La Pandemia del COVID-19 se propaga por el mundo, ocasionado la infección de más de 2.3 millones de personas y la muerte de más de 158 mil. Su impacto en El Salvador apenas está iniciando. En lo que concierne a los impactos económicos de la pandemia, Profesionales por la Transformación de El Salvador hace las siguientes valoraciones:
1. La crisis sanitaria ha provocado el aislamiento de ciudades y países, cierres de industrias, de actividades comerciales, turísticas, transporte, restaurantes, hoteles, aeropuertos, otros servicios y fronteras.
2. La economía mundial tendrá una contracción de -3.0% en 2020. Caerán la Zona Euro, Asía, Estados Unidos, Latinoamérica y otras regiones del mundo. La economía China será una de las pocas que tendrá crecimiento del PIB, de 1%. También habrá una fuerte contracción del comercio internacional y de las cadenas de suministros de bienes intermedios y de capital.
3. Los efectos de la caída de la economía mundial repercutirán sobre las economías menos desarrolladas, entre ellas las de América Latina y en particular las de Centroamérica.
4. En El Salvador habrá una reducción del PIB de –5.6%, según lo declaró el ministro de hacienda. Estaremos en un escenario peor que el de 2008-2009, cuando la crisis mundial provocó una caída de -2.1% en la economía nacional y la pérdida de 40,000 empleos formales.
5. La caída del PIB es un resultado de la fuerte contracción de la inversión privada y pública, esta última paralizada desde el 10 de abril, cuando el Ministerio de Hacienda comunicó que los recursos de inversión se utilizarán para atender las necesidades de la emergencia.
6. Los sectores más afectados por la crisis son los que viven en la informalidad, que rondan el 70% de la PEA, las micro, pequeñas y medianas empresas, el sector agropecuario, las maquilas, los call centers, los servicios aeronáuticos, el transporte de pasajeros y la industria manufacturera no vinculada a la demanda de alimentos, medicamentos y productos sanitarios.
7. Nuestros principales socios comerciales, EE.UU, Centroamérica, Europa, China y México, que también están en crisis, reducirán sus compras y ventas en nuestro país. Por lo tanto, el comercio exterior sufrirá una contracción que afectará la entrada de divisas y las compras de bienes de consumo y medios de producción. Para febrero las exportaciones de bienes había aumentado 6%. Para marzo, cuando inició la emergencia, habían caído -0.8%.
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8. Estamos entrando en una crisis de oferta, por los cierres de empresas, la quiebra de micros y pequeños negocios y la baja de las exportaciones. Pero también hay una crisis de demanda, debido al mayor desempleo, la baja de los ingresos de las familias, el descenso de las remesas familiares, que en marzo cayeron -10.68%, y el menor consumo de las familias, cuyas compras tienen a centrarse en alimentos básicos, medicinas y artículos sanitarios.
9. El descenso de la actividad económica afectará los ingresos tributarios en US$700 millones, según el propio Ministerio de Hacienda. El Gobierno está recurriendo al endeudamiento interno y externo, lo que provocará un violento ajuste fiscal a partir del año 2021.
10. En este contexto, el Gobierno debería diseñar un plan anticrisis con el apoyo de un equipo multidisciplinario integrando por las mejores capacidades técnicas, institucionales, empresariales, académicas y de organizaciones sociales, para apoyar a los sectores afectados. Sería erróneo esperar el fin de la crisis sanitaria para empezar a dimensionar un plan anticrisis, pues para entonces la situación económica será peor.
19 de abril de 2020