La propuesta del presidente Donald Trump de comprar Groenlandia a Dinamarca ha saturado las redes y hace recordar los momentos en que la gran metrópoli compraba y colonizaba islas o las bautizaba con el eufemismo de «estado libre asociado»
¿Un chiste o una zanahoria colgada de un anzuelo colonialista? Lo real es que la propuesta del presidente Donald Trump de comprar Groenlandia a Dinamarca, tiene atisbos propios de quien, en su afán mediático de ser centro del mundo, no oculta sus intenciones, como si el planeta fuera una gran inmobiliaria a la que puede llegar con sus millones de dólares.
La oferta ha saturado las redes y hace recordar los momentos en que la gran metrópoli compraba y colonizaba islas o las bautizaba con el eufemismo de «estado libre asociado».
Según el diario The Wall Street Journal, el magnate inmobiliario convertido en presidente ha solicitado a sus asesores «que estudiaran esa posibilidad de comprar Groenlandia, debido a sus abundantes recursos e importancia geopolítica».
«Debe ser una broma del día de los inocentes completamente fuera de temporada», afirmó en su cuenta de Twitter el ex primer ministro danés y actual líder de la oposición, Lars Lokke Rasmussen.
El diario The Washington Post publicó que en la Casa Blanca ya se ha discutido sobre la legalidad de la hipotética compra.
La cadena cnn, por su parte, anotó que Trump, un multimillonario que hizo su fortuna en el desarrollo inmobiliario, ha pedido al abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, que estudie la posibilidad.
Ahora bien, ¿qué es Groenlandia?, ¿a qué viene esa alucinación extemporánea de Trump?
Sus 2,1 millones de kilómetros cuadrados hacen de ella la mayor isla del mundo, aunque habitada por tan solo unas 56 000 personas, en su mayoría de etnia inuit.
Rica en recursos valiosos como minerales, agua de la más pura, peces, mariscos, fuentes renovables de energía, está ubicada en América del Norte, al noreste de Canadá, y cubierta por hielo en un 75 % de su superficie.
Políticamente, Groenlandia pertenece a Dinamarca, aunque se trata de un territorio autónomo que desde 2009 maneja todas las competencias excepto política exterior y monetaria y de defensa.
En 1951, Estados Unidos construyó allí la estratégica Base Área de Thule, que cobró especial importancia durante la Guerra Fría.
De acuerdo con reportes del Washington Post, Trump no sería el primer presidente estadounidense en tratar de comprar Groenlandia, ya que Harry Truman (1945-1953) ofreció cien millones de dólares a Dinamarca por la isla una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.
La construcción, bajo la capa de hielo, de una base militar secreta de Estados Unidos, nos recuerda el incidente ocurrido el 21 de enero de 1968, cuando un b-52 estadounidense que transportaba cuatro bombas nucleares de hidrógeno tuvo un fuego en la cabina y, antes de que pudiera realizar un aterrizaje de emergencia, los miembros de la tripulación se vieron obligados a abandonar la aeronave, seis de ellos se catapultaron con seguridad, pero otro tripulante, sin asiento eyector, murió al intentar salir del avión.
La nave se estrelló en las aguas congeladas de la bahía que limita con la base aérea, por lo que la carga se esparció por el terreno, causando contaminación radioactiva. Una parte de una de las armas nucleares nunca fue recuperada. La revista Time, en marzo de 2009, clasificó el incidente como uno de los peores desastres nucleares de la historia.
Ahora, cuando a Trump se le ocurre la descabellada idea de comprar Groenlandia, la importancia geoestratégica de la isla parece ser el motivo principal. Ya cuenta con una estación de radar que forma parte del sistema de detección temprana de misiles balísticos y su base aérea de Thule es la más septentrional de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Un peligro adicional es la presencia de contaminantes nocivos que debido a los efectos del cambio climático comienzan a emerger del hielo que se derrite, con peligro para la población local.
El casquete glaciar y las costas de Groenlandia ocultan hoy la contaminación indiscriminada que los estadounidenses dejaron tras desplegar sus instalaciones militares durante unos 70 años, asegura un artículo de un medio de prensa local en Groenlandia.
Los datos más actuales al respecto dan cuenta de que durante esta última semana la Isla experimentó un derretimiento de más de 60 000 millones de toneladas de hielo, cuando una ola de calor la envolvió, provocando el derretimiento en una escala no vista desde 2012.
Esto quiere decir que la llamada isla «de los esquimales de Groenlandia» está doblemente amenazada y ve emerger un peligro mortal –la contaminación y radioactividad– oculta por décadas debajo del hielo.
Autor: Elson Concepción Pérez | internet@granma.cu
18 de agosto de 2019 20:08:18
Fuente: Granma.cu