuestas y están graves: “en este momento las compañeras están en un estado delicado, precario. Iniciaron con cinco y una compañera se puso muy grave y desistió”, dijo una de las sindicalistas.
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