Rigoberto Palma
Los neoliberales son enemigos de la propiedad pública y se oponen a que el Estado regule actividades económicas, afecte la ganancia empresarial y financie programas sociales. En El Salvador gobernaron durante 20 años y privatizaron 26 empresas e instituciones públicas, “liberalizaron” precios, profundizaron el carácter regresivo del sistema tributario, concentraron la riqueza, dejaron al 40% de los hogares en pobreza y obligaron a millones de compatriotas a irse al exterior.
Luego vinieron dos Gobiernos del FMLN, que pararon las privatizaciones, crearon 21 empresas e instituciones de servicios públicos, regularon precios de las medicinas, disminuyeron en 4 puntos porcentuales la regresividad tributaria, desarrollaron una importante reforma de salud y crearon 45 programas para la gente de menos recursos. La pobreza disminuyó del 40% al 26% de los hogares.
Pero los neoliberales regresaron en 2019, con otro equipo técnico y político. Ya suprimieron 15 de los 45 programas sociales y les recortaron recursos a otros 5; comenzaron a desmantelar la reforma de salud, al cerrar 16 ECOS familiares y quitarle 33.5 millones de dólares al primer nivel de atención; crearon una crisis de agua y despidieron a más de 8,000 servidores y servidoras públicas.
En un contexto de crisis de salud y agua llegó la emergencia por el COVID-19. Entonces los neoliberales le pidieron a la Asamblea Legislativa que les aprobara 2 mil millones para darles 300 dólares a familias sin ingresos. No lo hacen por convicción, pues antes de la crisis golpearon a esas familias, sino para evitar una arremetida social que los haga tambalear.
Como el “libre mercado” no garantiza rentabilidad durante la emergencia sanitaria, empresarios vinculados a la ganadería, al transporte y otros negocios le piden ayuda al Estado. La ANEP no los regaña por esos desvaríos doctrinarios. Solo FUSADES, que es persistente en sus errores, demanda más mercado.
Un prominente oligarca salió a la palestra para apoyar al Gobierno y engarzar sus negocios con las compras públicas. Otros negocian en secreto. Los empresarios vinculados al presidente andan en lo suyo, en el negocio. Y parece que todos quieren un Estado benefactor. Pero el Estado no puede salvar a todos los grandes capitales. Algunos tendrán que pagar el ajuste de cuentas que se está fraguando
Por su parte, el Gobierno, que no puede llegar ni a keynesiano, aplica medidas neoliberales que hundirán más la economía. El 10 de abril, el ministro de hacienda informó la suspensión definitiva de los proyectos de inversión pública. El dinero asignado para esos proyectos se destinará a la emergencia. Con una inversión pública paralizada, la producción caerá más de lo previsto y los ingresos públicos se desplomarán. Pero no todos los capitales perderán. Algunos se fortalecerán.
Como al Gobierno se le dificulta buscar los 2 mil millones que le aprobó la Asamblea, pues está complicado vender bonos y negociar préstamos, consiguió 450 millones vendiéndoles letras del tesoro (letes) a los bancos. Con esa colocación, el Gobierno llevó al tope su deuda flotante, la mayoría de la cual debe pagar este año sin contar con dinero para ello. Tendrá que pedir la aprobación de más bonos. Mientras tanto, los bancos se lucrarán con los intereses de las letes.
Ante la precaria situación de las finanzas públicas, el presidente de CONAMYPE acordó con el ISSS y el Ministerio de Hacienda cobrarles a las microempresas un tributo de 5% sobre sus ventas y 30 dólares para el ISSS. Parece mentira que Hacienda proponga gravar las ventas de microempresas cerradas o deprimidas por la crisis.
El Gobierno no tiene planes de ningún tipo. En materia económica no habla de apoyar al agro ni a los pequeños negocios. Nada dice del empleo que se está perdiendo. No busca cooperación externa, ni siquiera para enfrentar los problemas de salud.
Estamos ante un Gobierno que se cree autosuficiente, sin rumbo económico ni social, pero con una clara estrategia de confrontación con la Asamblea Legislativa, pues debe culpar a alguien de la crisis en gestación.
Mientras la base económica del país se volatiliza, el presidente sigue confrontando y en campaña electoral.
13 de abril de 2020