Los $109 millones son sólo una excusa del Ejecutivo para provocar la crisis que se vivió en este país. Ellos mismos se han llenado la boca diciendo que el país es como “El Edén” anunciando los días con 0 homicidios y muchas cosas más.
Entonces ¿cuál es la desesperación por los $109 millones? El empecinamiento de este dinero queda desvanecido.
La voz que escuchó de allá arriba, fue realmente un llamado terrenal, que le dijo: “Take it easy boy” esa fue la voz de sus aliados estratégicos, que hoy publican algo muy interesante: “Congreso de los Estados Unidos rechaza irrupción del ejército en asamblea legislativa.” Mientras él pretendía seguirse apoyando en la Fuerza Armada de El Salvador y en la Policía Nacional Civil para continuar con la misión “divina” de proteger al pueblo salvadoreño.
Habló que estaba por proteger la vida de los salvadoreños sin embargo, la puso en riesgo, en el fanatismo que él había provocado, estaban llamando a ir a allanar las casas de los diputados para recuperar lo “robado,” y entre los asistentes había personas armadas exhibiéndose con sus armas.
Todo esto es una clara intención de desconocer los poderes del estado
En la resolución de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador queda establecido: Se ordena al Ministro de la Defensa Nacional y el director de la Policía Nacional Civil que no ejerzan funciones y actividades distintas a las que constitucionalmente y legalmente están obligados.
Recordarle a Nayib Bukele que ellos no se deben a una persona, se deben a la Constitución para cumplirla y hacer cumplirla por sobre cualquier orden que se le dé o cualquier ley que la contraríe.
Ya que se metieron a este ámbito deben asumir las consecuencias de sus actos. Me permito citar a Schafik Jorge Hándal comandante Simón, quien dijo: “El FMLN ya venimos de donde asustan y ni entonces nos asustamos.” Y yo les digo: Ya luchamos y vamos a defender la imperfecta democracia que tenemos, vamos a luchar por defenderla. Y si eso pasa por enfrentarnos al presidente, vamos a enfrentarnos Sin duda, sin temor y sin que nos tiemble la mano.
Fuente: Instituto Schafik Hándal
