Cuando nació, el 14 de diciembre de 2004, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) concebida por Fidel y Chávez, se concretaba un proyecto cimentado en el pensamiento de esos dos grandes hombres y, además, en los principios que ya la Revolución Cubana había puesto en práctica
Cuando nació, el 14 de diciembre de 2004, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) concebida por Fidel y Chávez, se concretaba un proyecto cimentado en el pensamiento de esos dos grandes hombres y, además, en los principios que ya la Revolución Cubana había puesto en práctica, de hacer de la solidaridad una bandera de combate con la que los pueblos se lanzaran a alcanzar la verdadera independencia.
Era una tarea de valientes crear ese mecanismo y afiliarse a él, en una región imaginada como patio trasero de los intereses de los gobiernos de Washington, desde tan lejana fecha como el año 1823, cuando se proclamó la Doctrina Monroe (América para los americanos), la misma que hoy Donald Trump y Mike Pompeo se han propuesto revivir.
Sin embargo, la alba revolucionó los cimientos de países que el neocolonialismo había convertido en piezas de un sistema neoliberal, creado para sustentar un capitalismo que tiene en el dinero –como se ha visto ahora, con la covid-19– su razón de ser, por encima de los seres humanos que mueren por falta de previsión, atención y recursos para salvar sus vidas.
Vale recordar a Fidel cuando al hablar, en agosto de 2005, en la primera graduación de profesionales de la Salud en la Escuela Latinoamericana de Medicina, creada en La Habana, reflexionó: «Cuanto he dicho es, sin embargo, pálido al lado del colosal movimiento de formación de médicos de vanguardia que a la luz del alba bolivariana están llevando a cabo Venezuela y Cuba (…). En solo diez años se graduarán 40 000 por esta vía».
Y agregó: «A su vez, en Cuba se inicia el desarrollo de un programa para formar, en igual periodo de tiempo, 20 000 médicos venezolanos procedentes de la Misión Ribas o de los liceos, y adicionalmente 30 000 médicos de los países latinoamericanos y caribeños. Podrán optar por esta oportunidad jóvenes latinoamericanos y caribeños que, debido fundamentalmente a su procedencia humilde, no han podido realizar sus estudios en los mejores liceos, ni obtener cupo en los centros de enseñanza médica».
Y precisaba el Comandante en Jefe: «Formar un médico en Estados Unidos, como se conoce, cuesta no menos de 300 000 dólares. De hecho, Cuba está formando en este momento más de 12 000 médicos para el tercer mundo, con lo cual realiza una contribución al bienestar de esos países, cuyo valor asciende a más de 3 000 millones de dólares estadounidenses. Si forma o contribuye a formar 100 000 médicos de otros países en diez años, su aporte equivale a 30 000 millones de dólares estadounidenses, a pesar de ser Cuba un país pequeño del tercer mundo, bloqueado económicamente por Estados Unidos».
Hoy esa contribución cubana es una realidad que trasciende nuestra región, que se ha convertido en un accionar cotidiano con países africanos y de otras latitudes, y que, sin lugar a duda, ha salvado miles de vidas y ha combatido la pandemia de la covid-19 como no han podido hacerlo ni siquiera en países muy desarrollados, donde los gobiernos han sido incapaces de disponer de recursos y aplicar políticas sanitarias que sirvan a todos, no solo a los que más dinero tienen.
Esta realidad la explicaba Fidel cuando exclamaba: «¿Dónde está el secreto? En el hecho real de que el capital humano puede más que el capital financiero. Capital humano implica no sólo conocimientos, sino también –y muy esencialmente– conciencia, ética, solidaridad, sentimientos verdaderamente humanos, espíritu de sacrificio, heroísmo, y la capacidad de hacer mucho con muy poco».
Estas fundamentaciones convierten a nuestros pueblos en más fuertes y dan una verdadera respuesta a los que abandonaron la alba, porque no fueron capaces de vivir en unión y optaron por retirarse, a cambio del aplauso de Donald Trump y de la desprestigiada oea; los dos actores protagonistas de la feroz campaña para desacreditar al personal médico cubano que presta sus servicios solidarios en decenas de países.
Autor: Elson Concepción Pérez | internet@granma.cu
28 de junio de 2020
Fuente: http://www.granma.cu/mundo