“Determino, en base a las situaciones ya verificadas en el curso del proceso, que las autoridades públicas y los abogados del reo ajusten los protocolos de seguridad para el adecuado cumplimiento de la orden, evitando situaciones de tumulto y riesgo a la seguridad pública”, dice el juez en su decisión, aceptando el pedido de la defensa del expresidente.
El juez también citó el “efecto vinculante” de la decisión por mayoría que tomó el jueves el Supremo Tribunal Federal, que estableció la inconstitucionalidad de la prisión de una persona condenada en segunda instancia y con recursos de apelación pendientes.
El exmandatario izquierdista, que cumple su pena en una dependencia policial en Curitiba, fue condenado en segunda instancia a ocho años y 10 meses de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero por el caso de un apartamento de lujo en Guarujá (São Paulo, sur).
Lula podrá a partir de ahora esperar una sentencia firme sobre este caso en libertad.
Cientos de personas esperan a las puertas de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba que salga en cualquier momento.
Muchos simpatizantes, vestidos con el color rojo del Partido de los Trabajadores (PT) esperan cantando y lanzando gritos a favor del dirigente, como “Lula amigo, el pueblo está contigo”.
Muchos otros, vestidos con chalecos con el rostro del expresidente, realizan un cordón de seguridad para facilitar el paso del exmandatario que tiene permiso de libertad concedido por el juez.
La Policía Militar del estado de Paraná ya acordonó los alrededores de la Superintendencia de la Policía Federal, y se espera que Lula salga en breves momentos.
Según fuentes cercanas al exmandatario, ya dejó su celda y está pasando por rutinario examen sanitario.
Dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) informaron en las últimas horas que lo primero que hará el expresidente será saludar y agradecer a los integrantes de la Vigilia Lula Libre, el campamento de militantes formado a las puertas de la cárcel durante los 580 días que duró su estancia en prisión.
Después, se espera que se desplace hasta a la sede del sindicato metalúrgico de São Bernardo do Campo, en São Paulo (el mismo lugar desde donde se despidió de sus seguidores antes de entregarse a la policía) y desde allí hará un pronunciamiento público.