El programa holandés de televisión Zembla dio a conocer el 24 de septiembre un documental, con información inédita, que reconstruye el asesinato de cuatro periodistas holandeses, quienes fueron emboscados y asesinados por el Ejército salvadoreño el 17 de marzo de 1982. La masacre de estos periodistas es uno de los 160 casos de crímenes ocurridos durante la guerra que pueden volver a los tribunales en El Salvador, tras la anulación de la Ley de Amnistía en 2016.
En 1993, la Comisión de la Verdad responsabilizó a la Cuarta Brigada de Infantería y al coronel Mario Adalberto Reyes Mena de planificar el atentado. El caso lleva 36 años en la impunidad. Por primera vez, periodistas encaran a quien informes de la ONU y del gobierno de Estados Unidos responsabilizan de planificar y ordenar el asesinato múltiple: Reyes Mena, coronel retirado.
La investigación de Zembla toca una arista que ha sido poco explorada sobre la guerra de El Salvador: asesores militares estadunidenses tuvieron conocimiento sobre la planificación y ejecución de crímenes cometidos por las fuerzas del Estado. En los 80, la ayuda militar estadunidense fue cuestionada por el Congreso de ese país y hasta estuvo a punto de ser suspendida, debido a las noticias sobre graves violaciones a los derechos humanos que ocurrían en El Salvador. Los documentalistas dan a conocer el nombre de uno de esos asesores estadounidenses: Bruce Hazelwood.
Geoff Thale, vicepresidente de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), destacó que los documentos revelados por Zembla ponen en duda el discurso oficial de Washington en los 80 sobre la asistencia militar. “Estados Unidos insistió que su política y su asesoría durante la guerra (de El Salvador) fue siempre en el contexto de los derechos humanos y las reglas de guerra”, señaló Thale. Pero en la medida que avanza la investigación, encuentran más evidencia “que debe preocupar el gobierno, las fuerzas armadas, y el congreso de los Estados Unidos y debe requerir una investigación para determinar si hubo algún conocimiento de parte del asesor, o alguien más, de los planes”, dijo Thale a El Faro. “Aunque los documentos no sugieren que el asesor estadounidense apoyó la decisión de asesinar (a los periodistas holandeses), pero sugiere que tuvo conocimiento de los planes”, añadió el vicepresidente de WOLA.
En el documental, Zembla retoma el detalle de la participación del coronel Reyes Mena en la preparación del crimen. A partir de documentos confidenciales de la ONU, dieron a conocer que el coronel compartió información del operativo con otros mandos militares y con un contacto del ejército de Estados Unidos, que era Hazelwood. En esos documentos, un testigo relata cómo el asesor militar estadunidense fue informado por Reyes Mena de que tenía pensado matar a los cuatro periodistas holandeses de IKON.
El director del documental, Jos Von Dongen, explicó que los documentos sugerían que Hazelwood conoció de primera mano el plan de Reyes Mena de ejecutar la matanza. “Él, al parecer, conoció que el operativo para asesinar a los periodistas se iba a llevar cabo y no hizo nada para evitarlo”, dijo el documentalista de Zembla a El Faro.
Dongen, por fin, logró ubicar al coronel salvadoreño señalado por la Comisión de la Verdad como el responsable de dar las órdenes para llevar a cabo el asesinato de los periodistas holandeses. Los investigadores de Zembla encontraron a Reyes Mena en una vivienda particular en Estados Unidos. El equipo de documentalistas mostró al salvadoreño unos documentos que lo vinculan con el crimen. “No sabíamos si lo íbamos encontrar en su casa. Cuando llegamos, vimos a un hombre mayor, que parecía seguir enojado con los periodistas. Cuando lo confrontamos con los documentos, el coronel en ningún momento negó que él había dado la orden de cometer el asesinato. Nos dijo que nunca lo habían procesado y nos acusó de que nuestro único objetivo era crear un escándalo”, relató Van Dongen.
En el video aparece que Reyes Mena se tomó unos segundos para hojear los papeles. “El caso fue investigado por el presidente (salvadoreño, Napoleón) Duarte (1984-1989). El embajador de Holanda habló con personal de la Brigada. El gobierno de Estados Unidos investigó y no encontró nada contra mí”, les contestó Reyes Mena a los documentalistas.
El documental, titulado “A Sangre Fría”, estrenó esta semana en Holanda. Von Dongen dijo a El Faro que está impresionado por la recepción que tuvo. “Fue retomado por programas de televisión y por los periódicos. En el parlamento incluso le pidieron al ministro de justicia una explicación sobre por qué el coronel Reyes Mena continúa viviendo tranquilo en Estados Unidos y sobre por qué el gobierno no ha hecho nada para procesarlo en El Salvador o en Holanda por el asesinato de los cuatro periodistas”, detalló.
El portal holandés de noticias NOS consignó las declaraciones de la parlamentaria Kathalijne Buitenweg, en las que ella demuestra su indignación por el hecho de que un grupo de documentalistas llegó más lejos que el gobierno holandés. “Quiero ser capaz de entender eso; y además, el ministro (de seguridad de Holanda, Ferdinand) Grapperhaus debe dejar claro si hay una investigación en curso o no”, denunció Buitenweg.
La emboscada y el asesinato
La tragedia de los holandeses ocurrió en marzo de 1982. Quien dirigía el equipo era Koos Jacobus Andries Koster, periodista con experiencia en trabajar temas sobre América Latina. Él había conseguido los contactos locales en El Salvador para llevar a cabo entrevistas. Junto a él iban el productor Jan Cornelius Kuiper Joop, el técnico de sonido Hans Lodewijk ter Laag y el camarógrafo Johannes Jan Willemsen. La idea era retratar cómo sobrevivían las comunidades después de los operativos de las fuerzas armadas, conocidos como Tierra Arrasada, en los primeros años de la guerra y transmitirlo en la empresa holandesa de televisión, IKON.
La narración de los hechos en el informe de la Comisión de la Verdad muestra que la Policía de Hacienda y los militares ya tenían bajo la mira a los periodistas de IKON por sus reportajes. Cuando llegaron en 1982, no les tomó mucho tiempo ubicar dónde se alojaban y con qué propósito habían viajado.
El 17 de marzo de 1982, los cuatro holandeses se dirigían a un territorio que controlaba la guerrilla, en la ruta que de San Salvador conduce a Chalatenango. Los guiaban otros miembros del FMLN. En horas de la tarde fueron emboscados y atacados a balazos por 25 soldados del batallón Atonal. Solo uno de los miembros de la guerrilla sobrevivió. Los cuatro periodistas y otras cinco o seis personas que los guiaban también murieron.
Publicaciones de la prensa internacional —consultadas en el Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI)— responsabilizaban al ejército salvadoreño del crimen.
“Los soldados estaban esperando a los holandeses en las colinas. No puede haber duda posible de que cayeron en una emboscada”, dijo un funcionario del cuerpo diplomático de Estados Unidos, cuya identidad permanece en el anonimato. Esa misma fuente habló con un corresponsal del periódico holandés “Volkskrant”. El funcionario estadunidense le aseguró al corresponsal que había llegado a esa conclusión a través de documentos oficiales del servicio secreto salvadoreño.
Las posibilidades de profundizar en el caso
El 13 de julio de 2016, la Sala de lo Constitucional salvadoreña allanó el camino para que miembros del ejército y de la guerrilla puedan ser juzgados por crímenes de lesa humanidad. Ese día declararon inconstitucional la Ley de Amnistía (1993) y dieron lineamiento para que casos emblemáticos mencionados en el informe de la Comisión de la Verdad puedan ser reabiertos y llevados ante los tribunales. El asesinato de los periodistas holandeses fue uno de esos casos que estudió dicha comisión.
Tres décadas después de la matanza, el 13 de marzo de este año, la Asociación Salvadoreña de Derechos Humanos (ASDEHU) y la organización Comunicándonos presentaron una denuncia penal en contra de los altos mandos que organizaron la emboscada y dieron las órdenes para asesinar a los holandeses. “Lo estamos llevando por solicitud de los familiares de los periodistas”, explicó Óscar Pérez, presidente de Comunicándonos, durante una entrevista con El Faro Radio dos días después de haber presentado la denuncia. Los familiares, dijo Pérez, todavía esperan que haya justicia respecto de este caso. “Hay familias destruidas, hay familias divididas (en Holanda)”, lamentó el presidente de Comunicándonos. Es más, las organizaciones han recibido los poderes para representar a las familias y los está acompañando el gobierno de Holanda.
En la denuncia, ASDEHU y Comunicándonos también han señalado a Francisco Antonio Morán, que en 1982 era el director de la Policía de Hacienda, uno de los cuerpos de seguridad que también es objeto de denuncias por violaciones a los derechos humanos. Morán ordenó interrogar a Koster, y a los otros tres integrantes del grupo de trabajo, el 11 de marzo de ese año. Todo ocurrió porque encontraron el nombre de Koster y sus contactos escritos en un papel que, días antes, habían encontrado en las pertenencias de un sospechoso de ser “subversivo”. Tras el interrogatorio, los colegas de Koster intentaron disuadirlo de su reportaje, pero él no quiso abandonarlo y siguió trabajando.
“La Fiscalía requirió toda la documentación al Juzgado de Primera Instancia de Dulce Nombre de María, que fue el que conoció el caso en 1982, pero que ya no lo continuó debido a amenazas recibidas en 1988 y luego debido a la aprobación de la Ley de Amnistía”, detalló Pérez.
El 24 de septiembre de 2018, los fiscales de la Unidad de Crímenes del Pasado, de la fiscalía de El Salvador, declinaron a pronunciarse sobre el avance en las investigaciones. “Es confidencial. El hecho está siendo investigado y para no perjudicar la investigación no le puedo dar información”, respondió el fiscal Daniel Montecinos a las preguntas de El Faro sobre si la Fiscalía va a pedir la extradición de Reyes Mena.
El consul honorario de Holanda en El Salvador respondió a El Faro que no están involucrados en la causa judicial e instó a trasladar consultas a la embajada de Holanda en Costa Rica y al gobierno de Holanda.
“Entiendo que el embajador de Holanda para la región Centroamérica (con sede en Costa Rica) se ha reunido en El Salvador con ciertas autoridades, pero no he sido parte de esas reuniones y no me informan de todas las visitas que hace la embajada holandesa a El Salvador”, contestó.
En declaraciones brindadas a Zembla, Thale calificó el asesinato de los periodistas como un crimen de guerra que aún puedo ser aclarado por la justicia. “Si usted ordena el asesinato de civiles, usted viola el derecho internacional humanitario. Este hombre (el coronel Mario Reyes Mena) es un criminal de guerra, no hay dudas al respecto”, dijo Thale a Zembla.
Estados Unidos ha conocido de otros casos de militares salvadoreños señalados por informes de Naciones Unidas como responsables de violaciones a derechos humanos. En abril de 2015, Estados Unidos deportó al exministro de defensa Eugenio Vides Casanova. El 8 de enero de 2016 fue deportado el general José Guillermo García por su involucramiento en crímenes de lesa humanidad durante la guerra.
El caso más reciente es el del coronel retirado Orlando Inocente Montano Morales, acusado de participar en la planificación del asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos colaboradoras. Está en España desde noviembre de 2017 para rendir cuentas ante la Audiencia Nacional. Montano Morales vivió varios años en Estados Unidos, hasta que las autoridades lo detuvieron en Massachusetts por haber mentido sobre su situación migratoria, en 2013. Por este delito estaba cumpliendo casi dos años de cárcel. Fue durante el cumplimiento de esta condena que el exmilitar enfrentó otro proceso por su vinculación con la masacre de los sacerdotes el 16 de noviembre de 1989.
Thale explicó a El Faro que es posible iniciar una acción legal contra el coronel Mario Reyes Mena. Manifestó que debe indagarse si cuando el coronel pidió su residencia firmó alguna declaración jurada, en la que él indicaba que nunca cometió violaciones a los derechos humanos. “En ese caso, el gobierno de Estados Unidos lo puede perseguir y buscar su deportación a El Salvador, pero requiere que el Departamento de Justicia y/o Departamento de Homeland Security (Departamento de Seguridad Nacional) tomen una decisión, basada en la revisión de lo que dice la Comisión de la Verdad sobre su responsabilidad en el caso de los cuatro periodistas holandeses”, detalló Thale.
El experto en derechos humanos validó que pueden darse dos posibles escenarios: uno involucra que la Fiscalía en El Salvador dé prioridad al caso del asesinato de los periodistas holandeses o en el segundo caso que sea juzgado en Holanda a solicitud del gobierno de ese país: “El gobierno de El Salvador, y en específico la Fiscalía debe tomar el liderazgo (…) También, en teoría, pudiera suceder que el gobierno de Holanda abra un juicio en contra de él. Después si las autoridades de ICE (siglas en inglés del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) detiene a Reyes Mena, él tuviera la posibilidad de ser deportado a El Salvador, a menos que el gobierno de Holanda pida su extradición”.