Desde antes de iniciar su gestión de gobierno Nayib Bukele ya demostraba que iba a ser un títere del imperialismo para entregarle al país a las grandes transnacionales y ser un obstáculo para la integración latinoamericana. Los beneficios que el país ha tenido por las miserables relaciones de subordinación que el gobierno de El Salvador ha tenido con los Estados Unidos han sido pocos, por no decir inexistentes; lograron más los gobiernos anteriores y no por someterse a los dictados de los Estados Unidos sino manteniendo la dignidad y la independencia.
El anuncio de extensión del TPS que realizaron el embajador de Estados Unidos en El Salvador y Bukele no es más que una muestra de la bajeza con la que actúan las derechas por mantener su hegemonía a toda costa, sin importar engañar y utilizar la sensibilidad de la población. La anunciada medida no es más que el resultado de una disputa interna en los Estados Unidos, donde un Juez Federal ha dictados medidas mientras se decide la finalización del programa de protección temporal.
Bukele y sus funcionarios tratan de sacar raja político electoral de esa medida, ya que el gobierno de los Estados Unidos no ha hecho nada en concreto para beneficiar al país por los servicios que presta el gobierno salvadoreño a nivel internacional, al alinearse a ellos en organismos como la OEA y la ONU. La sumisión absoluta de Bukele al imperio es insultante, ya que refleja la enfermiza actitud de un mandatario por ser reconocido por esa potencia extranjera.
El TPS, que durante mucho tiempo han tenido algunos países latinoamericanos, es un estatus que debe ser cambiado para darle seguridad jurídica a los compatriotas salvadoreños que residen en los Estados Unidos, ya que ellos representan una fuerza laboral muy importante en varias zonas de aquel país. Ello pasa por el Congreso estadounidense que deberá tomar la decisión de hacer una reforma migratoria que amplíe los derechos de los migrantes latinoamericanos, quienes durante décadas han sufrido la persecución y el racismo de buena parte de las autoridades y sociedad estadounidense.
Bukele en su intento por confundir a la población salvadoreña miente y tergiversa la información, ocupando este acontecimiento sensible para los salvadoreños. No es de extrañar, sin embargo, ese tipo de conductas del actual mandatario y del gobierno central en general, su incapacidad para generar beneficios a las grandes mayorías se ha visto reflejado en sus acciones en temas como la distribución del agua la semana anterior y la actual; la capacidad de respuesta ante la emergencia de las lluvias, la capacidad de reducir las cifras de homicidios, desaparecidos, extorsiones y asaltos a lo largo del país.
El gabinete de gobierno que trata de resolver todo mediáticamente, no atina ninguna medida en la realidad, ya que la población está a merced de los mismos problemas incrementados por la poca visión, inexperiencia e incapacidad de un gobierno que no trabaja para buscar soluciones.