A pesar de la prohibición de la propaganda adelantada establecida en el Código Electoral, ARENA mantiene un intensa campaña proselitista en la que afirma estarse “limpiando de la corrupción”. En un mensaje difundido en televisión y redes sociales, aparece alguien lavando un chaleco tricolor con agua y jabón para “quitarle las manchas de la corrupción”.
Pero la práctica del partido oligárquico está lejos de ser lo que el -poco creativo- mensaje audiovisual intenta significar. ARENA sólo podría “limpiarse de la corrupción” si hiciera, al menos, estas tres cosas:
La primera es reconocer que la corrupción fue una práctica institucionalizada en sus cuatro gobiernos. ARENA debe admitir que la corrupción no fue aislada y no se dio únicamente en la administración de Saca, sino que fue sistemática y -por tanto- fue su forma de gobernar y su cultura política.
En tal sentido, debe admitir todos los robos, malversaciones y fraudes cometidos por ex funcionarios y por el propio partido; y, consecuentemente, debe pedir perdón al pueblo por todos los daños que esto causó, pues esos fondos se dejaron de invertir en salud, educación, seguridad, saneamiento, infraestructura, productividad y demás necesidades de la población.
La segunda es entregar a la justicia a todos sus corruptos: funcionarios, dirigentes, ex funcionarios y ex dirigentes.
Los autores intelectuales y materiales de la privatización fraudulenta de la banca, por el gobierno de Alfredo Cristiani; robo del abono japonés y privatización de las telecomunicaciones y pensiones, en la gestión de Calderón Sol; fraude CEL-Enel y robo de donaciones de Taiwán, durante el gobierno de Francisco Flores; y robo del dinero para reconstruir hospitales y el ex bulevar Diego de Holguín, en la gestión de Antonio Saca. Para citar sólo algunos de los casos más escandalosos. Todos deben ser enjuiciados.
Y la tercera es devolver todo el dinero robado, tanto lo robado por ex funcionarios en las instituciones públicas (presidencia, ministerios, autónomas, etc.), como también lo robado por el propio partido ARENA, entre éstos los 10 millones donados por Taiwán, los 7.6 millones entregados por Saca y los otros 2 millones extraídos de la partida secreta de Casa Presidencial para las elecciones del 2009.
Sólo así podría ARENA “limpiarse de las manchas de la corrupción”. La población decente, honrada y trabajadora debe exigir a ARENA que -en vez de falaces campañas mediáticas- pida perdón por la corrupción, entregue a sus corruptos a la Justicia y devuelva todo el dinero robado o malversado.